27 de abril de 2020

Pérdidas de Cosecha en Soja. ¿Cómo medirlas? ¿Las cosechadoras de Última generación...miden todo?

Cosecha de Soja: ¿Todavía se miden las pérdidas tirando los aros?

Publicado el: 27/4/2020
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Como parte de las actividades desarrolladas en el INTA PARANÁ, se realizó el monitoreo y evaluación de las pérdidas en la cosecha de soja, empleando la metodología tradicional de los cuatro aros tirados al paso de la cosechadora. En la nota, te explicamos por qué recomendamos esta técnica, como complemento a la lectura y análisis de los sensores.
 
A la izquierda: tirando los aros en el ancho de corte de la plataforma. A la derecha: se juntan los granos y vainas encontrados dentro de cada aro. Esta metodología permite medir las pérdidas totales de la cosechadora.
 
¿Todavía se miden las pérdidas tirando los aros? Es una pregunta común cuando se ve la tarea de los técnicos tirando los aros cerca de la cosechadora.
 
La respuesta parecería ser obvia en el caso de máquinas cosechadoras modernas altamente tecnificadas que se auto guían y necesitan del operario solamente para doblar en las cabeceras y descargar el grano, máquinas que miden el rendimiento y la humedad del grano metro a metro en el lote, que autoajustan sus regulaciones para trabajar con las menores pérdidas posibles, que pueden estar conectadas transmitiendo datos a una oficina en cualquier lugar del mundo para que el contratista dueño pueda ver y registrar las velocidades de trabajo, en qué lote está parada y por qué, cuál es el rinde y las toneladas de grano cosechadas, además de poder programar el mantenimiento y evitar las roturas.
 
Tan elevado nivel de tecnificación, que puede aumentar notablemente la operatividad y eficiencia de trabajo de la cosechadora, requiere de un maquinista capacitado para tomar las decisiones adecuadas según los datos que le muestran los tantos sensores en la cabina a lo largo del día de cosecha. 
 
Ahora bien… ¿los sensores de la cosechadora miden todo?
Claramente se puede decir que no. Durante la cosecha de soja, básicamente puede haber pérdidas de cola de la máquina y del cabezal.
 
Estadísticamente, las pérdidas de cabezal -aunque habitualmente no se tengan en cuenta-, son, en promedio, el 70 % del total, y solamente el 30 % restante es de cola de la cosechadora.
 
Recientemente Santiago Tourn, Ing de la unidad integrada Balcarce INTA/FCA-UNMdP lo confirma en una tesis donde evaluó las pérdidas de 96 cosechadoras en condiciones reales de trabajo. El golpe que los elementos de la plataforma, principalmente el molinete y la barra de corte, le provocan a la planta seca de soja al momento del corte, hace que las vainas y ramitas con vainas se caigan al suelo por delante del cabezal. Estos son kg que se pierden y que deberían estar en la tolva
 
La cosechadora puede tener sensores que si están calibrados miden las pérdidas por cola de la cosechadora, pero no tiene sensores que registren las pérdidas del cabezal, y recordemos que, son las pérdidas más importantes en magnitud de kg/ha. 
 
Entonces, si queremos conocer las pérdidas totales de cosecha de soja, no es posible guiarnos únicamente por los sensores y debemos tirar los aros para obtener valores confiables. Y posteriormente, realizar las regulaciones en la cosechadora si las pérdidas son mayores a la tolerancia.
 


Los granos recolectados en los cuatro aros se colocan en el vasito medidor de pérdidas o también se pueden contar teniendo en cuenta que 60 granos de soja son 100 kg/ha de pérdidas.
 
Los datos del trabajo realizado en el INTA Paraná
En el INTA PARANÁ, con la cosechadora Don Roque 125, la cosecha se realizó a una velocidad de 3 km/ha dado el rendimiento de 3800 kg/ha y la presencia de manchones con plantas verdes que complicaban a la cosechadora.
 
Al intentar aumentar la operatividad de la cosechadora, se evaluaron las pérdidas totales a 4 km/h y 6 km/h siendo de 78 kg/ha y de 145 kg/ha a la menor y mayor velocidad de avance, respectivamente.
 
Al precio de pizarra Rosario menos 9 %, son $ 986 de pérdidas por cada ha cosechada que quedan en el rastrojo solamente a la menor velocidad. Esto muestra lo rentable que puede ser dedicarle tiempo y tirar los aros durante la jornada de cosecha, incluso contratando a una persona si fuera necesario.
 
A la mayor velocidad fue notable el aumento de pérdidas del cabezal evidenciando la caída de ramitas con vainas adheridas.
 
Finalmente para cosechar por debajo de la tolerancia de pérdidas de 75 kg/ha se decidió continuar el trabajo a una velocidad cercana a 3 km/h, teniendo en cuenta que para cada lote y momento del día se deben tirar los aros para complementar la información que muestran los sensores de pérdidas de la cosechadora.
 


Ramita con vainas recolectada del aro de pérdidas. Estas corresponden a pérdidas del cabezal.

24 de abril de 2020

Productores Agropecuarios. Certificado Único Habilitante para Circulación.

