28 de agosto de 2017

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Sistemas agrícolas del Cono Sur de Latinoamérica: Impactos en la calidad de los suelos

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Introducción 
La creciente demanda global de alimentos, forrajes, fibras, biocombustibles y biomateriales se atribuye al sostenido crecimiento demográfico, la escasez de tierras agrícolas, y al fuerte crecimiento de los países emergentes (China e India, principalmente), con una creciente urbanización e incorporación de personas a la clase media (Adámoli, 2013). La ONU ha estimado una población superior a 9 mil millones de habitantes para el 2050, siendo los países en vías de desarrollo los que contribuirán en mayor medida a ese aumento. Asimismo, se estima que el 70% de la población será urbana hacia 2050, comparada con aproximadamente un 50% en el 2010 (Buhaug y Urdal, 2013). A su vez, se asocia un cambio en las dietas alimenticias con previsión de incrementos en el consumo de carnes, leche y aceites vegetales. 
Entre 1961 y 2010, la población mundial creció más del doble, pero el incremento de la producción global de alimentos fue superior, a pesar de una reducción del 50% en el área cultivable por persona, registrándose un aumento en la producción anual per cápita del 16% (Vilella y Renis, 2013). Sin embargo, los incrementos en producción y productividad han sido muy heterogéneos, y la distribución de alimentos y otros productos de la agricultura entre la población mundial sigue siendo limitante para muchas regiones y áreas de un mismo país. El crecimiento en producción y productividad registrado en los últimos 50 años ha generado costos y externalidades negativas a nivel económico, social y ambiental. El desafío para la humanidad es reducir el impacto de estos costos y externalidades y evitar que los mismos se amplifiquen y/o que se sumen nuevos a los ya existentes (Rockstrom et al., 2009; Sutton et al., 2013). A este desafío se suma el cambio climático y su potencial impacto en la producción y en los recursos naturales, económicos y sociales (St. Clair y Lynch, 2010; Magrin, 2013; Wheeler y von Braun, 2013). 
 
Los suelos son esenciales para lograr seguridad alimentaria siendo responsables del abastecimiento del 95% de los alimentos a nivel mundial. Sin embargo, esta es solo una de las numerosas funciones que cumplen, FAO (2015) ha incluido las siguientes funciones para los suelos: 
 
• Suministro de alimentos, fibras y combustibles 
• Retención de carbono 
• Purificación del agua y reducción de contaminantes del suelo 
• Regulación del clima
• Ciclo de nutrientes 
• Hábitat para organismos 
• Regulación de inundaciones 
• Fuente de productos farmacéuticos y recursos genéticos 
• Base para las infraestructuras humanas 
• Suministro de materiales de construcción 
• Herencia cultural 
 
Estimaciones del Programa Ambiental de Naciones Unidas (UNEP, 2014) indican que, para satisfacer las demandas de alimentos bajo las condiciones actuales y considerando una 1 población de 9-12 mil millones de habitantes para el 2100, se necesitaría expandir las áreas bajo cultivo entre 71 y 300 millones de ha. La expansión de la agricultura hacia áreas aún no explotadas a través de la deforestación e incorporación de ecosistemas más frágiles, constituye una severa amenaza a la sostenibilidad de los sistemas, por lo que las alternativas propuestas incluyen: 

• Promover el consumo de vegetales 
• Reducir el desperdicio de alimentos 
• Mejorar la planificación de uso de las tierras 
• Recuperar tierras degradadas 
• Aumentar la productividad en tierras bajo cultivo 
• Controlar el consumo de biomateriales y biocombustibles 
 
Entre estas alternativas, impulsar el crecimiento de la productividad en las tierras actualmente en uso ha sido considerada por varios autores y proyectos (Alexandratos y Bruinsma, 2012; www.yieldgap.org). En Argentina, se han estimado brechas de rendimiento entre los actuales y los alcanzables en secano del orden del 32%, 41% y 41% para soja, maíz y trigo, respectivamente (Aramburu Merlos et al., 2015). 
 
En la agricultura del Cono Sur, la producción de granos ha crecido sostenidamente en los últimos 20 años; gran parte se debe a la expansión del área bajo cultivo y, en menor medida, a aumentos en los rendimientos (Wingeyer et al., 2015). Soja, maíz y trigo representaron el 63%, 19% y 12%, respectivamente, del total del área sembrada en 2012 en los países de la región del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Paraguay, sur de Brasil y Uruguay) según FAOSTAT (http://faostat.fao.org/). Las tasas de cambio en área cultivada, rendimiento, y producción total han sido diferentes para estos cultivos y países (Tabla 1). En general, la soja se expandió a expensas de otros cultivos y por el cambio de uso de la tierra. Esta expansión se ha basado en la adopción de la siembra directa (70-90% en la región del Cono Sur) y las variedades resistentes de glifosato, pero especialmente por los mayores precios relativos de la soja con respecto a otros granos (Wingeyer et al., 2015). 
 
Tabla 1. Tasas de cambio anual en área, rendimiento y producción de trigo, maíz y soja en Argentina, Bolivia, sur de Brasil, Paraguay, y Uruguay en el periodo 1994-2013. Fuente: Wingeyer et al. (2015).
 
* Incluye los estados de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul.
 
Como resultado de la expansión del monocultivo (principalmente soja), la escasa biodiversidad de cultivos (falta de rotaciones, eliminación de pasturas), la expansión hacia ecosistemas frágiles, el bajo uso de nutrientes y los cambios en tenencia de la tierra; la expansión de la agricultura en el Cono Sur ha generado impactos negativos en la salud y conservación de los suelos, entre ellos: 
 
• Erosión eólica e hídrica 
• Desertificación • Agotamiento de la materia orgánica 
• Pérdida de nutrientes 
• Compactación 
• Salinización/Alcalinización 
• Pérdida de biodiversidad 
• Contaminación por uso inadecuado de insumos 
 
Incrementar la producción a través del aumento de los rendimientos para evitar la expansión a ecosistemas frágiles y reducir los impactos negativos en salud y conservación de suelos requiere la incorporación de mejores prácticas de manejo de suelos y cultivos. En este marco, la “intensificación ecológica” se conceptualiza como una alternativa de producción con mínimo impacto ambiental y social a partir del uso más eficiente y efectivo de los recursos e insumos, y no a partir del mayor uso de los mismos (Cassman et al., 1999; Caviglia y Andrade, 2010). 
 
Para ello es necesario disponer de tecnologías de procesos y de insumos probadas científicamente para producir más granos, fibras, y/o forraje en la misma unidad agrícola en un periodo de tiempo determinado haciendo un uso más eficiente y efectivo de recursos como la radiación, el agua y los nutrientes disponibles, y de insumos como combustibles, maquinarias, semilla, fertilizantes y pesticidas. 
 
Este concepto de intensificación sustentable requiere del desarrollo de sistemas de producción diversificados, de mayor producción y mejor calidad de productos, con integración de las cadenas productivas que provean a un mayor valor agregado, control de los impactos ambientales y sociales negativos como la erosión o la contaminación difusa, gestión eficiente y efectiva de recursos limitados como el agua, reciclado responsable, y manejo especifico por sitio para optimizar la eficiencia de uso de los recursos e insumos. 
 
