Mostrando entradas con la etiqueta fertilización foliar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fertilización foliar. Mostrar todas las entradas

13 de abril de 2020

Fertilización foliar: ¿Por qué? ¿Para qué?

Publicado el: 13/4/2020

Autor/es: 
Resumen
 La fertilización foliar o la nutrición de las plantas a través de las hojas es un tema que se conoce desde hace más de cien años. Sin embargo, la técnica de fertilización foliar es mucho menos utilizada que la de aplicación de fertilizantes al suelo para ser absorbidos por las raíces. Esto, como muchas otras cosas, puede ser debido a un mayor desconocimiento de esta práctica.
 Una revisión bibliográfica en los buscadores de trabajos científicos como SCOPUS muestra que el tema “fertilización foliar” viene produciendo resultados crecientes. Hace 10 años se publicaban unos 100 trabajos por año, hace cinco unos 150 y actualmente más de 200 reportes o publicaciones científicas sobre el tema. La mayoría de los estudios se enfocan en los mecanismos de absorción. El nutriente más estudiado es el nitrógeno (N), seguido del zinc (Zn), el boro (B) y el hierro (Fe). Los cereales son los  cultivos más estudiados, pero existen muchos informes sobre otros cultivos, frutales y cítricos (Woogt et al., 2013).
 La aplicación foliar de nutrientes es una estrategia importante de manejo para maximizar los rendimientos de los cultivos que puede complementar la fertilización del suelo. Cuando los nutrientes se aplican a los suelos, son absorbidos por las raíces de las plantas y se trasladan a las partes aéreas. En caso de aplicación foliar, los nutrientes penetran en la cutícula de la hoja o los estomas y luego ingresan a las células. Por lo tanto, la respuesta del cultivo ocurre en poco tiempo en la aplicación foliar en comparación con la aplicación al suelo (Fageria et al., 2009).
Bases fisiológicas para la fertilización foliar
 Las plantas que cultivamos evolucionaron hacia un medio terrestre y desarrollaron toda una estructura anatómica, fisiológica y morfológica para absorber el agua y los minerales por las raíces desde el suelo y, por otro lado, evitar la deshidratación en la parte aérea expuesta al aire como las hojas.  Por lo cual, es lógico y razonable pensar que la vía natural de absorción de los nutrientes minerales es a través de las raíces. Sin embargo, no hay que olvidar que los primeros vegetales existieron en un medio acuático y absorbían los nutrientes y el agua a través de toda su piel; y esta capacidad no se ha perdido. 
La fertilización tradicional al suelo es la más utilizada y racionalmente aceptada. Los nutrientes que ponemos en el suelo con los fertilizantes deben sobrellevar una serie de pasos o procesos para que finalmente lleguen al interior de la planta y ejerzan su acción metabólica. Normalmente, los fertilizantes en el suelo se deben disolver, moverse hasta las raíces, ser absorbidos y translocados hasta el punto de crecimiento de la planta. En todo este camino a través del suelo y de la planta, el nutriente puede perderse (volatilizarse, lixiviarse, lavarse); formar compuestos insolubles (precipitar, adsorberse) y no todo lo aplicado es aprovechado. Debido a esto es que la eficiencia de uso de los fertilizantes tradicionales no es lo que uno quisiera. En el caso de la fertilización de cereales con N, se sabe que la eficiencia de utilización del N es inferior al 50%. Para el caso del fósforo (P), que interactúa muy fuertemente con los sólidos del suelo, la eficiencia de utilización es mucho más baja aún. Esto ha llevado, en algunos países, al uso de dosis de fertilizantes elevadas y consecuentemente a la contaminación de suelos y aguas (Fernández et al., 2013). La fertilización foliar surge hoy entonces como una alternativa más amigable con el ambiente dado que el nutriente colocado directamente sobre el tejido vegetal, durante el período crítico de requerimiento, tendría una eficiencia de utilización muy superior (Marschner, 2012). 
 Dicho así parece fácil, pero el nutriente en primer lugar debe llegar a la superficie de la hoja, permanecer en una forma soluble como para luego ser absorbido y translocado al sitio de acción. Es decir que se deben considerar todas las recomendaciones y desarrollos tecnológicos para que esto sea posible. La aplicación de un nutriente por vía foliar debe ser de muy alta calidad (tamaño de gotas y número de impactos por superficie) para lograr cobertura sobre la hoja, pero además debe estar protegido para resistir la degradación, el desecamiento y el lavado en caso de lluvia. 
 Las plantas están cubiertas por una cutícula de cera hidrófoba que controla la pérdida de agua, solutos y gases con el medio ambiente, y a la inversa también impide su entrada sin restricciones en el interior de la planta. Las características estructurales y químicas de la superficie de la planta hacen que sea difícil la humectación y, por lo tanto, la permeación por una solución nutritiva polar como el agua, aplicada en la superficie. Sin embargo, hoy sabemos que las superficies de las plantas son permeables a las soluciones de nutrientes. La facilidad con la que una solución de nutrientes puede penetrar en el interior planta dependerá de las características de la superficie de la planta, que pueden variar con el órgano, especie, variedad y condiciones de cultivo. Las estructuras epidérmicas, tales como estomas y lenticelas, que puede estar presentes en hojas y frutos, son permeables a las soluciones aplicadas en la superficie y pueden desempeñar un papel significativo en su absorción. Se han encontrado sustancias apolares lipofilicas capaces de cruzar las cutículas mediante un proceso de solución-difusión.
 Dado que las superficies de las plantas son hidrófobas en mayor o menor grado, las soluciones de nutrientes en agua pura (no formulado) están limitadas en su absorción por el follaje. Por lo tanto, es importante utilizar formulaciones foliares con adecuadas formas de nutrientes y adyuvantes para que la eficacia global de los fertilizantes foliares pueden ser optimizada. Los factores ambientales como la humedad relativa y/o la temperatura afectan las propiedades físicas y la eficacia de una formulación fertilizante foliar y estos deben ser tenidos en cuenta antes de aplicar los tratamientos de pulverización. 
 Las especies cultivadas difieren notablemente en las características de las superficies de las hojas y por lo tanto, la predicción de la respuesta del cultivo a cualquier formulación es imposible en la actualidad. El medio ambiente afecta a todos los aspectos de la fertilización foliar; desde las reacciones físicas y químicas del caldo de pulverización; a la arquitectura de la planta; la composición cuticular de hojas; y el destino de los nutrientes una vez que entran a la planta. La fenología de la planta también tiene un gran efecto sobre la composición cuticular y, por lo tanto, la eficacia de la fertilización foliar. 
 La movilidad de un elemento nutriente en el floema tiene un profundo efecto sobre la capacidad de las plantas para absorber, trasladar y beneficiarse de fertilizantes foliares y por lo tanto tiene un papel importante en la determinación de su eficacia. La aplicación foliar de nutrientes floema-inmóviles (Ca-B-Mn-Si) sólo benefician a los tejidos que reciben directamente la pulverización foliar. La aplicación foliar de nutrientes móviles (N-P-K-S-Mg) tiene el potencial para el beneficio sistémico y de largo alcance. Las limitaciones a la cantidad de nutrientes que se puede aplicar y la rápida dilución de los nutrientes aplicados debida a la movilización dentro de la planta reducen el potencial beneficio de aplicaciones foliares de nutrientes-floema móvil. Algunos nutrientes tienen movilidad intermedia o restringida (Fe-Zn-Cu-Mo). Pero para todos los nutrientes (móviles e inmóviles), el papel más relevante de la fertilización foliar es prevenir deficiencias inmediatas y transitorias que no se pueden abordar de forma rápida por aplicaciones al suelo.
 Las interacciones entre la fenología del cultivo y el medio ambiente pueden determinar la utilidad de la fertilización foliar. 