Hola Amigos:
                       Por estos días, en este pequeño pueblo en el que vivo, he aumentado mi popularidad confeccionando el Certificado Único Habilitante para Circulación a productores agropecuarios.
Ocurre que son bastante confusos los ítems y mucha gente aún accediendo a la tecnología no logra el permiso.
Les ofrezco confeccionarles el permiso a distancia con sólo un par de datos.
Si alguien está interesado puede solicitarlo al 02954-807606 o por mail a: sergiolacorte@yahoo.com.ar

16 de abril de 2020

Avances en la interpretación de análisis de suelo

Publicado el: 13/4/2020

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Introducción
El diagnóstico de la fertilidad de suelos y la recomendación de fertilización de cultivos contemplan diferentes etapas entre las que se destacan: 1- muestreo de suelo, 2- el análisis propiamente dicho y 3- la interpretación de los resultados (Barbazán y García, 2015). La primera de ellas resulta clave, dado que representa el primer paso dentro del proceso que lleva a la recomendación de fertilización. En los últimos años se han observado que los errores en el muestreo de suelos son de 3 a 6 veces superiores a los errores durante el análisis de laboratorio. Por lo tanto, se deberían considerar para una correcta toma de la muestra de suelo: el momento y profundidad de muestreo según el nutriente a cuantificar, el número de submuestras por muestra (de 25 a 50), los elementos utilizados para la extracción y el acondicionamiento de las muestras hasta su llegada al laboratorio (Carretero et al., 2016).
La etapa de interpretación puede ser definida en términos generales como el proceso mediante el cual se trata de encontrar un significado más amplio sobre información empírica recabada. Generalmente, para una mejor interpretación es necesario conocer el marco y/o contexto en el que se realiza la misma (ej: la zona, el ambiente, dinámica de nutrientes, etc.). En la actualidad, la mayoría de los métodos de diagnóstico de deficiencias de nutrientes basados en determinaciones de suelo contemplan la cuantificación de fracciones inorgánicas lábiles (para nutrientes móviles) o de índices que tratan de extraer una fracción proporcional de nutrientes semejante al que toman las raíces de las plantas (para nutrientes de baja movilidad) (Barbazán y García, 2015). Estos métodos en general han presentado moderada capacidad predictiva de la respuesta al agregado de los diferentes nutrientes, por lo tanto, la investigación e inclusión de otros factores o formas de nutrientes a los modelos actuales de diagnóstico permitiría reducir su incertidumbre y mejorar la interpretación de los análisis de suelo debido a una mejor comprensión del contexto o marco. El objetivo del presente trabajo es realizar una revisión resumida sobre los principales avances en la interpretación de los análisis de suelos que se han realizado en los últimos años para los principales nutrientes móviles (nitrógeno y azufre) y de baja movilidad (fósforo y cinc) que limitan la producción de los cultivos extensivos en la Región Pampeana Argentina.

Nitrógeno
La metodología más difundida para el diagnóstico de nitrógeno (N) se basa en la determinación del contenido de N-nitrato en suelo previo a la siembra del cultivo (profundidad de 0-60 cm). Para el cultivo de maíz, Correndo (2018) realizó un meta-análisis sobre ensayos de fertilización nitrogenada realizados en la región pampeana y determinaron una disponibilidad de N crítica en presiembra de 293 kg N ha-1 para rendimientos de 11 tn/ha. No obstante, el ajuste del modelo fue solo del 18% (Figura 1). Por lo tanto, identificar y estudiar las variables que condicionan la respuesta a N permitirían generar modelos de diagnóstico más precisos que los actuales y, por ende, maximizar la eficiencia de uso del fertilizante aplicado.
Figura 1. Rendimiento de maíz en función de la disponibilidad de N (suelo + fertilizante) previo a la siembra del cultivo para la Región Pampeana Argentina (Correndo et al., 2018).
En los últimos años se han propuesto distintos umbrales de disponibilidad de N (suelo más fertilizante), los cuales varían en función de diferentes factores entre los que se destacan: 1- el potencial de rendimiento, 2- la textura del suelo, 3- el potencial de mineralización del suelo y 4- el efecto del cultivo antecesor (Diez, 2017; Orcellet et al., 2017; Correndo et al., 2018). Trabajos recientes para maíz, determinaron que el umbral crítico de disponibilidad de N es función del potencial de rendimiento del cultivo. El umbral varió desde 133 kg N ha-1 para rendimientos máximos medios de 6.5 t ha-1 hasta 304 kg N ha-1 para rendimientos de 14.1 t ha-1 (Correndo et al., 2018). Esto representó un incremento medio de 22.6 kg N en el umbral por tonelada de maíz al cambiar de curva de potencial de rendimiento (Figura 2). La separación de las poblaciones de datos en función del potencial de rendimiento del cultivo permitió incrementar la capacidad predictiva del método de diagnóstico desde un 18% hasta un 45% según ambiente.
Respecto al efecto de la textura del suelo, Correndo et al. (2018) informaron que el rendimiento del testigo resultó hasta un 83% menor en suelos de la clase fina (>90% de limo + arcilla) respecto a los de clase gruesa (promedio de 50% de limo + arcilla). Por lo tanto, los suelos de clase textural fina, al expresar rendimientos sin N más bajos que en otras texturas -y potenciales similares-, registraron un mayor potencial de respuesta al agregado de N (Figura 3). No obstante, dichos autores no observaron diferencias significativas en el umbral crítico entre clases texturales. Así, se observó que, independientemente de la textura, el umbral estaría determinado por el potencial de rendimiento, mientras que la textura no afectaría al umbral, pero sí la tasa de la respuesta ante cambios en la disponibilidad de N (Figuras 2 y 3).
Como se mencionó, otro aspecto a considerar para mejorar la interpretación del análisis de suelo es considerar el aporte de N desde la fracción orgánica del suelo. En general, los métodos de diagnósticos basados en la determinación del contenido de N en presiembra no contemplan de manera directa el aporte de N por mineralización durante el ciclo del cultivo (pasaje de N en la materia orgánica a N disponible para el cultivo), el cual representa una fuente de N importante para los mismos (Reussi Calvo et al., 2018). A modo de ejemplo, el aporte de N por dicho proceso puede satisfacer hasta el 80% de la demanda de N de un cultivo de maíz en la región pampeana núcleo (Orcellet et al., 2017). Trabajos recientes han demostrado que el aporte de N por mineralización durante el ciclo del cultivo puede variar desde 22 hasta 232 kg N/ ha según zona, cultivo y fecha de siembra (Reussi Calvo et al., 2018). En los últimos años, trabajos realizados para trigo y maíz, han demostrado que la incorporación del Nan (N-amonio liberado durante la incubación anaeróbica de una muestra de suelo) a los modelos tradicionales de diagnóstico mejora la estimación de las necesidades de N. A modo de ejemplo, para el sudeste bonaerense y norte de la región pampeana se ha determinado incrementos en la capacidad predictiva del rendimiento de maíz por la incorporación del Nan del 29% y 46%, respectivamente (Orcellet et al., 2017) (Figura 4).
Por último, el cultivo antecesor (sea cultivo puente o no) modifica la dinámica de N para el cultivo posterior en la rotación en función de la especie, relación carbono (C)/N de los residuos, tipo de suelo, temperatura, agua disponible, momento y método de incorporación, entre otros (Ranells y Wagger, 1996). Trabajos realizados en los últimos años en maíz reportaron aportes de N por efecto del cultivo antecesor que varían desde 30 hasta 100 kg N ha-1 según ambiente y cultivo en consideración (Figura 5) (Diez, 2017).
Los modelos de diagnóstico citados (N disponible en presiembra + Nan) no contemplan el N que pudo haber sido liberado o inmovilizado por los residuos del cultivo antecesor en estadios posteriores a seis hojas (V6) del maíz. Si bien se ha informado que el Nan es sensible a cambios en las prácticas de manejo y uso del suelo (Genovese et al., 2009), los resultados determinados por Diez (2012), indican que no habría un efecto del cultivo antecesor inmediato sobre el Nan determinado a la siembra del maíz y, por lo tanto, debería ser considerado al momento de definir la dosis de N. Diez (2017), determinaron que la incorporación de la relación C/N de la materia seca del cultivo puente, por un lado, y el N acumulado en materia seca, por otro, mejoró la capacidad predictiva del rendimiento relativo del cultivo de maíz y, por ende, de la dosis de N. Estos resultados remarcan la importancia de considerar el efecto del cultivo antecesor en los actuales modelos de diagnóstico de nitrógeno para cultivos extensivos.