Numerosas investigaciones realizadas en la región del Cono Sur de Latinoamérica indican sobre prácticas específicas de manejo de suelos y cultivos que contribuirían a atenuar los impactos negativos y/o a recuperar suelos degradados (Wingeyer et al., 2015), entre ellas se pueden mencionar: 
 
• Sistemas de manejo conservacionista como la siembra directa 
• Rotaciones con pasturas 
• Rotaciones de cultivos 
• Uso de cultivos de cobertura (también llamados cultivos de servicio) 
• Nutrición adecuada de suelos y cultivos 
 
El desarrollo y adopción regional de sistemas agrícolas económica, social y ambientalmente sustentables debe basarse en políticas de investigación y desarrollo que contribuyan a la innovación, al conocimiento del funcionamiento (procesos y mecanismos) de los sistemas de producción, y a la formación de recursos humanos, con una visión de largo plazo y reconociendo la naturaleza compleja de estos sistemas. Las demandas de la sociedad son extremadamente dinámicas, por lo que la innovación y el conocimiento de los ecosistemas son fundamentales para adaptarnos a esas dinámicas y los cambios que conllevan para los sistemas de producción. Asimismo, existe la necesidad de múltiples tipos de materiales y programas educativos que hagan hincapié en la importancia de conservar el medio ambiente y mejorar la calidad del suelo. 
 
Las políticas de Estado para asegurar la conservación y preservación del recurso suelo son herramientas a desarrollar e implementar en la región. Al respecto, Uruguay ha dado un excelente ejemplo con el Plan de Uso y Manejo de Suelos vigente ya desde 2013- 14 (Hill y Clerici, 2013).
 
 Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay tienen un enorme potencial agrícola y, ante la creciente demanda mundial, deben desarrollar sistemas agrícolas que equilibren la calidad del suelo, la sostenibilidad ambiental y la producción agrícola, manteniendo al mismo tiempo beneficios económicos y sociales para todos. 
 
El aumento de la cooperación entre el estado, la comunidad científica, los educadores, los agricultores y la sociedad no agrícola es crucial para desarrollar soluciones eficaces a largo plazo (Wingeyer et al., 2015). 
 
 
Referencias
 
Adámoli J. 2013. Producción y ambiente: Desafíos y oportunidades. Actas CD Simposio Fertilidad 2013. Rosario, Santa Fe. IPNI-Fertilizar AC. Alexandratos, N.; y Bruinsma, J. 2012. World Agriculture towards 2030/2050: The 2012 Revision; Food and Agriculture Organization of the United Nations: Roma, Italia. 
Aramburu Merlos F., J. P. Monzon, J. L. Mercau, M. Taboada, F. H. Andrade, A. J. Hall, E. Jobbagy, K. G. Cassman, y P. Grassini. 2015. Potential for crop production increase in Argentina through closure of existing yield gaps. Field Crops Research 184:145-154. 
Buhaug H. y H. Urdal, 2013. An urbanization bomb? Population growth and social disorder in cities, Global Environmental Change, 23 (1): 1-10. Cassman K.G. 1999. Ecological intensification of cereal production systems: Yield potential, soil quality, and precision agriculture. Proc. National Acad. Sci. (USA) 96:5952-5959. 
Caviglia O. y F. H. Andrade. 2010. Sustainable Intensification of Agriculture in the Argentinean Pampas: Capture and Use Efficiency of Environmental Resources. Am. J. Plant Sci. Biotech. 3 (Spec. Issue 1): 1-8. 
FAO. 2015. http://www.fao.org/soils-2015/resources/information-material/en/. 
Hill M. y C. Clerici. 2013. Avances en políticas de manejo y conservación de suelos en Uruguay. Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica, 12:2-6. 
Magrin G. 2013. Impactos del cambio climático en América Latina: Vulnerabilidad y Adaptación. Actas CD Jornadas de Conservación de Suelos AACS-INTA. Buenos Aires, Julio 2013. 
Rockström, J., et al. 2009. Planetary boundaries: exploring the safe operating space for humanity. Ecol. Soc.14,32. 
St.Clair S. y J. P. Lynch. 2010. The opening of Pandora’s Box: climate change impacts on soil fertility and crop nutrition in developing countries. PlantSoil, 335:101–115. 
Sutton M.A., et al. 2013. Our Nutrient World: The challenge to produce more food and energy with less pollution. Global Overview of Nutrient Management. Centre for Ecology and Hydrology, Edinburgh, on behalf of the Global Partnership on Nutrient Management and the International Nitrogen Initiative. 
UNEP. 2014. Assessing Global Land Use: Balancing Consumption with Sustainable Supply. A Report of the Working Group on Land and Soils of the International Resource Panel. Bringezu S., Schütz H., Pengue W., O´Brien M., Garcia F., Sims R., Howarth R., Kauppi L., Swilling M., and Herrick J. ISBN: 978-92-807-3330-3. Paris, France. www.unep.org/resourcepanel 
Vilella F. y S. Renis. 2013. La demanda actual y proyectada de alimentos: El rol del sector agropecuario y sus desafíos. En M. Díaz Zorita. O. Correa, M. V. Fernández Caniggia y R. Lavado (ed.). Tercera Jornada del INBA: Aportes de la microbiología a la producción de cultivos. Ed. FAUBA. Buenos Aires. Pp. 1-9. 
Wheeler T. y J. von Braun. 2013. Climate changes impacts on global food security. Science, 342:508- 513. 
Wingeyer A.B., T. J. C. Amado, M. Pérez-Bidegain, G. A. Studdert, C. H. Perdomo Varela, F. O. García, y D. L. Karlen. 2015. Soil Quality Impacts of Current South American Agricultural Practices. Sustainability 2015, 7, 2213-2242; doi:10.3390/su7022213.
 
Presentado en el II Congreso Paraguayo de Ciencia del Suelo. Encarnación (Paraguay), 17 y 18 de Agosto de 2017. Sociedad Paraguaya de Ciencia del Suelo (SOPACIS). https://sopacis.org.py/congreso/ 
 FUENTE: ENGORMIX

25 de agosto de 2017

Roya Amarilla del Trigo. Monitoreo y Control

Consideraciones para el monitoreo y control de la roya amarilla con fungicidas 

Ing. Agr. M Sc Dr Carmona, Marcelo Profesor Titular Fitopatología Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires

Introducción
En Argentina, la ocurrencia de la roya amarilla causada por Puccinia striiformis f.sp. tritici (PST) siempre fue esporádica. Por ello, nuestro país fue considerado siempre como zona “marginalmente favorable“ Sin embargo con los cambios climáticos, la susceptibilidad de las variedades y la virulencia de nuevas razas, este año se registraron y, cuantificaron epifitias que en varios casos requirieron intervención química.
Daños: Puede llegar hasta el 100 %. Actualmente, el 88% de la producción mundial de trigo es susceptible a la roya lineal del trigo, lo que lleva a las pérdidas globales de más de 5 millones de toneladas de trigo (Schwessinger, 2016).
En 2009/2010 se detectó en Reino Unido la aparición de nuevas razas de roya amarilla ( Ali, et al 2014) y la enfermedad se distribuyó luego por Francia y España en 2014. La nueva raza de PST se denomina Warrior/Ambition (Schwessinger, 2016) por infectar inicialmente a la variedad inglesa y danesa de trigo. Es muy virulenta y además quebró la resistencia de variedades. Por ello existen estudios que indican que a la roya amarilla puede generar el doble de daños que las que provoca la roya naranja (Beard, et al 2005) En nuestro país aún no se ha confirmado oficialmente la presencia de esta mueva raza.
A tomar en cuenta en el monitoreo:
Síntomas a nivel lote: A diferencia de otras royas es común y frecuente visualizar la enfermedad como en manchones.
Desde lejos se observan áreas cuyo verde perdió intensidad y se está tornando amarillento.
El monitoreo debe ser preciso en estas áreas para recolectar plantas y observar la enfermedad.
La enfermedad aparece más ligada a manchones o en bajos o en lugares densamente implantados porque allí se dan mejor las condiciones predisponentes (temperaturas frescas y rocío).
La proximidad entre las plantas de trigo en las densidades normales de siembra (300-330 plantas/m2) facilita la infección natural y consecuentemente el aumento en la velocidad de desarrollo de la epidemia. Esta misma consideración puede ser hecha en el caso de cultivos muy próximos.
Síntomas en planta: La enfermedad puede aparecer en cualquier estadio fenológico.
En plántulas, las pústulas no se distribuyen en forma de estrías o líneas, sino más bien en forma de parches o aglomeradas o incluso en forma individual.
 Las pústulas uredosóricas son amarillenta/anaranjadas y frecuentemente dispuestas en estrías alargadas en hojas de plantas adultas a partir de encañazón (Chen, 2010).
Aún sin lupa de mano es fácil observar las líneas paralelas con pústulas amarillentas ( Foto 1).
Esta disposición es la que le da el nombre común a esta roya . Puede observársela también en la cara interna de las glumas, donde produce gran cantidad de uredosporas.
Las pústulas teleutosóricas de PST, constituidos por teleutosporas oscuras, tienen tendencia de ocupar la cara superior de las hojas también en forma de estrías y permanecen recubiertas por los tejidos epidérmicos durante mucho tiempo.
Ambiente: De las tres royas que atacan al trigo, la amarilla es la que requiere bajas temperaturas ( 12- 18 C temperatura) Optimo para la germinación de esporas : 10-12 c ( Kolmer et al 2009) y de 7-15 para la infección. Las uredosporas de PST pueden perder su viabilidad con temperaturas medias superiores a los 18- ºC (Kolmer et al 2009). Sin embargo, actualmente existen cepas adaptadas a mayor temperatura cuyo origen de diseminación es Africa (Ali et al 2014)
Uso de fungicidas
Recordar que la resistencia genética es la principal táctica para manejar esta enfermedad, pero en variedades susceptibles, la opción química constituye la única técnica disponible
En nuestro país, aun no existen investigaciones relacionadas con el control químico de la roya amarilla basado en umbrales de daño.
En otros países recomiendan umbrales alrededor del 1% de severidad foliar promedio que sería equivalente, aproximadamente, a la presencia de roya en 35 hojas de cada 100 (McLean et al., 2010) o cuando 30-40 hojas por cada 100 presentan PST (Murray , 2004; Murray, et al 2005).
Sin embargo estos valores de incidencia parecerían ser elevados especialmente por la intensidad de ataque que se registra en variedades susceptibles.
A modo de ejemplo, y en comparación para nuestro país para la roya naranja, la relación entre 1% de severidad y la incidencia es de aproximadamente 20 %; o sea, 20 hojas por cada 100, presentan pústulas de roya naranja (Carmona, et al 2000; 2004)
Las siguientes sugerencias técnicas podrán ser útiles a la hora de definir una aplicación de fungicidas:

1) Verifique la susceptibilidad de su cultivar sembrado Así por ejemplo un gran número de los lotes sembrados con la variedad DM Algarrobo han mostrado la presencia de la enfermedad En la actual campaña las variedades de trigo con distintos niveles de severidad de roya amarilla son DM Algarrobo, DM Fuste, Klein León, Klein Rayo, DM Ceibo, Klein Serpiente, BIOINTA 1008, Klein Lanza, Buck Claraz y Baguette 601 (Redes de Cultivares, en Campos et al 2016)

2) Proceda al monitoreo de sus lotes especialmente los sembrados más tempranos con variedades susceptibles.

3) Si se encuentra en una región donde la amplitud térmica, la ocurrencia de roció (mínimo de tres horas) y las temperaturas relativamente frescas, son frecuentes considere que está en un ambiente predisponente, y por lo tanto si sembró una variedad susceptible, muy probablemente deberá aplicar

4) Infórmese si en localidades o regiones cercanas existe la presencia de roya amarilla, pues es un patógeno que se disemina fácilmente por el viento

5) La detección temprana de los focos dispuesto en “manchones amarillentos” de la roya amarilla, podrían ser indicativos para planificar el uso de fungicidas en lotes con genotipos susceptible y con días frescos y ocurrencia de roció.

6) Planifique el control químico, pues es probable que también deba manejar químicamente a la roya naranja y/o roya negra, además de manchas foliares del trigo

7) La posibilidad de una mezcla de estrobilurina más triazol a la dosis recomendada para roya amarilla y/ o roya naranja podría ser la opción. La misma mezcla será también eficiente para el resto de las royas y manchas

8) Respete las dosis de aquellos fungicidas donde están registrados para roya amarilla y naranja, especialmente porque aún no hay casos de resistencia a fungicidas de cepas de PST, y la ocurrencia a nivel mundial es intensa y prevalente

9) El uso de adyuvantes que favorezcan la penetración ( por ejemplo aceite metilado de soja) , especialmente en días frescos y/o lluviosos, o en aplicaciones con umbral en exceso o alta intensidad de ataque es también recomendado, pues se requiere que el fungicida penetre y actué rápidamente especialmente en enfermedades donde los productores y asesores son sorprendidos por su ocurrencia inesperada
Foto 1 Disposición de las pústulas en estrías de la roya amarilla en hoja (Carlos Grosso)