¿Cuándo se dan condiciones oportunas para la fertilización foliar?
 Fernández et al. (2013) enumeran las condiciones ventajosas en las cuales la fertilización foliar puede ser exitosa:
  • Cuando el abastecimiento de algunos nutrientes por parte del suelo es deficiente y no se ha fertilizado adecuadamente por la vía tradicional. La deficiencia de nutrientes no fue detectada o considerada previamente o la fertilización fue desbalanceada. También cuando el suelo tiene condiciones que limitan la disponibilidad de nutrientes como el pH alto o gran fijación o adsorción de elementos como el P, o son muy arenosos. 
  • En algunas circunstancias, los períodos de pico crecimiento de los cultivos inducen a una demanda de nutrientes que excede el suministro de nutrientes incluso en un suelo fértil o bien fertilizado. La demanda de nutrientes para el rápido crecimiento de la fruta o de llenado de granos puede exceder la capacidad de absorción de la planta o el abastecimiento del suelo. La competencia entre las raíces y brotes durante los períodos de alta demanda puede reducir la asignación de carbohidratos a las raíces y restringir el crecimiento de las raíces su metabolismo y, por lo tanto, también reducir la adquisición de nutrientes. 
  • En los frutales, durante principios de la primavera, cuando muchas especies de hoja caduca florecen y fructifican y la humedad o temperatura del suelo no son favorables para la absorción de nutrientes del suelo. 
  • La arquitectura de la planta y el desarrollo de órganos crean una demanda local de nutrientes que excede la capacidad de entrega o transporte dentro de la planta. Las limitaciones en el transporte de elementos del floema-inmóviles a órganos con conectividad vascular inadecuada o baja transpiración; como por ejemplo, deficiencias de B o Ca en frutas y órganos carnosos. También deficiencias de B, Cu, Fe, Zn en estructuras reproductivas (fertilización floral).
  • Biofortificación de cultivos. Especialmente para mejorar el contenido de Fe y Zn en los granos y su biodisponibilidad como alimentos.
 Dada la gran complejidad de interacciones y las incertidumbres teóricas que rigen aún sobre la fertilización foliar, los ensayos de campo y las pruebas en ambientes controlados seguirán desempeñando un papel fundamental en la adaptación de la teoría a la práctica en el terreno. Igualmente importante es reconocer que los resultados obtenidos de los ensayos de campo no pueden generalizarse sin considerar las condiciones específicas que prevalecieron durante el ensayo y las características del cultivo utilizado. 
 La fertilización foliar actualmente se está acoplando o asociando con la aplicación de productos bioestimulantes. Los bioestimulantes vegetales son sustancias o materiales (con la excepción de los nutrientes y pesticidas) que, cuando se aplican a las plantas, semillas o sustratos en formulaciones específicas, tienen la capacidad de modificar los procesos fisiológicos en las plantas de una manera que ofrecen beneficios potenciales para el crecimiento, el desarrollo, o la respuesta al estrés. Esta definición incluye una variedad de sustancias como extracto de algas, sustancias húmicas, aminoácidos y bacterias promotoras del crecimiento. Los bioestimulantes han demostrado que aumentan la absorción de nutrientes bajo ciertas condiciones, lo que sugiere su utilidad en la reducción del uso de fertilizantes sin afectar negativamente el rendimiento. 

¿Sirve el análisis de plantas? ¿Cómo lo utilizo?
 El análisis de tejidos vegetales es útil para conocer el estado nutricional de los cultivos, confirmar síntomas, hacer recomendaciones, etc. Se los utiliza desde hace muchos años, pero en mucha menor medida que el análisis de suelos. Correndo y García (2012) presentan una descripción de la utilidad de los análisis vegetales como herramienta de diagnóstico. Remarcan la importancia del muestreo y la interpretación de los resultados. 
 Generalmente se hace una analogía con el análisis de suelos y se cree que se puede tomar una muestra de tejidos, hacer un diagnóstico y una recomendación de fertilización; lo cual no está del todo errado. Sin embargo, en los cultivos anuales se recomienda tomar las muestras de hojas al inicio de la etapa reproductiva de floración. El tiempo entre que se toman las muestras, llegan al laboratorio y se obtienen los resultados, puede extenderse entre 15 y 30 días. Esto determina que la oportunidad de corrección por fertilización foliar en estos casos pueda ser tarde. Sin embargo, el seguimiento sistemático del estado nutricional de los cultivos mediante análisis foliares, permite detectar deficiencias o desbalances, que son frecuentes en algunas condiciones, situaciones o regiones y corregirlas dentro del plan de fertilización (Arévalo, 2015; Grasso y Diaz-Zorita, 2018) . 







Un ejemplo de su utilidad se puede apreciar en la Tabla 1 que presentan Grasso y Díaz-Zorita (2018). En maíz, el 54% de los casos evaluados presentaron niveles insuficientes de N, 56% de P y 65% de S. En soja, el 52% de los casos con limitaciones de P y 31% de S. En el caso de las gramíneas de invierno, sólo en cebada encontraron potenciales limitaciones en el 25% de los casos con P y 38% de casos con S. 