Azufre
Los métodos de diagnóstico de azufre (S) basados en la determinación del contenido de S-sulfato (0-20 cm) en suelo en presiembra del cultivo han mostrado resultados contradictorios (Reussi Calvo et al., 2006; Pagani y Echeverría, 2011). Esta diferencia entre estudios se explica en parte por la variabilidad subsuperficial (> 20 cm) de S-sulfato entre sitios, que no es tenida en cuenta y que representa un compartimento muy importante para la nutrición de las plantas (San Martín y Echeverría 1995). Por lo tanto, algunos trabajos han planteado el empleo de la determinación S-sulfato a 0-60 cm de profundidad, aunque la capacidad predictiva también fue variable según caso (Prystupa et al., 2006; Pagani y Echeverría, 2011; Carciochi et al., 2016; Carciochi et al., 2018). Una posible explicación es que dicho método no contempla el aporte de S por mineralización desde la fracción orgánica durante el ciclo del cultivo (Camberato et al., 2012). Aproximadamente el 50% del S total incorporado a la biomasa aérea del cultivo de maíz es absorbido luego de la floración (Ciampitti et al., 2013). Debido a las altas temperaturas que ocurren en la Región Pampeana en ese momento, se produce un incremento en la tasa de mineralización de S. Así, es esperable que el S proveniente de esta fuente cubra gran parte del total absorbido por el cultivo, y es por esto que debería ser tenido en cuenta con el fin de predecir con mayor exactitud el S disponible para las plantas. Trabajos realizados en EE.UU., determinaron una estrecha asociación entre la mineralización de S y el Nan en el estrato de 0-20cm (Figura 6), por lo cual este último podría ser utilizado para el diagnóstico de S en los cultivos (Wyngaard y Cabrera, 2015). En línea con lo mencionado, en la región pampeana, Carciochi et al. (2016) reportaron que el Nan explicó un 62% de la variación en la respuesta a la fertilización azufrada en maíz (Figura 7). Valores superiores a 54 mg kg-1 indicarían suficiente disponibilidad de S para el cultivo. Considerando el intervalo de confianza para el umbral de Nan (entre 40 y 69 mg kg-1) (Figura 7), se observó que tres de los cinco sitios con valores de Nan menores a 40 mg kg-1 respondieron a la fertilización azufrada, mientras que en todos los sitios con Nan superiores a 69 mg kg-1 no hubo respuesta a S. Este hecho muestra que el Nan es un buen indicador para predecir la respuesta a S en condiciones de campo. En consecuencia, el índice Nan podría ser potencialmente usado para predecir simultáneamente la disponibilidad de S y N en el cultivo de maíz. No obstante, para el diagnóstico de S también deberían ser considerados el potencial aporte de S por parte del cultivo antecesor, la napa de agua, la tosca y/o el riego entre otras fuentes.