Referencias:
Ali S, Gladieux P, Leconte M, Gautier A, Justesen AF, et al. (2014) Origin, Migration Routes and Worldwide Population Genetic Structure of the Wheat Yellow Rust Pathogen Puccinia striiformis f.sp. tritici. PLoS Pathog 10(1): e1003903. doi: 10.1371/journal.ppat.1003903 Beard C, Loughman R y Thomas G. 2005. Managing stripe rust and leaf rust. Farmnote núm. 43/2005. Department of Agriculture. Government of Western Australia. Campos, P. Formento, N Couretort, L. & Alberione, E. 2016 Aparición epifítica de roya amarilla del trigo en la región pampeana argentina http://inta.gob.ar/documentos/aparicionepifitica-de-roya-amarilla-del-trigo-en-la-region-pampeana-argentina acceso octubre 2016 Carmona, M.; Reis, E. M. y Cortese P. 2000. Royas del Trigo. Diagnóstico, epidemiología y estrategias de control. 21 pp. 2000. ISBN 987-43-2641-7. Carmona,M. Sugía, V., Jaeggi, E.y Reis. E. M. 2004 Roya de la hoja de trigo (Puccinia triticina) : estimación de daños y pérdidas, y su relación con el control químico como estrategia racional y económica. Fitopatología Brasilera, vol 29, p. 90. Chen, X.M. 2010. Stripe Rust. In: Bockus, W.W., et al. Compendium of Wheat Diseases and Pests. 3rd edition. APS Press. pp. 55-58 Kolmer, J., Chen, X. & Jin, Y. 2009 Diseases which Challenge Global Wheat Production— The Wheat Rusts, in Wheat Science and Trade (ed B. F. Carver), Wiley-Blackwell, Oxford, UK. doi: 10.1002/9780813818832.ch5 Murray, G. 2004 Stripe rust- Spray thresholds, economics of control and risks from sucker varieties, GRDC Research Updates, www.grdc.com.au. Murray G, Wellings C, Simpfendorfer S y Cole C. 2005. Stripe rust: Understanding the disease in wheat. Department of Primari Industries, State of New South Wales, Australia. Schwessinger, Benjamin Fundamental wheat stripe rust research in the 21st century New Phytologist; 1.7 pp (2016)

¡Alerta Roya Amarilla en Trigo! Cultivares Susceptibles


Hola Amigos: 
                       Ante este alerta de focos de Roya Amarilla en varias regiones del país corresponde que publique las variedades más susceptibles según ensayos de INTA hechos en las campañas 2015 y 2016 para que vayan viendo si alguna de ellas está sembrada en vuestros campos y comiencen a monitorearla con tiempo...
Los saludo con afecto.

Ing.Agr.: Sergio La Corte

Alerta. Roya Amarilla en Trigo


Sanidad en el cultivo de trigo

Se han detectado focos importantes de roya amarilla de trigo en el Sur de Santa Fe, Norte de Pcia. De Buenos Aires y Sudeste de Buenos Aires. El estado de trigo es comienzo de encañazón, Z3.2. 
Las variedades con focos de roya estriada hasta el momento monitoreadas son Algarrobo, Ceibo y Fuste en la zona Sur de Santa Fe y en el Sudeste de Bs. As. B750. 
Las localidades monitoreadas en Sur de Santa Fe son María Teresa, Teodelina, Villa Cañas, y Norte de Bs. As. Junín. En el Sudeste la detección se realizó en la zona de Necochea.
Summit Agro

Summit Agro
Foto 1 y 2. Roya amarilla o estriada. Estado Z 3.2 María Teresa. Gentileza Ing. Pablo Roitvain

Summit AgroSummit Agro
Foto 1 y 2. Roya amarilla o estriada. Estado Z 3.2 Teodelina. Gentileza Ing. Garro

Recomendaciones

1. Monitoreo semanal 
2. Diagnóstico seguro 
3. Control con fungicidas foliares a partir de Z3.2 si la incidencia supera el 6% 
4. Utilización de fungicidas que contengan estrobilurinas y triazoles con dosis completas. 
5. Recordemos que la roya amarilla o estriada se presenta en manchones o rodales y es una de las enfermedades más peligrosas del cultivo de trigo. 

Fuente: SummitAgro

22 de agosto de 2017

Balance de materia organica y capacidad de mineralización de nitrógeno de distintos suelos con fertilización continua.

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Resumen
En los últimos años se ha intensificado el uso agrícola del suelo y con ello la práctica de fertilización de los cultivos de granos. Con el objetivo de evaluar el efecto de los distintos regímenes de fertilización de largo plazo sobre: (a) los contenidos de materia orgánica de suelos (MOS) y nitrógeno potencialmente mineralizable (Nan) en el suelo y, (b) la relación entre Nan y MOS, se llevó a cabo la siguiente experiencia. Se analizaron las concentraciones de MOS y Nan en suelo de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10 cm y 10-20 cm) de cinco sitios de la Red de Nutrición CREA-IPNI de la Región Sur de Santa Fe instalados en la campaña 2000-2001. Estos ensayos se instalaron en siembra directa (SD) bajo dos sistemas de rotación, maíz trigo/soja (M-T/S) (Balducchi y San Alfredo) y maíz-soja-trigo/soja (M-S-T/S) (La Blanca, La Hansa y Lambaré), seis tratamientos de fertilización: testigo, PS, NS, NP, NPS y completo (NPS+micronutrientes). La fertilización con N, P y S provocó aumento en los contenidos de MOS (sólo en el estrato de 0-5 cm de profundidad) pero no afectaron a los contenidos de Nan en el suelo. Las rotaciones no afectaron a los contenidos de MOS y Nan. Se determinaron relaciones positivas entre el Nan y la MOS y sus variaciones fueron atribuibles a las diferencias en otras características además del contenido de MOS total entre los sitios. Se concluye que solo la MOS total no es un buen predictor de la capacidad de mineralización de N de los suelos.
PALABRAS CLAVE: Fertilización de cultivos – relación Nan: MOS - capacidad de mineralización de suelos.
INTRODUCCIÓN
La producción mundial de alimentos debe aumentar en un 70% en 2050 para seguir el ritmo de la creciente demanda (Bruinsma, 2009). Para alcanzar este objetivo, la fertilización surge como una herramienta para aliviar el efecto de la continua exportación de nutrientes, debido a su capacidad para reponer la fertilidad del suelo y mejorar la producción agrícola (Wu & Ma, 2015). Esa necesidad de producir más alimentos y el deterioro de la fertilidad natural de los suelos ha impulsado a la fertilización en forma continua por parte de los productores. En la agricultura Argentina también se ha intensificado el uso de fertilizantes para cultivos extensivos. El consumo de fertilizantes tuvo un gran aumento en los últimos 20 años, pasando de 300 mil toneladas en 1990 a más de 3 millones de toneladas en el 2013 (Fertilizar, 2014a).
La fertilización continua pareciera ser eficaz en el mantenimiento de la materia orgánica del suelo (MOS) (Wu et al., 2003) y enriquecimiento con carbono (C) principalmente de las fracciones lábiles (Yang et al., 2012). En el suelo se hallan dos fracciones de C con distinta dinámica de descomposición. Una fracción lenta o estable y otra fracción activa o lábil (Ciampitti et al., 2011b). A su vez, estos pooles actúan como fuente primaria de nitrógeno (N) para las plantas (Haynes, 2005). Las plantas toman nutrientes de la fracción lábil, la cual se renueva constantemente a partir de la fracción estable. Una forma de evaluar la fracción lábil de N en el suelo es midiendo el amonio liberado durante una incubación anaeróbica corta (Nan). Varios estudios mostraron que el Nan estuvo relacionado con la capacidad del suelo de proveer N a cultivos de granos (Sharifi et al., 2008; Genovese, 2009; Reussi Calvo et al., 2014). La posibilidad de contar con experimentos a largo plazo de fertilización con secuencias de cultivos en distintos sitios, pueden proveer de información valiosa para conocer el impacto del agregado continuo de nutrientes como fertilizantes sobre las concentraciones de la MOS y Nan.
En la campaña 2000-2001, la Región Sur de Santa Fe del movimiento CREA, en conjunto con IPNI y Agroservicios Pampeanos (ASP), instalaron una red de ensayos a largo plazo. Uno de sus objetivos comunes desde un principio fue determinar las respuestas directas y residuales de los cultivos a la aplicación de N, P y azufre (S) y así complementar a los métodos de diagnóstico de la fertilidad de suelos. En este trabajo se sintetizan los resultados obtenidos de análisis de suelos de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10 cm, 10-20 cm) después de 14 años de fertilización continuada. Los objetivos fueron evaluar el efecto de los distintos regímenes de fertilización de largo plazo en los distintos suelos y rotaciones de la región pampeana sobre: a. los contenidos de MOS y Nan y, b. la relación entre el Nan y la MOS.