Tabla 1. Proporción de casos con deficiencias o suficiencia de nutrientes en base a 900 análisis de tejidos foliares según resultados compilados por Fertilizar AC en la región pampeana. Los rangos de suficiencia corresponden a Correndo y Garcia (2012). 
 Otro caso que es un ejemplo interesante de la utilización de los análisis foliares lo presenta Arévalo (2015). Sobre más de 100 muestras de hojas de soja tomadas en la zona núcleo, aplicando la metodología DRIS, encuentra que para los sistemas de producción de Argentina, el nutriente que limitó mayormente el rendimiento fue el azufre, le siguen nitrógeno, magnesio y potasio. Entre los micronutrientes, cobre y zinc fueron los más deficientes, mientras que manganeso, en general se presentó desde suficiente a excesivo en nuestro país. 
 ¿Qué utilidad tienen estos análisis? El haber realizado análisis de tejidos vegetales no implica que debamos hacer una fertilización foliar. Nos ayuda a planificar la estrategia de fertilización en los próximos años. Los ejemplos colocados más arriba nos muestran que estamos dosificando con bajas cantidades de P y S fundamentalmente; que nutrientes que ni consideramos (como el K) pueden encontrarse en niveles insuficientes. Algunos micronutrientes también pueden ser deficitarios.
 Entonces, ¿qué pasa? Si no fertilizamos adecuadamente de manera tradicional, porque el campo es arrendado o por otra razón empresarial o personal, los cultivos presentarán deficiencias que serán severas o importantes en los períodos de máximo crecimiento y entonces tenemos potencial de respuesta a la fertilización foliar.
¿Que expectativa de respuesta a la fertilización foliar tenemos? 
 Dado que la posibilidad de aplicar nutrientes por las hojas tiene limitaciones fisiológicas en las
cantidades a colocar en cada aplicación (por la fitotoxicidad) y económicas (dados los costos de la aplicación) que reducen el número de aplicaciones. Las expectativas de respuestas son proporcionales a las cantidades aportadas respecto a la demanda. Las cantidades de macronutrientes que se pueden aplicar en una sola vez es de pocos kg ha-1, normalmente menos de 10 kg ha-1 para N o de 1 a 2 kg ha-1 para P, dependiendo del volumen de caldo. Para los micronutrientes es posible aplicar desde 100 g ha-1 hasta 1 kg ha-1 o más. Para los macroelementos es muy difícil cubrir la demanda total por fertilización foliar; pero en el caso de micronutrientes es factible (Tabla 2).

Tabla 2. Acumulación de nutrientes en cultivos de alto rendimiento. Soja con promedio de ensayos de 6.6 tn ha-1 (Bart, et al. 2018) y Maíz con rendimiento medio de granos 12.2 tn ha-1 (Bender, et al. 2013).
 La aplicación de 5 a 10 kg ha-1 de N por vía foliar en soja en R3 frente a un consumo potencial de 429 kg ha-1 parece muy poco relevante. Sin embargo. los ensayos de Moreira et al. (2017) durante 3 años en Brasil mostraron un promedio de rendimiento de 4257 kg ha-1 para el testigo sin N, con 5 kg ha-1 de N foliar 4468 kg ha-1 y con 10 kg ha-1 de N foliar 4510 kg ha-1 de granos. Esto es un 5% a 6% de respuesta (200-250 kg ha-1) estadísticamente significativa. La cantidad aplicada por vía foliar cobra relevancia en comparación con la tasa de absorción diaria de N (Tabla 2). En el momento de máxima tasa de absorción, el sistema suelo-soja-rizobio no puede satisfacer la demanda. Los hallazgos de este estudio se encuentran en línea con lo informado por Cafaro La Menza et al. (2017) quienes indican que el N limita el rendimiento de la soja en ambientes con alto rendimiento potencial, donde las fuentes indígenas de N parecen insuficientes para satisfacer completamente los requisitos del N de cultivo. La respuesta a la fertilización con N puede ocurrir por encima de un umbral de 2500 kg ha-1 de rendimiento potencial y sería de hasta 250 kg ha-1. 
 En el caso de cereales como el trigo, el uso de N foliar puede incrementar el rendimiento y mejorar la calidad del grano. Esto se puede apreciar en un ensayo realizado en Pergamino sobre 9 cultivares de trigo y dos de cebada (Ferraris y Arias Usandivaras. 2018). El testigo fertilizado de manera tradicional con 100 kg ha-1 de SPT más 120 kg ha-1 de urea rindió en promedio 4630 kg ha-1 con 10.9% de proteína. Mientras que al que se le agregó 10 kg ha-1 de N foliar rindió 5250 kg ha-1 con 11.4%. Esto significa una respuesta en grano de 13% y de proteína de 19%. 
 Si bien en el caso de los micronutrientes es posible cubrir la demanda total por vía foliar, dado que la respuesta a estos elementos menores es relativamente baja, el aumento de rendimiento por fertilización foliar con micronutrientes es del orden de 5% a 15% normalmente. Uno de los elementos que más generalizada y consistente respuesta muestra en la región pampeana es el Zn. Las aplicaciones foliares de Zn han mostrado buenas respuestas en arroz, maíz, soja y otros cultivos. 

Conclusión

En términos generales, Argentina presenta una muy baja tasa de aplicación de fertilizantes, siendo una de las zonas agrícolas del mundo con mayor desbalance de fósforo y otros elementos como el potasio. Sin embargo, existen productores que aplican alta tecnología y fertilizan adecuadamente. 
Los fertilizantes foliares podrían mejorar los rendimientos en ambos casos. Sobre todo si se aplican como complemento o como aporte extra que se suma a la fertilización que se realiza actualmente.
 En los cultivos anuales de grano, la fertilización foliar puede ser beneficiosa cuando existen deficiencias claras de algún elemento como Zn o N y cuando las aplicaciones coinciden con el inicio del período de mayor demanda de nutrientes.
Fuente: Engormix

25 de marzo de 2013

Manejo Eficiente en Nutrición Vegetal


Publicado el: 04/04/2008

Autor: Anjel Rodas Pinochet, Ing. Agr. Asesor En Nutrición Vegetal Controlada
La exigente actividad profesional de entregar asesorías en nutrición vegetal a un diverso espectro de empresas hortofrutícolas, motiva una constante búsqueda de respuestas a incontables y permanentes inquietudes de los administradores de dichas explotaciones.

En definitiva, el acicate de incrementar la productividad como una eficaz herramienta para una “productora agrícola”, frente a mercados abiertos, donde los precios de los productos ( comodities ) son inestables, conduce a una permanente innovación tecnológica aplicada.