Fósforo
A diferencia de lo descripto para N y S, no todo el P inorgánico está disponible para los cultivos durante su ciclo de crecimiento. Por lo tanto, utilizar al contenido de P-fosfato del suelo como un indicador de la disponibilidad de P, de la misma manera que se utilizan N-nitrato y S-sulfato para N y S, respectivamente, resultaría en la sobreestimación de la disponibilidad de P. Por tal motivo, deben utilizarse otros índices de disponibilidad, siendo el más difundido en la región pampeana el propuesto por Bray y Kurtz (1945; P-Bray) (García et al., 2015). La fracción de P extraída por este extractante ha sido asociada a la respuesta de cultivos como maíz, trigo, soja y papa (Figura 8) (Mallarino et al., 1997; García et al., 2015; Correndo, 2018).
Sin embargo, la asociación entre el rendimiento relativo de los cultivos y P-Bray suele ser baja (Correndo, 2018). Al igual que para N, el valor del umbral para P podría ser afectado por el potencial de rendimiento, la textura del suelo, el potencial de mineralización del suelo y el efecto del cultivo antecesor. En este sentido, Correndo (2018) observaron que el potencial de rendimiento no afecto el nivel crítico para maíz. Esto es esperable para nutrientes poco móviles como el P, que llegan a la planta mediante difusión e intercepción radicular. Así, plantas con mayor rendimiento y exploración radicular tienen más acceso a P, lo que puede compensar la mayor demanda de este nutriente (Dodd y Mallarino, 2005).
Respecto a la textura del suelo, los suelos con partículas finas tienen un umbral de P-Bray más bajo, para cultivos como trigo, soja y maíz (Bell et al. 2013; Correndo et al., 2018) (Figura 9). Dicho de otra manera, los cultivos presentan menor respuesta a la fertilización fosforada en suelos arcillosos que en arenosos. Esta tendencia puede deberse a dos factores: el potencial buffer de P del suelo y la materia orgánica. El potencial buffer del suelo se define como el cambio en la cantidad de P sorbido requerido por cambio unitario en la concentración de P en la solución. Para la calibración de análisis de suelo, el enfoque más comúnmente utilizado ignora los posibles efectos de la capacidad buffer de P del suelo sobre los niveles críticos (Moody et al., 2013). Por otra parte, los suelos de textura fina presentan un mayor contenido de materia orgánica, que puede potencialmente mineralizarse liberando P disponible para las plantas, que tampoco es tenido en cuenta por los métodos de diagnóstico.
Aunque hasta el 80% del P total puede encontrarse en la fracción orgánica del suelo (Kellogg et al., 2006), no existen en la actualidad métodos que permitan estimar de manera simple y económica el potencial de mineralización de P. Un indicador recientemente propuesto de la capacidad del suelo para suministrar P durante el ciclo de los cultivos mediante el proceso de mineralización es el contenido de P en la fracción particulada del suelo (Ciampitti et al., 2011) (Figura 10). Se conoce como fracción particulada a aquella con un tamaño de partícula superior a los 53 μm y se caracteriza por poseer alta respuesta al manejo y alta contribución en la dinámica de los nutrientes. Sin embargo, estudios recientes realizados en la región pampeana no observaron relación entre el P en la fracción gruesa y el rendimiento relativo de la soja (Appelhans et al., 2016) (Figura 10). Otra alternativa para estimar la mineralización de P seria utilizar el indicador Nan que, como fue previamente descripto, se ha empleado como un indicador de mineralización de S además de N. Sin embargo, esta alternativa no ha sido aún evaluada.
Por último, otra variable que podría afectar el valor de los umbrales de P-Bray es el efecto del cultivo antecesor. Por ejemplo, se ha demostrado que más del 40% del P liberado durante la descomposición de los residuos de cultivos de cobertura es recuperado por el siguiente cultivo, con una eficiencia de absorción similar a la de los fertilizantes minerales (Maltais-Landry et al., 2015). En la región pampeana, Varela et al. (2014) determinaron que la liberación de P de cultivos de cobertura previos a la siembra de soja hasta el periodo crítico de dicho cultivo fue de 4.5 kg/ha para avena, 4.7 kg/ha para centeno y 1.7 kg/ha para raigrás en 2009/2010. En 2010/2011, la liberación de P desde los cultivos de cobertura alcanzo valores de hasta 16.5 kg/ha, lo que representa un 68% de la demanda de un cultivo de soja de 3 tn/ha. Es evidente así, que la contribución del cultivo antecesor es muy variable dependiendo del cultivo y de las condiciones climáticas durante la estación de crecimiento entre otros factores. Por este motivo, seria importante incorporar a los modelos de diagnóstico de fertilización fosforada la contribución del P desde los residuos.

Zinc
A diferencia de N, S y P, el cinc (Zn) es un micronutriente, es decir, un nutriente que las plantas necesitan para su crecimiento y desarrollo, pero en baja concentración. En la Región Pampeana, la disponibilidad de Zn en los suelos ha disminuido entre un 40-70% respecto de sus niveles iniciales (Sainz Rozas et al., 2013). En este contexto, algunos estudios muestran la respuesta en rendimiento al agregado de este micronutriente en cultivos como trigo (Salvagiotti et al., 2012), maíz (Barbieri et al., 2017) y soja (Boga y Ramírez, 2014, Martínez Cuesta et al., 2016).
En la actualidad, se utilizan dos tipos de extractantes para la determinación de la disponibilidad de Zn en suelo: DTPA o Mehlich-3. Ambos métodos pueden ser utilizados, y sus resultados están relacionados (Figura 11; Martínez Cuesta, no publicado). Sin embargo, en algunos laboratorios se prioriza el uso del extractante Mehlich-3 porque permite extraer simultáneamente otros micronutrientes y macronutrientes como P, lo cual representa una ventaja como método de rutina.
Algunas variables que podrían afectar la respuesta de los cultivos a la fertilización con Zn son el: potencial de rendimiento, la textura del suelo, su pH, contenido de P Bray, contenido de materia orgánica y el efecto del cultivo antecesor. Al igual que para otros nutrientes poco móviles, se ha demostrado que el potencial de rendimiento no afecta la respuesta del cultivo de maíz a la fertilización (Barbieri et al., 2017) (Figura 12).
Recientemente, Barbieri et al. (2017) evaluaron desarrollar un modelo de diagnóstico que incluya no solamente el valor de disponibilidad de Zn determinado por extracción con DTPA, sino también otras variables del suelo que afectan la disponibilidad de este nutriente en maíz (P Bray, pH, materia orgánica). Como resultado, se observó que la capacidad predictiva del modelo sólo mejoro con la inclusión de la materia orgánica, aunque la mejora fue leve. En este mismo estudio, se pudieron definir 3 rangos de valores de Zn -DTPA (Figura 13) con diferente probabilidad de respuesta a la fertilización: < 0.87 ppm alta probabilidad, de 0.87 a 1.30 ppm probabilidad media, > 1.3 ppm baja probabilidad
Por último, el cultivo antecesor no tiene un efecto directo sobre la disponibilidad de Zn, ya que la concentración de dicho nutriente en residuos es baja. Sin embargo, la historia de manejo de los cultivos puede afectar la disponibilidad de Zn. En suelos de Balcarce, Crespo (datos no publicados) demostró que la disponibilidad de Zn-DTPA en suelo para soja fue superior para lotes donde durante un periodo de 9 años se implantaron de manera anual cultivos de cobertura (2.08 ppm) respecto a otros con monocultivo de soja (1.97 ppm). Esto se debería a una redistribución del Zn del suelo desde fracciones no disponibles a otras lábiles asociadas al contenido de materia orgánica.