MATERIALES Y MÉTODOS
Se tomaron muestras de suelo de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10 cm y 10- 20 cm) de los cinco sitios de la Red de Nutrición del CREA de la Región Sur de Santa Fe (Tabla 1), durante la campaña 2013-2014. Las características de los ensayos son: dos sitios con rotación maíz-trigo/soja (M-T/S) (Balducci y San Alfredo) y tres sitios con rotación maíz-soja-trigo/soja (M-S-T/S) (La Blanca, La Hansa y Lambaré). Se evaluaron los seis tratamientos de la red: testigo sin fertilizar, NP, NS, PS, NPS y completo (NPS+micronutrientes). El diseño es en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones en cuatro sitios, y dos en San Alfredo. El tamaño de las parcelas es de 25-30 m de ancho y 65-70 m de largo. Se utiliza maquinaria del productor y labranza en siembra directa (SD) en todos los casos. La dosis de fertilización se estima a partir de los rendimientos esperados más un 5-10% de fertilización de enriquecimiento con P y S a la siembra de soja y, a partir de modelos zonales para cultivos de alto rendimiento en el caso del N. En la campaña 2013/2014 se aplicaron 30 y 18 kg de P y S respectivamente al cultivo de soja de primera en la rotación M-ST/S y, en la rotación M-T/S se aplicaron 102, 44 y 21 kg de N, P y S al cultivo de trigo (Boxler et al., 2014).
Se determinó el N potencialmente mineralizable (Nan) por incubación anaeróbica a 40ºC por 7 días, método descripto por Keeney & Bremner (1966) seguido de una colorimetría. La MO se determinó por la metodología propuesta por Walkley & Black (1934). Los resultados se analizaron mediante ANOVA, comparación múltiple de LSD y regresión. Los ANOVA de concentración de MOS y Nan se analizaron para cada estrato por separado. Las diferencias significativas fueron determinadas a un nivel de significancia del 95%. La relación entre Nan y MOS se analizó mediante regresión lineal. Se compararon las distintas regresiones mediante test de F y, en los casos en que no fueron diferentes, las líneas de regresión para esos tratamientos se representaron con una sola función.