Para el tema de la nutrición vegetal, los avances en investigación son cuantiosos en las diversas áreas que convergen en la nutrición; entre ellas:
  1. los avances de la tecnología de los transportadores (polioles-carrier-quelatos) para facilitar la introducción de los nutrientes (y plaguicidas);
  2. las mejoras de los sistemas de inyección en fertirrigación, que homogenizan totalmente la distribución de las disoluciones nutritivas a nivel de emisores – goteros-;
  3. el impresionante avance en las tecnologías de nebulizadores y boquillas para los rocíos foliares, que facilitan gotas pequeñas y uniformes, provocando un altísimo cubrimiento sobre la masa foliar;
  4. las nuevas y revolucionarias formulaciones de productos foliares ( nutrientes y plaguicidas ) como es la micronización de partículas, con reducción de partes de ingredientes activos, aditivos penetrantes, etc.
  5. nuevas investigaciones fisiológicas sobre procesos enzimáticos, rol de co factores minerales en dichos procesos; tal como el sorprendente papel que parece desempeñar el Silicio; los tiempos de de traslocación de diversos aniones y cationes al interior de la planta; la identificación casi a detalle por donde los distintos iones se intercambian en zonas específicas de las raicillas, para penetrar al interior del torrente savial del xilema; etc, etc.
Todo este conjunto ( y mucho más sin mencionar aún ) dista de ser conocido y menos aún aplicado entre los productores y empresas agrícolas.

Mención especial, debo emitir, al cada vez más clarificado panorama, que entregan los microbiólogos sobre el rol de la biótica en la rizosfera; allí están los PGPR, micorrizas y en especial papel que desempeña la cadena de artrópodos, nematodos, ombrices, hongos, actinimycetes, bacterias y virus. La sostenibilidad de las actividades agrícolas, dependen en definitiva del cuidado, renovación y desarrollo de esta cadena.


El Método Validado :

El manejo de la nutrición, mediante el control de metabolismo de las plantas , ( tal vez no se encuentre literatura con dicha mención ), nombre con que identifico el método, permite una fertilización razonable a los requerimientos propios de la planta.

Sin embargo, el concepto “requerimientos propios de la planta”, no está ligado a la extracción de nutrientes producto de la cosecha recogida ( fruticultura ), ni tampoco se relaciona con los standares de aportes nutrimentales que por fórmulas o tablas pre-existentes , definen a priori, cuanto debe incorporarse para las producciones hortícolas.

Veamos un caso real de manejo de plantes de VID :variedad de uva de mesa.

Gráfico y cuadro: cantidad de fertilizantes en toda la temporada 2007/2008





Ubicación : Valle Montepatria-Provincia Límarí-Regió Coquimbo-Chile.

La importancia de esta validación del método de control del metabolismo, cobra su mérito cuando se comparan los standares de fertilizantes, que son aplicados usualmente en todo el mundo para esta producción.



El método de manejo mediante el control del metabolismo ahorró en kilos de sales químicas puras (unidades de NPK, Ca, S) 232 kg menos / ha en el año; lo que en moneda UD$ representa 251,5 de ahorro al año por Ha.
Esto solamente considerando la fertilización a través del sistema de riego presurizado.

¿ como opera el método de manejo por control del metabolismo ?

El sistema no tiene riesgos de manejo; con un seguimiento semanal o quincenal según la fenología; ocasión en la que se mide el metabolismo y se observa raíces; según los registros anotados , se prepara receta de aplicación o no aplicación vía riego o foliar si es el caso.

Se utilizan los insumos con los que cuenta el campo en su programa general de manejo. Además sirve de referencia para la comparación de manejos diferentes, entre sectores con o sin control a su metabolismo.
Si hay receta vía riego, se explicita al aplicador el porqué , como ( Conductividad eléctrica, concentración, tiempo, etc.) y cuando aplicar.

Si se trata de aplicación foliar, se explicita al encargado de operadores o maquinaria, el porque se utilizará tal o tales productos, como aplicar ( volumen, pH, CE, calibración, velocidad, rpm, tiempo, etc.) y cuando aplicar.
Si el riego ( tasa y frecuencia ) ofreciera alguna discrepancia a los ajustes del metabolismo, se conversa para adecuar los riegos.

Lo que se mide y se registra, como nivel de metabolismo del sector, es :
BRIX,
pH ; y 
CE de la savia de la hoja

Para esto se utilizan instrumentos correspondientes, y se extrae un par de gotas de savia para alimentar los instrumentos; en total no toma más de 15 minutos efectuar esta operación por sector.
En esta explicación de la mecánica operativa no radica el “quid” del asunto; lo importante es interpretar esos registros y determinar la receta con los nutrientes cuantificados. Cuantos aniones o cuantos cationes aplicar.

¿por qué el sistema no está ligado a standares de extracción ?

La respuesta , puede todavía sufrir muchas otras argumentaciones; lo cierto que es que repetido en dos y tres años el mismo método , la planta no se reciente.

La principal observación para responder a esta cuestión, proviene del concepto de eficiencia energética de la planta.

En efecto, la fotosíntesis es más o menos intensa según la Radiación Solar; así también la velocidad de conversión de nutrientes en componentes finales de un vegetal se modifica.

Los componentes químicos-eléctricos de las conductividades eléctricas tanto de la rizosfera como dentro de los conductos Xilemático y floemáticos , también cambian.

La cantidad de hidratos de carbono que produce una hoja, depende más de la fotosíntesis que de un alto aporte de Nitratos, el cual debe ser reducido (gasto de ATP) para llegar a amonio y luego pasar a síntesis de aminoácidos o polipéptidos.
El factor de aporte -- continuo y ad oc -- que significa para rizosfera los procesos de intercambio en la interfase -- Suelo – Materia Orgánica, pasan a ser de enorme significación, y queda bien entendido , que sin aportes constante de materia orgánica será difícil sostener el sistema productivo.

No es lo mismo, poner a disposición del cultivo una abundante batería de nutrientes, para que nade le falte o que supuestamente se determinó que era lo adecuado; que controlar a la planta cada cierto tiempo y conocer su nutrición y de esta manera entregar justo lo necesario.

Pensar que se está disfrazando un método orgánico o que se está descalificando el sistema convencional, es erróneo; no es lo uno ni lo otro; simplemente es un método para aportar lo que la planta requiere en cada etapa (fenología).

Existe anexo al método, un manejo de fertilización foliar que , no lo explicito en este documento, pero cabe advertir, que su eficiencia es lejos la gran sostenedora del sistema.