Conclusiones
La interpretación de los análisis de suelo y, por lo tanto, el diagnóstico de la disponibilidad de nutrientes puede ser mejorado considerando, entre otros, los siguientes factores: 1- el potencial de rendimiento, 2- la textura del suelo, 3- el potencial de mineralización del suelo y 4- el efecto del cultivo antecesor.

1. Para nutrientes móviles como N y S, el mayor potencial de rendimiento resulta en una mayor respuesta a la fertilización, a diferencia de lo observado en nutrientes poco móviles como P y Zn cuya respuesta no se asocia al potencial.
2. En el caso de la textura, esta propiedad del suelo afecta el umbral de disponibilidad de P, pero no el de N.
3. El aporte de nutrientes desde la fracción orgánica del suelo (mineralización en suelo) debe ser considerado en el diagnóstico de fertilidad para N y S mediante el empleo del índice Nan. Sin embargo, aún es necesario desarrollar índices que permitan predecir el aporte por mineralización de P.
4. El aporte por mineralización desde los residuos del cultivo antecesor deberían ser tenidos en cuenta en el diagnóstico de fertilización con N, S y P.

13 de abril de 2020

Excelente Página Interactiva de Servicios Meteorológicos. WINDY

Para un productor agropecuario la predicción del tiempo meteorológico es fundamental y los servicios de las páginas interactivas que además sean amigables con los nuevos teléfonos fundamental.
Para programar trabajos en los corrales, siembras, cosechas, movimientos de cereal, aplicaciones de agroquímicos, etc.
Este blog en estos 10 años ha pasado por varios portales climáticos (Meteored, Windguru, Meteoblue, Falling rain, Accuweater...), todos muy buenos y todos con sus errores y problemas...
Un médico santarroseño me pasó esta página que en forma criolla voy a describir como "el google earth pro del clima"
Cuando la ví y comencé a usarla inmediatamente la incorporé al blog y hoy escribo este artículo para recomendarla.
Buscando en la inefable Wikipedia me enteré de que Windy es una empresa checa que ofrece servicios interactivos de pronóstico del tiempo en todo el mundo.
El portal fue fundado por Ivo Lukačovič en noviembre de 2014.  Actualmente, los pronósticos del tiempo se basan en datos de los modelos GFS , ECMWF y NEMS de la Compañía Suiza Meteoblue . Inicialmente, el portal se centró en la animación del viento, actualmente existen otros parámetros meteorológicos básicos como temperatura , presión , humedad relativa , base de nubes y paneles adicionales con datos más avanzados. La animación del viento se basa en el proyecto de código abierto de Cameron Beccario earth . 
Está muy buena... vos buscás tu campo, plantas una especie de banderita y podés ver una animación hora a hora de todos los parámetros climáticos según 2 modelos predictivos.
También te da las lluvias acumuladas en las próximas 12 horas, 24 horas, 3, 5 y 10 días.
Si querés te manda a tu celular o tu correo Alertas meteorológicos personalizados (por ejemplo: para un pulverizador agrícola puede ser interesante saber cuando va a haber vientos superiores a los 20 km/h durante las horas del día...)
Uno puede observar que conjuga los cálculos de los modelos predictivos, con la información actual de los radares que existen en el país (Radar INTA por ejemplo); entonces esa doble información le da un poder superior a la hora de predecir.
Es una página amigable, fácil de leer, de buenos gráficos, que se puede personalizar a nuestra necesidad... ¿qué más quieren que les cuente? Prueben y después me cuentan

Fertilización foliar: ¿Por qué? ¿Para qué?