Tabla 1. Información de manejo y de sitio. Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe. Soja. Campaña 2013/14.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN
1. Concentración de MOS y Nan en el suelo
Los catorce años de fertilización continua con N, P y S tuvieron un efecto sobre la MOS sólo en el estrato de 0-5 cm de profundidad, mientras que en el resto del perfil no hubo diferencia entre los tratamientos de fertilización (Figura 1). La disminución de la concentración de MOS por no fertilizar (testigo) fue del 12% en la capa de 0-5 cm respecto del tratamiento completo Figura 1). La mayoría de autores han informado que los cambios en MOS se producen por efectos de manejo y por los años de agricultura (Fabrizzi et al., 2003; Reussi Calvo, 2013; Genovese et al., 2009). Sin embargo, nuestros resultados sugieren que la fertilización también puede ser un factor importante para la regulación de los contenidos de MO y por consiguiente para mantener la fertilidad de los suelos en el largo plazo. Se han visto disminuciones de los rendimientos con las pérdidas de MOS (Ladha et al., 2003), ya que son fuente importante de nutrientes y sustrato de la actividad microbiana. En este trabajo, las mayores concentraciones de MOS se vieron en el estrato de 0-5 cm en todos los sitios (Figuras 1 y 2) concordante con Wander (2004); Diovisalvi et al. (2008) y (Diaz Zorita, 1999).
San Alfredo y Lambaré presentaron los valores más altos de MOS en todo el perfil (promedio 31,5 g kg-1 y 30,2 g kg-1 respectivamente) y Balducchi fue el más pobre en MOS (promedio 23,5 g kg-1 )(Figura 2). Estas diferencias entre sitios son previas a la instalación de los experimentos en el año 2000 (Boxler et al., 2014) y se podrían atribuir a las diferencias en años de agricultura y a las diferencias texturales en los sitios (Tabla 1). La información de los sitios previo a la implementación de los ensayos indican que Balducchi tenía más de 60 años de agricultura continua mientras que Lambaré y San Alfredo tenían 12 y 8 años respectivamente (Tabla 1). Por lo tanto, los contenido de MOS y los años de agricultura en los sitios guardan relación inversa entre sí y, son visibles en el largo plazo (Genovese et al., 2009, Reussi Calvo et al., 2013 y Eiza et al., 2005; Divito et al., 2011). Por otro lado, Lambaré es el sitio más rico en arcillas y Balducchi el más arenoso. En cuanto a los contenidos de (arcilla+limo), Lambaré tiene un 97%, mientras que Balducchi posee un 68% de dicha fracción (Tabla 1). Está documentado que la fracción (arcilla+limo) guarda relación positiva con los contenidos de COT de los suelos (Galantini et al., 2004), porque en suelos más finos el tamaño pequeño de los poros del suelo protegen a la MO de la acción de los microorganismos (Van Veen & Kuikman, 1990). Hassink et al. (1993a) indicaron que en suelos arenosos, la presencia de grandes poros disminuye la capacidad de retener agua y de mantener la humedad para el crecimiento bacteriano. Los cuales explican las mayores concentraciones de MOS total en suelos de texturas finas y menos laboreadas en este estudio.
La fertilización con N, P y S durante 14 años no cambió el contenido de N potencialmente mineralizable (Nan) en ninguno de los tres estratos de profundidad (Figura 3). Fabrizzi et al. (2003) también informaron que el Nan no fue afectado por la fertilización con N en dos experimentos en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, pero variaba con la MOS por efecto de los sistemas de labranza. Diovisalvi et al. (2008) también informaron que la fertilización no afectó los contenidos de Nan en un ensayo de largo plazo. Tang et al. (2006) vieron resultados similares en un ensayo de fertilización continua de 15 años en el norte de China, pero aplicaciones orgánicas aumentaban la MOS, y consecuentemente el N total y el N como amonio. Manna et al. (2007) también sugieren que se debe incrementar la MO si se desea aumentar la disponibilidad de N. En este estudio, el tipo de labranza homogénea (SD) en todos los sitios, y la ausencia de aplicación de N al cultivo de soja sumado a la alta frecuencia de este cultivo en las rotaciones pudo haber causado que las diferencias en los aportes de C al suelo entre los tratamientos no hayan sido lo suficientemente grandes como para provocar una diferencia en el Nan.
El Nan varió con la profundidad y con los sitios (Figuras 3 y 4). Los mayores contenidos de este nutriente se vieron en el estrato de 0 a 5 cm y disminuyeron con la profundidad (Figuras 3 y 4). Esto puede atribuirse a la incorporación de residuos con el sistema de SD cerca de la superficie, lo cual aumentó la MOS y consigo el Nan en este estrato. Según West & Post (2002) la SD generalmente incrementa la MOS en comparación con la LC y es más notorio en el estrato superficial. Los valores más bajos en los 3 estratos de profundidad correspondieron a Balducchi (promedio 33,85 mg kg-1 ) y Lambaré (promedio 65,13 mg kg-1 ) fue el más rico en concentración de Nan (Figura 4). Vale aclarar que los contenidos de COT siguen el mismo patrón (Figura 2, Tabla 1). Nuestros resultados sugieren que el Nan está relacionado con la MOS, ya que proviene de mineralización del N orgánico. Esto puede atribuirse a los contenidos de MO sumado a las condiciones ambientales favorables para la actividad microbiana que favorecieron a la mineralización y disponibilidad de N (Manna et al., 2007).
La secuencia de cultivos de ambas rotaciones tampoco afectó a las concentraciones de Nan (Figura 2), coincidiendo con lo reportado por Gregorutti et al. (2014) en varias rotaciones que incluyeron a los cultivos de soja, maíz y trigo. Las Figuras 3 y 4 incluyen valores de Nan entre 7,32 y 128,44 mg kg-1 . Estos valores son consistentes con aquellos reportados por Reussi Calvo et al. (2014) quienes mostraron valores de Nan entre 12 y 260 mg kg-1 siendo mayores en el este que en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Benitende et al. (2007) también reportaron valores de Nan promedio de 183 mg kg-1 y 104 mg kg-1 para suelos Argiudoles ácuicos y vérticos de Entre Ríos. Fabrizzi et al. (2003) informaron concentraciones de Nan bajo el sistema SD en promedio de 61,5 mg kg-1 y bajo labranza convencional (LC) de 24,2 mg kg-1 , lo cual indica que tanto la MOS como el Nan son afectados por el manejo del suelo. Se han visto que las prácticas de labranza afectan principalmente al pool de N en el suelo (Sharifi et al., 2008), pero el agregado de N como fertilizante no tiene efectos sobre el Nan (Diovisalvi et al., 2008). Sin embargo, en situaciones de altos niveles de fertilización con N pueden ocurrir disminuciones de Nan debido al incremento del reciclaje de la MO sugiriendo pérdidas de N por inmovilización (Genovese et al., 2009) lo cual no ocurrió en este estudio. Por lo tanto, la estimación de Nan a partir de la MOS podría ser un indicador de la capacidad del suelo de mineralizar N que varía ampliamente en los suelos. En las evaluaciones del Nan se deben considerar otras características como las historias agrícolas de cada lote, sistema de labranza, fertilización, textura y cantidad así como la calidad de residuos de cosecha que se incorporan.

Figura 1: Distribución de la concentración de MOS a 0-20 cm en los tratamientos de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe, campaña 2013/2014. Los círculos encierran tratamientos que no son diferentes significativamente (p>0.05) y las barras son el error estándar. Los cambios de letra indican diferencia significativa entre estratos de profundidad.

Figura 2: Distribución de la concentración de MOS a 0-20 cm en los sitios de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe, campaña 2013/2014. Los círculos encierran sitios que no son diferentes significativamente (p>0,05) y las barras son el error estándar. Los cambios de letra indican diferencia significativa entre estratos de profundidad.

Figura 3: Distribución de la concentración de Nan a 0-20 cm en los tratamientos de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe, campaña 2013/2014. Los círculos encierran tratamientos que no son diferentes significativamente (p>0.05) y las barras son el error estándar. Los cambios de letra indican diferencia significativa entre estratos de profundidad.
 
Figura 4: Distribución de la concentración de Nan a 0-20 cm en los sitios de la Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe, campaña 2013/2014. Los círculos encierran sitios que no son diferentes significativamente (p>0,05) y las barras son el error estándar. Los cambios de letra indican diferencia significativa entre estratos de profundidad.

2. Relación entre Nan y MOS
La Figura 5 muestra la relación entre el Nan y la MOS (p<0.01). Fabrizzi et al. (2003) afirmaron que el C de la MOP está altamente relacionado con el Nan, sus resultados sugieren que el Nan proviene de la mineralización de la MOS. Otros autores también han reportado la asociación entre MOS y el Nan (Sharifi et al., 2008; Genovese, 2009; Reussi Calvo et al., 2014). Contrariamente, Sainz Rosas et al. (2008) estudiaron 26 suelos de tipo Argiudol típico y Paleudol petrocálcico (3 sitios) en Balcarce e informaron que el COT no se relacionaba con el Nan, por lo cual indicaron que el COT no sería un indicador sensible de la capacidad de mineralización de N del suelo. Nuestros resultados también muestran que existe diferencias en la relación Nan: MOS entre los sitios. Pese a que los sitios más ricos en MOS fueron San Alfredo y Lambaré (Figura 2) no se vieron los mayores contenidos de Nan en San Alfredo, sino sólo en Lambaré (Figura 4). Lo cual se refleja en la relación Nan: MOS en la Figura 5, donde Lambaré tuvo los mayores valores de la relación Nan:MOS, Balducchi los valores menores y los otros 3 sitios presentaron relaciones Nan:MOS intermedias y estadísticamente no distintas entre sí. Estos resultados sugieren que el contenido de MOS no es un indicador suficiente para predecir la capacidad de proveer N disponible en los suelos. Existirían otros factores como la textura, pH, y el contenido de MO lábil que juegan papeles importantes en la mineralización de la MOS más allá de los contenidos totales de MOS (Baath & Anderson, 2003). Petersen et al. (2013) mostraron una relación positiva y muy estrecha entre el Nan y la biomasa microbiana en el suelo. Por otro lado, Diovsalvi et al. (2010a) reportaron que existe menor asociación entre el Nan y la MOS en suelos de textura fina. Sin embargo, nuestros resultados indican lo contrario, Lambaré pese a ser un sitio de textura fina mostró mayor correlación entre el Nan y MOS (Figura 5, r2 : 0,46). Esto podría ser explicado por las condiciones favorables para la actividad microbiana en Lambaré más allá de su riqueza en MO. Además, Kanazawa & Filip (1986) también informaron que la mayor parte de los microorganismos se acumulan en la fracción arcillo+limo.
Los regímenes de fertilización con N, P y S no afectaron a la relación entre el Nan y la MOS (Figura 5). Esto podría ser explicado porque no hubo grandes efectos de la fertilización sobre los contenidos de MOS. Esto sucedió sólo en el estrato de 0-5 cm, donde el testigo fue inferior en MO (Figura 1), dicho efecto no fue significativo sobre la relación Nan:MOS. Está documentado que los cambios más notables en contenido de MOS y Nan se pueden ver por efectos de manejo y años de agricultura (Genovese et al., 2009, Reussi Calvo et al., 2013 y Eiza et al., 2005; Divito et al., 2011), por el contrario no hay reportes de los efectos puros de la fertilización sobre la MO y por consiguiente sobre el Nan. En este estudio, el sistema de labranza fue SD en todos los sitios y la frecuencia del cultivo de soja en las rotaciones pudieron haber impedido las diferencias significativas del contenido del Nan con los tratamientos. Por lo cual, coincidimos con lo que afirmaron Marriott & Wander (2006) y Sainz Rosas et al. (2008) que el Nan no es una fracción que varía en paralelo con los contenidos de MOS, sino que existe diferencias dependiendo de las potencialidades de mineralización de los suelos y condiciones favorables para la biomasa microbiana. Por lo cual no se pueden predecir la capacidad de un suelo de mineralizar N sólo a partir de los análisis de MOS total.