El propósito se cumple con aportar un inicio a nuevas alternativas de nutrición que rebajan los costos totales de operación , - presupuesto de gasto- en 30 % o más según los niveles actuales de eficiencia que disponga cada empresa agrícola.

No he tenido la ocasión de trabajar con Soya / Maiz / Caña de Azúcar/ , pero los fundamentos fisiológicos y de nutrición, aseguran logros; resultados similares a los expuestos se dan en Arándanos, Cítricos, Papas, alcaucilo alcachofa, Aguacate – paltos.
Autor/es
Anjel Rodas Pinochet
Coquimbo, Chile
Ing. Agrónomo

25 de febrero de 2011

FERTILIZACION FOLIAR de CULTIVOS (II)

AMINOACIDOS
José Antonio Franco Leemhui
Departamento de Producción Agraria. Área de Producción Vegetal
ETSIA. Universidad  Politécnica de Cartagena. Chile.







1. Aminoácidos

1.1. Aminoácidos (Hidrolizados de Proteínas)

1.1.1. Introducción

Cuando se realiza la hidrólisis controlada de proteínas, se obtiene un equilibrio entre aminoácidos y péptidos (moléculas formadas por varios aminoácidos) que confiere al hidrolizado una importante propiedad biocatalizadora de ciertas reacciones enzimáticas, activando la síntesis de fitohormonas, así como un significativo papel como nutriente directo.
Los aminoácidos libres y péptidos de muy bajo peso molecular son sustancias nutritivas de fácil absorción y asimilación tanto por vía foliar como radical, transportándose a los órganos del vegetal, como brotes, flores y frutos, en los que existe una mayor demanda debido a su actividad (Franco 1989), donde son utilizados como sillares con los que la planta sintetiza sus propias proteínas, ahorrándose una serie de procesos metabólicos consumidores de energía que serían necesarios para la elaboración de los aminoácidos a partir del nitrógeno amoniacal o nítrico.

1.1.2. Hidrólisis de Proteínas

Los tejidos y órganos de origen animal, ricos en proteínas, se pueden hidrolizar con ácido clorhídrico o sulfúrico, bajo ciertas condiciones de presión y temperatura, para obtener los aminoácidos en forma libre y peptídica. Bajo condiciones de hidrólisis muy agresivas, parte de los aminoácidos llegan a perderse como amoníaco, o a sufrir un proceso de racemización (cambio de configuración levógira, preferentemente la utilizable por la planta, a dextrógira), por ello los procesos de fabricación modernos se realizan bajo condiciones de hidrólisis controlada, que evita los problemas citados aunque hace aumentar en el producto final la proporción de polipéptidos de elevado peso molecular que no pueden ser absorbidos directamente por el vegetal. También se utilizan sistemas de fabricación basados en la hidrólisis enzimática a bajas temperaturas. Con este proceso se evita la descomposición a amoníaco así como la racemización.
La composición aminoacídica de los hidrolizados proteicos se puede determinar con gran exactitud mediante técnicas basadas en la Cromatografía de Líquidos de Alta Resolución (HPLC).
 La Figura 1 representa un típico aminograma de un hidrolizado proteico; mostrándose en la Tabla 1, para los distintos aminoácidos, los rangos de porcentaje que suelen presentar en dichos hidrolizados. Se observa una mayor proporción de los aminoácidos neutros, entre los que destacan en gran cantidad: prolina, hidroxiprolina y glicina, siendo glicina y alanina los que más abundan en forma libre.









1.2. Papel de los Aminoácidos en la Planta

Determinados aminoácidos, como prolina e hidroxiprolina, juegan un papel esencial en el equilibrio hídrico de la planta, especialmente cuando se ve sometida a condiciones climáticas desfavorables, al fortalecer las paredes celulares (Curvetto et al, 1986). De igual forma, el incremento de las cantidades de prolina en el citoplasma y paredes celulares tiene un efecto favorable frente al shock osmótico en condiciones culturales de salinidad (Eberhadt y Wegmann, 1989).
Ha sido demostrado que la prolina influye sobre la fecundidad del polen al incrementar su porcentaje de germinación (Zhang y Croes, 1983), igualmente es conocido el importante papel que tienen algunos aminoácidos, como metionina, ornitina, arginina y lisina, como precursores de la síntesis de poliaminas (Yang y Hoffman, 1984), las cuales intervienen en la regulación de procesos fisiológicos fundamentales, desde la germinación y senescencia floral hasta la maduración del fruto (Smith, 1985).
La glicina es un metabolito fundamental, utilizado para la formación de las hojas, siendo el primer eslabón de la ruta biosintética de la clorofila (Franco, 1989).

1.3. Aplicación de los Aminoácidos en Horticultura Intensiva

La utilización de aminoácidos, en sus formas libre y peptídica, como activadores de importantes fases de desarrollo, como reactivadores del crecimiento vegetativo ante accidentes fisiológicos o estreses abióticos, así  como complemento en los tratamientos con elementos minerales, contribuyendo a su mejor asimilabilidad y translocación, se considera cada vez de mayor interés en las prácticas de cultivo actuales en horticultura intensiva.
Se han realizado experiencias en las que se combina el aporte de aminoácidos con micronutrientes, observándose que se forman quelatos, al mismo tiempo que los aminoácidos favorecen la permeabilidad de la membrana celular, obteniéndose una mayor eficacia en la fertilización. El movimiento de los citados quelatos a través del sistema vascular ha sido estudiado por Mulliins et al. (1986), De esta forma, Nusimovich et al. (1989) obtuvieron un aumento en el rendimiento de hasta un 14% en el cultivo de tomate de invernadero mediante la apliación foliar de micronutrientes junto a aminoácidos obtenidos por hidrólisis enzimática (Tabla 2).
 De igual modo, se han estudiado los efectos de la aplicación foliar de un producto obtenido por hidrólisis ácida en condiciones controladas sobre el cultivo de brócoli, obteniéndose un incremento de producción por aumento de peso de la pella principal y, sobre todo, por un mayor vigor en los rebrotes (Tabla 3).


La utilización en fertirrigación de los hidrolizados proteicos, además de suponer una fuente de metabolitos básicos fácilmente absorbible por el sistema radical, contribuye a la activación de la microflora y microfauna del suelo, responsable de los procesos de humificación y de la movilización de elementos nutritivos. En ensayos realizados sobre lechuga Iceberg con un hidrolizado de proteínas con el 13,2% de aminoácidos en forma libre (Franco et al. 1989), se obtuvieron respuestas positivas en cuanto al aumento del rendimiento, tanto por aumento del peso de las plantas (Tabla 4), como por el mayor porcentaje de acogollado.