Publicado el: 13/4/2020

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Resumen
 La fertilización foliar o la nutrición de las plantas a través de las hojas es un tema que se conoce desde hace más de cien años. Sin embargo, la técnica de fertilización foliar es mucho menos utilizada que la de aplicación de fertilizantes al suelo para ser absorbidos por las raíces. Esto, como muchas otras cosas, puede ser debido a un mayor desconocimiento de esta práctica.
 Una revisión bibliográfica en los buscadores de trabajos científicos como SCOPUS muestra que el tema “fertilización foliar” viene produciendo resultados crecientes. Hace 10 años se publicaban unos 100 trabajos por año, hace cinco unos 150 y actualmente más de 200 reportes o publicaciones científicas sobre el tema. La mayoría de los estudios se enfocan en los mecanismos de absorción. El nutriente más estudiado es el nitrógeno (N), seguido del zinc (Zn), el boro (B) y el hierro (Fe). Los cereales son los  cultivos más estudiados, pero existen muchos informes sobre otros cultivos, frutales y cítricos (Woogt et al., 2013).
 La aplicación foliar de nutrientes es una estrategia importante de manejo para maximizar los rendimientos de los cultivos que puede complementar la fertilización del suelo. Cuando los nutrientes se aplican a los suelos, son absorbidos por las raíces de las plantas y se trasladan a las partes aéreas. En caso de aplicación foliar, los nutrientes penetran en la cutícula de la hoja o los estomas y luego ingresan a las células. Por lo tanto, la respuesta del cultivo ocurre en poco tiempo en la aplicación foliar en comparación con la aplicación al suelo (Fageria et al., 2009).
Bases fisiológicas para la fertilización foliar
 Las plantas que cultivamos evolucionaron hacia un medio terrestre y desarrollaron toda una estructura anatómica, fisiológica y morfológica para absorber el agua y los minerales por las raíces desde el suelo y, por otro lado, evitar la deshidratación en la parte aérea expuesta al aire como las hojas.  Por lo cual, es lógico y razonable pensar que la vía natural de absorción de los nutrientes minerales es a través de las raíces. Sin embargo, no hay que olvidar que los primeros vegetales existieron en un medio acuático y absorbían los nutrientes y el agua a través de toda su piel; y esta capacidad no se ha perdido. 
La fertilización tradicional al suelo es la más utilizada y racionalmente aceptada. Los nutrientes que ponemos en el suelo con los fertilizantes deben sobrellevar una serie de pasos o procesos para que finalmente lleguen al interior de la planta y ejerzan su acción metabólica. Normalmente, los fertilizantes en el suelo se deben disolver, moverse hasta las raíces, ser absorbidos y translocados hasta el punto de crecimiento de la planta. En todo este camino a través del suelo y de la planta, el nutriente puede perderse (volatilizarse, lixiviarse, lavarse); formar compuestos insolubles (precipitar, adsorberse) y no todo lo aplicado es aprovechado. Debido a esto es que la eficiencia de uso de los fertilizantes tradicionales no es lo que uno quisiera. En el caso de la fertilización de cereales con N, se sabe que la eficiencia de utilización del N es inferior al 50%. Para el caso del fósforo (P), que interactúa muy fuertemente con los sólidos del suelo, la eficiencia de utilización es mucho más baja aún. Esto ha llevado, en algunos países, al uso de dosis de fertilizantes elevadas y consecuentemente a la contaminación de suelos y aguas (Fernández et al., 2013). La fertilización foliar surge hoy entonces como una alternativa más amigable con el ambiente dado que el nutriente colocado directamente sobre el tejido vegetal, durante el período crítico de requerimiento, tendría una eficiencia de utilización muy superior (Marschner, 2012). 
 Dicho así parece fácil, pero el nutriente en primer lugar debe llegar a la superficie de la hoja, permanecer en una forma soluble como para luego ser absorbido y translocado al sitio de acción. Es decir que se deben considerar todas las recomendaciones y desarrollos tecnológicos para que esto sea posible. La aplicación de un nutriente por vía foliar debe ser de muy alta calidad (tamaño de gotas y número de impactos por superficie) para lograr cobertura sobre la hoja, pero además debe estar protegido para resistir la degradación, el desecamiento y el lavado en caso de lluvia. 
 Las plantas están cubiertas por una cutícula de cera hidrófoba que controla la pérdida de agua, solutos y gases con el medio ambiente, y a la inversa también impide su entrada sin restricciones en el interior de la planta. Las características estructurales y químicas de la superficie de la planta hacen que sea difícil la humectación y, por lo tanto, la permeación por una solución nutritiva polar como el agua, aplicada en la superficie. Sin embargo, hoy sabemos que las superficies de las plantas son permeables a las soluciones de nutrientes. La facilidad con la que una solución de nutrientes puede penetrar en el interior planta dependerá de las características de la superficie de la planta, que pueden variar con el órgano, especie, variedad y condiciones de cultivo. Las estructuras epidérmicas, tales como estomas y lenticelas, que puede estar presentes en hojas y frutos, son permeables a las soluciones aplicadas en la superficie y pueden desempeñar un papel significativo en su absorción. Se han encontrado sustancias apolares lipofilicas capaces de cruzar las cutículas mediante un proceso de solución-difusión.
 Dado que las superficies de las plantas son hidrófobas en mayor o menor grado, las soluciones de nutrientes en agua pura (no formulado) están limitadas en su absorción por el follaje. Por lo tanto, es importante utilizar formulaciones foliares con adecuadas formas de nutrientes y adyuvantes para que la eficacia global de los fertilizantes foliares pueden ser optimizada. Los factores ambientales como la humedad relativa y/o la temperatura afectan las propiedades físicas y la eficacia de una formulación fertilizante foliar y estos deben ser tenidos en cuenta antes de aplicar los tratamientos de pulverización. 
 Las especies cultivadas difieren notablemente en las características de las superficies de las hojas y por lo tanto, la predicción de la respuesta del cultivo a cualquier formulación es imposible en la actualidad. El medio ambiente afecta a todos los aspectos de la fertilización foliar; desde las reacciones físicas y químicas del caldo de pulverización; a la arquitectura de la planta; la composición cuticular de hojas; y el destino de los nutrientes una vez que entran a la planta. La fenología de la planta también tiene un gran efecto sobre la composición cuticular y, por lo tanto, la eficacia de la fertilización foliar. 
 La movilidad de un elemento nutriente en el floema tiene un profundo efecto sobre la capacidad de las plantas para absorber, trasladar y beneficiarse de fertilizantes foliares y por lo tanto tiene un papel importante en la determinación de su eficacia. La aplicación foliar de nutrientes floema-inmóviles (Ca-B-Mn-Si) sólo benefician a los tejidos que reciben directamente la pulverización foliar. La aplicación foliar de nutrientes móviles (N-P-K-S-Mg) tiene el potencial para el beneficio sistémico y de largo alcance. Las limitaciones a la cantidad de nutrientes que se puede aplicar y la rápida dilución de los nutrientes aplicados debida a la movilización dentro de la planta reducen el potencial beneficio de aplicaciones foliares de nutrientes-floema móvil. Algunos nutrientes tienen movilidad intermedia o restringida (Fe-Zn-Cu-Mo). Pero para todos los nutrientes (móviles e inmóviles), el papel más relevante de la fertilización foliar es prevenir deficiencias inmediatas y transitorias que no se pueden abordar de forma rápida por aplicaciones al suelo.
 Las interacciones entre la fenología del cultivo y el medio ambiente pueden determinar la utilidad de la fertilización foliar. 