Figura 5: Relación entre concentración de Nan y la MOS. La línea verde corresponde a la función de Nan:MOS en Lambaré, la línea negra a San Alfredo, La Blanca y La Hansa, y la línea azul corresponde a Balducchi.


CONCLUSIONES
Las fuentes de variación evaluadas en estos experimentos (i. e. fertilización con N, P y S) mostraron diferencias en los contenidos de MOS sólo en el estrato de 0-5 cm de profundidad. Sin embargo, no afectaron a los contenidos de Nan en el suelo. Las rotaciones no afectaron a los contenidos de MOS y Nan.
Se determinaron relaciones positivas entre el Nan y la MOS y sus variaciones fueron atribuibles a las diferencias en otras características además del contenido de MOS total entre los sitios. Por lo tanto, solo la MOS total no es un buen predictor de la capacidad de mineralización de N de los suelos.

AGRADECIMIENTOS
Se agradece especialmente a F. Permingeat por la colaboración en el muestreo a campo de los ensayos y la recolección de muestras. La financiación del presente trabajo provino de UBA, CONICET y ANPCYT.

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17 de agosto de 2017

El 31 de Agosto vence la DDJJ de Siembra de Trigo

El próximo 31 de agosto vence el plazo para la presentación de la Declaración Jurada de siembra de Trigo, avalando la procedencia de la semilla y su variedad, de acuerdo a las diferentes resoluciones de INASE, siempre que su facturación anual supere en 3 veces el monto de la máxima categoría del monotributo, independientemente de que se encuentren  inscriptos o no en el régimen de monotributo.
Cumplimentado el paso anterior, si usted reserva semilla para uso propio, deberá presentar antes del 31 de enero la Declaración Jurada de cosecha, donde detallará la cantidad de semilla guardada y el lugar donde se encuentra la misma. Esto le permitirá obtener un certificado de uso propio, para poder declarar la siembra en la próxima campaña.

Carga de Autogestión
Como primer paso debe dar de alta el Servicio de Autogestión del MINAGRO en la página del AFIP, ingresando con su Clave Fiscal. Aquí les dejo el INSTRUCTIVO
Seguidamente se debe descargar la Explicación pdf a modo de guía para completar su declaración jurada con la
información requerida en el Servicio de Autogestión del Ministerio agroindustria.
El trámite es GRATUITO y OBLIGATORIO para todos aquellos productores alcanzados en el primer paso, para cumplimentar con lo solicitado en las Resoluciones INASE Nº 187/15 y 149/16.

Ante cualquier duda o inquietud en la presentación de la DDJJ , puede comunicarse con este Registro de
Usuarios de Semilla (ex RUSSyT)  al 0800-362-4684 o (011) 3220-5454/5455
HORARIO DE ATENCIÓN: DE LUN A VIE DE 10 A 13 HS. Y DE 14 A 16 HS.
Por correo electrónico a: productores@inase.gov.ar / rus@inase.gov.ar

Agronomía en La Pampa
Colonia Santa María - La Pampa.
sergiolacorte@yahoo.com.ar
02954-15-807606

15 de agosto de 2017

Micotoxinas en granos y subproductos

Micotoxinas en los granos y subproductos. La prevención a campo, en la cosecha y durante el almacenamiento son determinantes.
Publicado el: 04/04/2017
Autor/es: Ing. Agr. Rubén Roskopf (E.E.A. INTA Pergamino); Ing. Agr. Leandro Cardoso (E.E.A. INTA Balcarce); Ing. Agr. Juliana Iglesias e Ing. Agr. Daniel Presello (E.E.A. INTA Pergamino. Buenos Aires. Argentina

INTRODUCCIÓN
Las micotoxinas son metabolitos producidos por algunas especies de hongos durante su crecimiento que, aún en muy bajas concentraciones, tienen elevada toxicidad tanto para el hombre como para los animales. El consumo de granos o sus derivados contaminados con micotoxinas, afectan la salud de los organismos vertebrados con efectos sobre el desarrollo embrionario, la reproducción, los sistemas nervioso, respiratorio e inmunitario, entre otros, pudiendo llegar a ser fatales.
Las especies fúngicas, pertenecientes a los géneros Aspergillus, Fusarium, Penicillum o Diplodia, son patógenos naturales de los cultivos y colonizan el grano a campo o en las siguientes etapas de almacenamiento, procesamiento y elaboración de alimentos. Si se dan las condiciones ambientales adecuadas, estos hongos producen algunas micotoxinas altamente nocivas para la salud como las aflatoxinas, fumonisinas, tricotecenos o zearalenona, entre otras.

CONSIDERACIONES DE IMPORTANCIA

La presencia de hongos no necesariamente implica la producción de micotoxinas, sin embargo puede que haya persistencia de micotoxinas aún en ausencia de hongos. Cada género de hongo puede generar diferentes tipos de micotoxinas, de la misma forma que un determinado tipo de micotoxina puede ser producida por diferentes especies de hongos.
Una vez producida la contaminación, las micotoxinas son muy estables y de difícil eliminación por lo que se deben tomar medidas preventivas a fin de producir granos y alimentos aptos para el consumo y reducir el impacto económico en la cadena de producción.