El fortalecimiento de las paredes celulares, al que contribuyen aminoácidos como prolina e hidroxilprolina, confiere al vegetal mayor resistencia a las heladas, al soportar mejor sus células la presión ejercida por los cristales de hielo que se forman en el citoplasma; además, un aporte de aminoácidos puede facilitar a la planta seguir sintetizando proteínas cuando la actividad fotosintética queda ralentizada por las bajas temperaturas.
























En cultivos afectados por accidentes (heladas, pedradas, sequía, etc.) cuya superficie foliar resulta mermada y sus tejidos parcial, o totalmente dañados, la aplicación de aminoácidos puede ser un método apropiado de reactivar a la planta por suponer un suministro directo de nutrientes que son fáciles de metabolizar, evitándose un mayor consumo de energía que la planta no está en condiciones de aportar. En esta línea, el tratamiento con un hidrolizado proteico sobre plantas de patatas posteriormente a una helada (Tabla 5) 


contribuyó a la rápida recuperación de la planta, obteniéndose un substancial incremento en la producción temprana (Franco et al. 1989).

1.4. Aplicación de Hidrolizados de Proteínas Bajo Condiciones Salinas

1.4.1 Efectos de la Salinidad en los Cultivos Hortícolas

En las distintas explotaciones agrícolas de numerosas zonas del Sureste y Sur español, donde se utilizan aguas de elevado contenido salino, es habitual que se produzcan pérdidas productivas y problemas patológicos de consideración debidos a la incidencia de efectos fisiológicos y nutricionales causados por la salinidad.
Existe abundante información describiendo los efectos fisiológicos y bioquímicos inducidos por las sales. Asi, el estrés salino puede ocasionar distintos daños a las plantas, pero en general altos niveles de sales solubles en el medio radical afectan al desarrollo de las plantas en tres formas:
- Provocando un estrés hídrico en la planta al disminuir el potencial hídrico del medio (efecto osmótico).
- Por la absorción de iones salinos específicos que pueden determinar, su acumulación en concentraciones que lleguen a ser tóxicas (toxicidad iónica específica), y por otra, la inducción de desequilibrios nutricionales (efecto nutricional).
- Produciendo diferentes alteraciones metabólicas.

1.4.2. Adaptación de las Plantas al Estrés Salino

Aunque existe una gran similitud en las respuestas y mecanismos de adaptación que experimentan las plantas frente al estrés hídrico y frente a las sales, las diferencias también son notables. La diferencia fundamental se establece en la posibilidad que tiene la planta en un medio salino de aprovechar los iones presentes en el suelo para su osmoregulación, mientras que en el estrés hídrico el ajuste osmótico se origina mayoritariamente a partir de solutos producidos en el interior de la planta (Hsiao et al. 1976, Franco et al. 1997c),
La disminución del potencial osmótico como consecuencia de la osmorregulación puede permitir el mantenimiento de la turgencia celular, ya que la absorción y transporte de sales a los tejidos vegetales puede permitir a la planta disminuir su propio potencial hídrico por debajo del correspondiente al medio radical. Con ello se evita la muerte y se permite un cierto crecimiento, aunque éste no mantiene los niveles normales, ya que los iones salinos absorbidos pueden ejercer, al sobrepasar un cierto nivel, un efecto tóxico. Esta posible osmorregulación a partir de los iones presentes en el medio es más rentable energéticamente que a partir de la síntesis de solutos orgánicos (Wyn Jones, 1981), esto explicaría el mayor grado de incidencia del estrés hídrico sobre el crecimiento y las relaciones hídricas de la planta.
Los iones absorbidos se acumulan en la vauola produciéndose una disminución del potencial osmótico. La acumulación de azúcares totales, especialmente glucosa, por efecto de un bloqueo de la glicólisis de sacarosa, procedente de la hidrólisis de almidón u otros citosolutos como polioles (Gimler y Moller, 1981) y ácidos orgánicos, también puede contribuir a regular el potencial osmótico citoplasmático. En el citoplasma se realiza la acumulación de solutos compatibles (Franco et al, 1993a), los cuales son capaces de alcanzar altas concentraciones sin alterar las enzimas o el metabolismo. Esta clase de compuestos incluye a la prolina, sorbitol y varios compuestos cuaternarios de amonio como la glicina betaína (Steward y Lee, 1974). La prolina ha merecido una especial atención como citosoluto en la adaptación a la salinidad de algunas plantas superiores (Guerrier, 1989). Así Yancey et al. (1982) indican que los mejores niveles de prolina en las plantas tratadas con NaCl pueden deberse a una menor necesidad para realizar osmorregulación. En este sentido, Torrecillas et al. (1987) encontraron que plántulas de trigo bajo estrés hídrico moderado presentan un mayor contenido de aminoácidos libres que las plántulas crecidas en disoluciones isotónicas de NaCl.
Por otro lado, se han caracterizado diversas alteraciones metabólicas inducidas por la presencia de sales en el medio; así, Klyshev y Rakova (1964) indican que el NaCl disminuye la síntesis de proteínas e incrementa su hidrólisis en algunas plantas cultivadas. Shaddad (1990) observó en rábano, que la presencia de sales disminuye el contenido total de azúcares y proteínas y aumenta de forma considerable el contenido de aminoácidos libres, especialmente la prolina. Aunque en numerosos trabajos se describe una clara interferencia de la salinidad con la síntesis de proteínas, no hay una comprensión clara de como se relacionan estos efectos con la reducción del desarrollo. En algunos casos se ha demostrado que plantas bajo estrés salino acumulan metabolitos secundarios del nitrógeno derivados del catabolismo de los aminoácidos, tales como diamina y alcaloides. Estos datos sirven para atribuir a la acumulación de prolina, acaecida en muchas plantas resistentes a la salinidad, un efecto beneficioso (Steward y Lee, 1974). El acúmulo de prolina puede inducir un ajuste osmótico permitiendo a la planta superar el déficit hídrico. También la acumulación de aminoácidos, sobre todo en los órganos de crecimiento vegetal (yemas, brotes, hojas es un mecanismo presente en la mayoría de especies vegetales sometidas a estrés salino (Buhl y Stewart, 1983).