¿Cuándo se dan condiciones oportunas para la fertilización foliar?
 Fernández et al. (2013) enumeran las condiciones ventajosas en las cuales la fertilización foliar puede ser exitosa:
  • Cuando el abastecimiento de algunos nutrientes por parte del suelo es deficiente y no se ha fertilizado adecuadamente por la vía tradicional. La deficiencia de nutrientes no fue detectada o considerada previamente o la fertilización fue desbalanceada. También cuando el suelo tiene condiciones que limitan la disponibilidad de nutrientes como el pH alto o gran fijación o adsorción de elementos como el P, o son muy arenosos. 
  • En algunas circunstancias, los períodos de pico crecimiento de los cultivos inducen a una demanda de nutrientes que excede el suministro de nutrientes incluso en un suelo fértil o bien fertilizado. La demanda de nutrientes para el rápido crecimiento de la fruta o de llenado de granos puede exceder la capacidad de absorción de la planta o el abastecimiento del suelo. La competencia entre las raíces y brotes durante los períodos de alta demanda puede reducir la asignación de carbohidratos a las raíces y restringir el crecimiento de las raíces su metabolismo y, por lo tanto, también reducir la adquisición de nutrientes. 
  • En los frutales, durante principios de la primavera, cuando muchas especies de hoja caduca florecen y fructifican y la humedad o temperatura del suelo no son favorables para la absorción de nutrientes del suelo. 
  • La arquitectura de la planta y el desarrollo de órganos crean una demanda local de nutrientes que excede la capacidad de entrega o transporte dentro de la planta. Las limitaciones en el transporte de elementos del floema-inmóviles a órganos con conectividad vascular inadecuada o baja transpiración; como por ejemplo, deficiencias de B o Ca en frutas y órganos carnosos. También deficiencias de B, Cu, Fe, Zn en estructuras reproductivas (fertilización floral).
  • Biofortificación de cultivos. Especialmente para mejorar el contenido de Fe y Zn en los granos y su biodisponibilidad como alimentos.
 Dada la gran complejidad de interacciones y las incertidumbres teóricas que rigen aún sobre la fertilización foliar, los ensayos de campo y las pruebas en ambientes controlados seguirán desempeñando un papel fundamental en la adaptación de la teoría a la práctica en el terreno. Igualmente importante es reconocer que los resultados obtenidos de los ensayos de campo no pueden generalizarse sin considerar las condiciones específicas que prevalecieron durante el ensayo y las características del cultivo utilizado. 
 La fertilización foliar actualmente se está acoplando o asociando con la aplicación de productos bioestimulantes. Los bioestimulantes vegetales son sustancias o materiales (con la excepción de los nutrientes y pesticidas) que, cuando se aplican a las plantas, semillas o sustratos en formulaciones específicas, tienen la capacidad de modificar los procesos fisiológicos en las plantas de una manera que ofrecen beneficios potenciales para el crecimiento, el desarrollo, o la respuesta al estrés. Esta definición incluye una variedad de sustancias como extracto de algas, sustancias húmicas, aminoácidos y bacterias promotoras del crecimiento. Los bioestimulantes han demostrado que aumentan la absorción de nutrientes bajo ciertas condiciones, lo que sugiere su utilidad en la reducción del uso de fertilizantes sin afectar negativamente el rendimiento. 

¿Sirve el análisis de plantas? ¿Cómo lo utilizo?
 El análisis de tejidos vegetales es útil para conocer el estado nutricional de los cultivos, confirmar síntomas, hacer recomendaciones, etc. Se los utiliza desde hace muchos años, pero en mucha menor medida que el análisis de suelos. Correndo y García (2012) presentan una descripción de la utilidad de los análisis vegetales como herramienta de diagnóstico. Remarcan la importancia del muestreo y la interpretación de los resultados. 
 Generalmente se hace una analogía con el análisis de suelos y se cree que se puede tomar una muestra de tejidos, hacer un diagnóstico y una recomendación de fertilización; lo cual no está del todo errado. Sin embargo, en los cultivos anuales se recomienda tomar las muestras de hojas al inicio de la etapa reproductiva de floración. El tiempo entre que se toman las muestras, llegan al laboratorio y se obtienen los resultados, puede extenderse entre 15 y 30 días. Esto determina que la oportunidad de corrección por fertilización foliar en estos casos pueda ser tarde. Sin embargo, el seguimiento sistemático del estado nutricional de los cultivos mediante análisis foliares, permite detectar deficiencias o desbalances, que son frecuentes en algunas condiciones, situaciones o regiones y corregirlas dentro del plan de fertilización (Arévalo, 2015; Grasso y Diaz-Zorita, 2018) . 