PREVENCIÓN EN LA PRODUCCIÓN A CAMPO

Los hongos productores de micotoxinas tienden a invadir los tejidos menos vigorosos o que han empezado un proceso de deterioro, por lo que las buenas condiciones del cultivo logradas mediante el ajuste de la fecha de siembra, densidad, fertilidad o irrigación crearán un ambiente poco propicio para el desarrollo de micelio y reducirán la probabilidad de que ocurran focos de contaminación. Además, las buenas prácticas de cultivo minimizan la probabilidad de ocurrencia de estrés severo en las que algunos hongos responden produciendo altos niveles de micotoxinas.  

Las plantas tienen mecanismos de defensa que les permiten reaccionar ante la presencia del patógeno disminuyendo los niveles de infección. Las variedades disponibles en el mercado tienen diferentes niveles de reacción a la enfermedad. Mientras algunas de ellas son severamente afectadas por hongos de grano y espiga, otras sembradas en las mismas condiciones son afectadas levemente sin que la enfermedad afecte el rendimiento y manteniendo bajos niveles de contaminación. La elección de los cultivares menos susceptibles a las infecciones fúngicas es una de las medidas más efectivas para el manejo de enfermedades fúngicas y contaminación con micotoxinas en granos. Durante los últimos años, INTA ha evaluado la resistencia en la mayor parte del germoplasma disponible en maíz y trigo, dicha información puede ser consultada AQUI . 

El daño ocurrido en los tejidos de protección del grano, como los que ocurren por ataque de insectos Lepidópteros facilita la entrada del hongo al grano generando focos de contaminación. El uso de variedades con resistencia a insectos, ejemplo cultivares Bt, junto con otras medidas de manejo integrado de la plaga reducirán el daño de insectos y los niveles de contaminación.

Los tratamientos con fungicidas reducen los niveles de hongos en grano y espiga de algunos cultivos como los cereales de invierno y no son tan efectivos en otros, como es el caso de maíz. La eficiencia de los tratamientos con fungicidas puede mejorarse aplicando el fungicida en los momentos de mayor probabilidad de ocurrencia de infecciones determinado mediante sistemas de pronóstico.  

El sistema de pronóstico para fusariosis de la espiga de trigo desarrollado por el INTA para trigo se halla disponible online y pueden ser consultado diariamente para conocer la necesidad de aplicar fungicidas. Además, estos sistemas producen mapas de probabilidad de contaminación con micotoxinas que pueden ayudar a predecir los niveles de contaminación en determinada región y ayudar a la toma de decisiones sobre medidas de manejo o destino que se le dará a los granos.
PREVENCIÓN DURANTE COSECHA

Los granos quebrados son de fácil colonización para los hongos e insectos por lo que mantenerlos enteros, sin roturas visibles o fisuras, ayuda para minimizar el desarrollo de hongos y la contaminación con micotoxinas. Para mantener sin daño mecánico los granos se debe regular adecuadamente el sistema de trilla de acuerdo a la humedad de los granos. Si el cultivo está seco, la separación del grano del material no grano, se realiza fácilmente por lo que se debe disminuir las RPM del cilindro o rotor de trilla y aumentar su separación con el cóncavo.  Estos elementos de trilla se deben cambiar si están desgastados evitando extender su vida útil a costa de regulaciones más agresivas que elevan notablemente el daño mecánico al grano.
Las cosechadoras axiales en general provocan menor daño mecánico a los granos.

Durante la cosecha, la tolerancia de grano partido no debería ser solamente la norma de comercialización para cada grano, si no la mínima posible que me permita realizar una cosecha eficiente con bajas pérdidas manteniendo la integridad del grano.

En trigo con fusariosis de las espiga es conveniente iniciar el trabajo con una humedad de grano de 17 a 18 %, de forma tal de lograr una mayor diferencia en el peso específico entre el grano sano, entero y con mayor humedad y el grano atacado por Fusarium sp, (más seco y liviano). En la limpieza de la cosechadora se debe aprovechar esta diferencia de peso regulando el ventilador con mayor caudal de aire (trabajar en el rango desde los ¾ de velocidad hasta el máximo) de manera que los granos con fusarium salgan por la cola de la máquina (monitoreando que no se pierdan granos con valor comercial).  Hay que tener en cuenta que esta recomendación exige que el grano sea inmediatamente secado a 14 % de humedad luego de la recepción en el acopio y previo al almacenamiento.

PREVENCIÓN DURANTE EL ALMACENAMIENTO

El almacenamiento de los granos secos, por debajo de la humedad de recibo y a baja temperatura, son las principales herramientas para minimizar el desarrollo de hongos y la consiguiente producción de micotoxinas en esta etapa. Una consideración especial es el girasol que debe almacenarse más de 3 puntos por debajo de su humedad de comercialización para evitar serios problemas en el almacenaje. 

Tabla 1. Humedad segura de almacenaje de granos correspondiente a una temperatura de 17 °C. (Fuente: ASAE D 245.5) 

Granos
% humedad *1
   Girasol
   8
   Maíz
   14,1
   Soja
   12,9
   Sorgo
   15,6
   Trigo
   14
*1 (si la temperatura de los granos es mayor, la humedad segura de almacenaje debe ser menor) 

Adicionalmente, la fuente inicial de inoculo fúngico puede disminuirse eliminando las partículas pequeñas de granos y materias extrañas a través de la limpieza mecánica o neumática del grano al ingreso a la planta. Si el grano ya se almacenó en el silo, es recomendable realizar el “descorazonado”. Esta técnica consiste en extraer aproximadamente el 3 % del grano contenido en el silo lleno (invertir el "copete") y de esta manera eliminar la columna central del granel en la que normalmente se concentra el material fino que entorpece el paso del aire, facilita el desarrollo de insectos, hongos y producción de toxinas. El grano descargado puede ser pasado por la limpieza y regresado al silo o enviado para la venta, pero nunca se debe recircular porque no tiene efecto la práctica del descorazonado.

En el caso del almacenamiento en silo bolsa es determinante mantener la hermeticidad y realizar un llenado uniforme para evitar sectores con aire en la bolsa. Para ello se debe realizar el llenado dentro del límite de estiramiento de la bolsa, reparando inmediatamente cualquier rotura para evitar la entrada de agua. Nunca confeccionar la bolsa directamente sobre el rastrojo y siempre en lotes altos para evitar los anegamientos luego de una lluvia torrencial.
Cuando se determina la presencia de micotoxinas en un lote de granos, la única medida natural para contrarrestar su efecto, sin el agregado de químicos, es el mesclado con distintas partidas de granos para reducir el promedio de contaminación de todo el granel.

SISTEMA DE MUESTREO PARA DETECTAR LAS MICOTOXINAS EN GRANOS

La distribución de las micotoxinas en el grano es en general muy heterogénea, por lo cual el muestreo debe realizarse mediante la extracción de varias submuestras para confeccionar una muestra compuesta. Si, por ejemplo, las normativas para análisis comercial indican la extracción de 3 submuestras en un chasis y 5 en acoplado de un camión (8 submuestras en 30-35 t de grano), la cantidad mínima requerida para un análisis de micotoxinas es prácticamente el doble. Las muestras deben ser conservadas en freezer hasta su evaluación en laboratorio.
Fuente: ENGORMIX