1.4.3. Empleo de Aminoácidos en Situaciones de Estrés Salino

La aplicación de aminoácidos puede potenciar estos mecanismos naturales que posee la planta para resistir la salinidad, dotándola de aminoácidos fácilmente translocables; además, puede incrementar la velocidad de respuesta de la planta frente a estas condiciones ya que no ha de invertir tiempo en crear estos aminoácidos imprescindibles en esta circunstancias (Franco, 1998).
La aparición de fisiopatías debidas a la deficiencia de Ca ("bossom-end rot" en tomate y pimiento, "tip-burn" en lechuga y col china y "corazón negro" en apio) están relacionadas con una disminución en la absorción y translocación del Ca debida, entre otras causas, a una excesiva salinidad en la solución del suelo, siendo mayor la incidencia de la fisiopatía cuando el contenido de Ca en dicha solución es menor (Borkowsky, 1984;  El Gizawy y Adams, 1986; Marschner, 1986), si bien se ha advertido que dichas fisiopatías se manifiestan en condiciones de elevada salinidad incluso cuando se aportan las necesidades totales de Ca (Adamas y Ho, 1985). De hecho, las aplicaciones de Ca en forma de yeso al inicio del cultivo de tomate, bajo condiciones salinas (Gárate et al, 1991) o bajo distintos regímenes hídricos (Mohamed et al, 1989), no llegan a eliminar totalmente la aparición de blossom-end rot; igual sucede con las aportaciones de yeso en manzano con el fin de corregir el "biterpit".
Los hechos descritos han sido explicados por la limitada capacidad de las plantas para regular la distribución interna del Ca, fundamentalmente hacia los órganos de baja transpiración y rápido crecimiento como los frutos y las hojas interiores (Marschner, 1986), regulación que se ve beneficiada en las condiciones de baja transpiración de la planta que se dan al existir una elevada humedad relativa ambiental (Aikman y Houter, 1990; Holder y Cockshull, 1990), principalmente durante el período oscuro (Tachibana, 1991), en las que se favorece el flujo xilemático hacia los órganos de baja transpiración. En estas condiciones, el flujo de agua y Ca en el xilema está determinadao únicamente por la presión radical, que puede verse notablemente disminuida por una elevada salinidad de la solución del suelo (Bradfiel y Guttridge, 1984), factor que en este caso es determinante de la aparición de fisiopatías, y que se puede ver potenciado por la inhibición de la absorción del Ca en presencia de una elevada concentración de Mg (Marcar, 1986), lo que es frecuente en las aguas de riego procedentes de pozo en el Sureste español.
Por otro lado, la utilización de productos constituidos por aminoácidos y péptidos de bajo peso molecular, como complemento de la fertilización con elementos minerales y como reguladores del equilibrio hídrico de la planta, es una práctica agrícola bastante extendida en la actualidad (Franco y Vázquez, 1991). Aminoácidos tales como prolina, asparagina y GABA pueden jugar un papel importante en el ajuste osmótico de la planta en condiciones culturales de salinidad, proceso que es generalmente considerado como una respuesta adaptativa al estrés osmótico (MOrgan, 1984). La prolina ha merecido una especial atención como citosoluto en la adaptación a la  salinidad de algunas plantas superiores (Shaddad, 1990). sin embargo, no es el único osmótico orgánico que se sintetiza rápidamente en respuesta a la salinidad, existiendo evidencia de que la adaptación osmótica está ligada en la mayor parte de los casos a variaciones en el contenido total de aminoácidos libres (Polgakff-Meyer, 1982).
Los aminoácidos libres y péptidos de muy bajo peso molecular pueden ser fácilmente absorbidos por el sistema radicular de las plantas y transportados a los órganos del vegetal en los que existe una mayor demanda (Kato et al, 1985) por lo que su aplicación puede ser considerada como un procedimiento adecuado para incrementar la resistencia natural de los cultivos en condiciones salinas. En recientes estudios sobre el crecimiento en semillero de melón Galia en condiciones salinas (Franco et al, 1993b; 1995), se ha comprobado que la aplicación de un hidrolizado enzimático de proteínas tiene un efecto positivo sobre el desarrollo, tanto aéreo (Figura 3) como radical (Tabla 6), de la planta.

Por otro lado, se han realizado experiencias en las que se combina el aporte de aminoácidos con elementos minerales, observándose que se forman quelatos que se translocan por el sistema vascular (Mullins et al, 1986) al mismo tiempo que los aminoácidos favorecen la permeabilidad de la membrana celular, obteniéndose una mayor eficacia en la fertilización.
En esta línea, ha sido estudiado (Franco et al, 1994) el efecto del aporte de Ca (en forma de yeso) al sustrato sobre la incidencia de "blossom-end rot" en tomate cultivado en riego por goteo con agua salina, y, en las misma condiciones, el efecto de la aplicación mediante fertirrigación de un hidrolizado de proteínas sobre la efectividad del aporte de Ca descrito. Los resultado demuestran que aporte de yeso se mostró como un método sólo relativamente eficaz para el control de "blossom-end rot", logrando, en el mejor de los casos, un 50% en la reducción de su incidencia; mientras que la aplicación del hidrolizado de proteínas mediante fertirrigación se mostró como un claro potenciador del control de la incidencia de la fisiopatía, llegando a inducir, en algún caso, la total desaparición de frutos afectados. El aporte del hidrolizado hizo aumentar en un 6% el contenido total de aminoácidos en el fruto, principalmente prolina (15%) y alanina (11%) igualmente hizo aumentar el contenido de Ca, encontrándose una correlación altamente significativa entre la incidencia de "blossom-end ro" y el contenido conjunto de Ca y prolina en fruto.
Igualmente se ha comprobado (Tabla 7)


 que las aplicaciones conjuntas de aminoácidos con Ca y B, tanto vía foliar como mediante  fertirrigación, han sido más efectivas en el control de la mencionada fisiopatía que las aplicaciones foliares de nitrato cálcico (Franco et al, 1997a). Dicha diferencia en efectividad fue más notable en las aplicaciones foliares (Franco et al, 1997b).
Por último, aunque es conocido que el desarrollo radical es seriamente afectado por la salinidad existente en el suelo, este efecto ha sido bastante menos estudiado que el que la salinidad produce en la parte aérea de la planta. Este hecho está provocado, sin duda, por la dificultad para estudiar las raíces en condiciones de campo, debido a las limitaciones y laboriosidad del acceso para su observación, sobre todo en los estudios de dinámica radical, que requieren sucesivas medidas en el mismo sitio, lo que no es posible mediante las habituales técnicas de muestreo. El uso minirrizotrones (Franco et al, 1995) sí permite la observación directa y periódica de las raíces, posibilitando un estudio exhaustivo de el posible efecto beneficioso de la aplicación de aminoácidos en el desarrollo de las raíces, efecto que ha sido comprobado (Figura 5, Tabla 6) en cultivos en condiciones salinas de lechuga y melón (Franco et al., 1989; 1993b).

1.5. Bibliografía sobre Aminoácidos

Adams, P. y Ho, LC., 1985. Two disorders but one cause. Grower, 103: 17-24.
Aikman, D.P. y Houter, G., 1990. Influence of radiation and humidity o transpitration:
            Implications for calcium levels in tomato leaves. J. Hortic. Sci., 65: 245-253.
Blanco, D., Picinelli, A.M., Gutiérrez, M.D. y Mangas, J.J., 1990. Determination of amino
            acids in apple extracts by high performance liquid chromatography.
            Chromatographia, 29: 155-160.
Borkowsky, J., 1984. Study on the calcium uptake dynamic by tomato fruits and blossom-
             end rot control. Acta Hortic., 145: 222-229.
Bradfield, E.G. y Guttridge, C.G., 1984. Effects of night-time humidity and nutrient
             solution concentration on the calcium content of tomato fruit. Scientia Hortic., 22:
             207-217.
Buhl M.B., Stewart C.R., 1983. Effects of ClNa on proline synthesis and utilization in
              excised barley leaves. Plant Physiology, 72 (3): 664-667.
Curvetto, N.R., Delmastro, S.E., Brevedan, R.E., 1986. Epidermal abcisis acid as detected
              by inmunofluorescence. Effect of proline. Plant Cell Physiol., 24: 1416-1474.
Eberhardt, H.J. y Wegmann, K., 1989. Effects of abscisic acid and prolina on adaptation
               of tobacco callus cultures to salinity and osmotic shock. Physiol. Plant., 76: 283-288.
El-Gizawy, A.M. y Adams, P., 1986. Effect of temporary calcium stress on the calcium
               status of tomato fruit and leaves. Acta Hortic., 178: 37-43.
Franco, J.A., 1989. Utilización de hidrolizados proteicos en horticultura. Horticultura,
               52: 60-64.
Franco, J.A., 1998. Efectos de la aplicación de hidrolizados de proteínas (aminoácidos) en
               cultivos hortícolas bajo condiciones salinas. Agrícola Vergel, 197: 268-273.
Franco, J.A., Abrisqueta, J.M. y Hernansaez, A., 1995. Root development of almond
               rootstocks in a young almond orchard under trickle irrigation as affected by
               almond scion cultivar. J. Horti. Sci., 70: 597-607
Franco, J.A., Bañón, S. y Madrid, R., 1994. Effects of protein hydrolysate applied by
              fertigation on the effectiveness of calcium as a corrector of blossom-end rot in
              tomato cultivated under saline conditions. Sci. Hortic., 57: 282-283.
Franco, J.A., Hernández, F.J. y Hernández, D., 1989. Respuesta de la lechuga tipo Iceberg
              al tratamiento con aminoácidos vía radicular. Agrícola Vergel, 86: 85-86.
Franco, J.A., Esteban, C. y Rodríguez, C., 1993a. Effects of salinity on various growth
              stages of muskmelon cv. Revigal. J. Hortic, Sci., 68: 899-904.
Franco, J.A., Hernández, F.J. y Hernández, D., 1989. Recuperación de cultivos de patata
              afectados por helada mediante la aplicación de aminoácidos. Horticultura, 46: 82-84.
Franco, J.A., Durán, A. y Pérez-Saura, P.J., 1997a. Corrección de "blossom-end rot" en el
              cultivo de tomate en condiciones salinas mediante la aplicación de distintas
              fuentes de calcio. Actas de Horticultura, 16: 256-261.
Franco, J.A., Durán, A. y Pérez-Saura, P.J., 1997b. Effect on Yield and Incidence of
             Blossom-end rot of foliar application of calcium products on tomato cultivated in
             saline conditions. HortScience, 32: 475.
Franco, J.A., Durán, A. y Pérez-Saura, P.J., 1997c. Efecto del estrés hídrico en la
              incidencia de necrosis apical en el cultivo de tomate en condiciones salinas.
              Agrícola Vergel, 186: 356-361.
Franco, J.A., Esteban, C. y Rodríguez, C., 1993b. Crecimiento en semillero de melón
              Galia en condiciones salinas. Efecto de la aplicación de un hidrolizado enzimático
              de proteínas. II Congreso Ibérico de Ciencias Hortícolas. Actas de Horticultura,
              10(2): 1424-1429.
Franco,J.A. y Vázquez, A., 1991. Uses of refuses of animal tissues for the obtainment of
              a hydrolysated produt applicable through fertigation in horticulture. Proceedings
              of the I Congreso Internacional de Química de la ANQUE, " Solid and liquid
              wastes: Their best destination", Tenerife, 1990, Vol.2: 343-348.
Gárate, A., del Barrio, A.I. y Peñalosa, J.M., 1991. Influence of calcium supply on
              blossom-end rot incidence in tomato plant. Agrochimica, 35: 356-361.
Gimmler, H., Moller, J.C., 1981. Salinity-dependent regulation of starch and glycerol
              metaolism in Dunaliella parva. Plant Cell Environ., 4: 367-375.
Girdhar, I.K. y Yadav, J.S.P., 1982. Effect of different Mg/Ca ratios and electrolyte
              concentrations in irrigation water on the nutrientcontent of eheat crop. Plant Soil,
              65: 63-71.
Guerrier, G., 1989. Interet, principles et problemes poses lors de l`obtention de plantes
              adaptees au NaCl. Rev. Cyt. Veg. Bot., 12: 3-15.
Holder, R. y Cockshull, K.E., 1990. Effects of humidity on the growth and yield
              glasshouse tomatoes. J. Hortic. Sci., 65: 31-39.
Hsiao, T.C., Acevedo, F., Fereres, E., Henderson, D.W., 1976. Stress metabolism, water
             stress, growth and osmotic adjustement. Phitos. Trans. R. Soc. London.
Kato, T., Yamagata, M. y Tsukuhara, S., 1985. Upward translocation of 14C-amino
             compounds in xylem and phloem of citrus trees. J.Jpn. Soc. Hortic. Sci., 54: 163-170.
Klyshev, L., Rakova, N., 1964. Effect of salinitation of the substrate on the protein
              compsition of the roots in pea shoots. Tr. Bot. Inst. Akad. Nauk. Kaz.