Un ejemplo de su utilidad se puede apreciar en la Tabla 1 que presentan Grasso y Díaz-Zorita (2018). En maíz, el 54% de los casos evaluados presentaron niveles insuficientes de N, 56% de P y 65% de S. En soja, el 52% de los casos con limitaciones de P y 31% de S. En el caso de las gramíneas de invierno, sólo en cebada encontraron potenciales limitaciones en el 25% de los casos con P y 38% de casos con S. 

Tabla 1. Proporción de casos con deficiencias o suficiencia de nutrientes en base a 900 análisis de tejidos foliares según resultados compilados por Fertilizar AC en la región pampeana. Los rangos de suficiencia corresponden a Correndo y Garcia (2012). 
 Otro caso que es un ejemplo interesante de la utilización de los análisis foliares lo presenta Arévalo (2015). Sobre más de 100 muestras de hojas de soja tomadas en la zona núcleo, aplicando la metodología DRIS, encuentra que para los sistemas de producción de Argentina, el nutriente que limitó mayormente el rendimiento fue el azufre, le siguen nitrógeno, magnesio y potasio. Entre los micronutrientes, cobre y zinc fueron los más deficientes, mientras que manganeso, en general se presentó desde suficiente a excesivo en nuestro país. 
 ¿Qué utilidad tienen estos análisis? El haber realizado análisis de tejidos vegetales no implica que debamos hacer una fertilización foliar. Nos ayuda a planificar la estrategia de fertilización en los próximos años. Los ejemplos colocados más arriba nos muestran que estamos dosificando con bajas cantidades de P y S fundamentalmente; que nutrientes que ni consideramos (como el K) pueden encontrarse en niveles insuficientes. Algunos micronutrientes también pueden ser deficitarios.
 Entonces, ¿qué pasa? Si no fertilizamos adecuadamente de manera tradicional, porque el campo es arrendado o por otra razón empresarial o personal, los cultivos presentarán deficiencias que serán severas o importantes en los períodos de máximo crecimiento y entonces tenemos potencial de respuesta a la fertilización foliar.
¿Que expectativa de respuesta a la fertilización foliar tenemos? 
 Dado que la posibilidad de aplicar nutrientes por las hojas tiene limitaciones fisiológicas en las
cantidades a colocar en cada aplicación (por la fitotoxicidad) y económicas (dados los costos de la aplicación) que reducen el número de aplicaciones. Las expectativas de respuestas son proporcionales a las cantidades aportadas respecto a la demanda. Las cantidades de macronutrientes que se pueden aplicar en una sola vez es de pocos kg ha-1, normalmente menos de 10 kg ha-1 para N o de 1 a 2 kg ha-1 para P, dependiendo del volumen de caldo. Para los micronutrientes es posible aplicar desde 100 g ha-1 hasta 1 kg ha-1 o más. Para los macroelementos es muy difícil cubrir la demanda total por fertilización foliar; pero en el caso de micronutrientes es factible (Tabla 2).

Tabla 2. Acumulación de nutrientes en cultivos de alto rendimiento. Soja con promedio de ensayos de 6.6 tn ha-1 (Bart, et al. 2018) y Maíz con rendimiento medio de granos 12.2 tn ha-1 (Bender, et al. 2013).
 La aplicación de 5 a 10 kg ha-1 de N por vía foliar en soja en R3 frente a un consumo potencial de 429 kg ha-1 parece muy poco relevante. Sin embargo. los ensayos de Moreira et al. (2017) durante 3 años en Brasil mostraron un promedio de rendimiento de 4257 kg ha-1 para el testigo sin N, con 5 kg ha-1 de N foliar 4468 kg ha-1 y con 10 kg ha-1 de N foliar 4510 kg ha-1 de granos. Esto es un 5% a 6% de respuesta (200-250 kg ha-1) estadísticamente significativa. La cantidad aplicada por vía foliar cobra relevancia en comparación con la tasa de absorción diaria de N (Tabla 2). En el momento de máxima tasa de absorción, el sistema suelo-soja-rizobio no puede satisfacer la demanda. Los hallazgos de este estudio se encuentran en línea con lo informado por Cafaro La Menza et al. (2017) quienes indican que el N limita el rendimiento de la soja en ambientes con alto rendimiento potencial, donde las fuentes indígenas de N parecen insuficientes para satisfacer completamente los requisitos del N de cultivo. La respuesta a la fertilización con N puede ocurrir por encima de un umbral de 2500 kg ha-1 de rendimiento potencial y sería de hasta 250 kg ha-1. 
 En el caso de cereales como el trigo, el uso de N foliar puede incrementar el rendimiento y mejorar la calidad del grano. Esto se puede apreciar en un ensayo realizado en Pergamino sobre 9 cultivares de trigo y dos de cebada (Ferraris y Arias Usandivaras. 2018). El testigo fertilizado de manera tradicional con 100 kg ha-1 de SPT más 120 kg ha-1 de urea rindió en promedio 4630 kg ha-1 con 10.9% de proteína. Mientras que al que se le agregó 10 kg ha-1 de N foliar rindió 5250 kg ha-1 con 11.4%. Esto significa una respuesta en grano de 13% y de proteína de 19%. 
 Si bien en el caso de los micronutrientes es posible cubrir la demanda total por vía foliar, dado que la respuesta a estos elementos menores es relativamente baja, el aumento de rendimiento por fertilización foliar con micronutrientes es del orden de 5% a 15% normalmente. Uno de los elementos que más generalizada y consistente respuesta muestra en la región pampeana es el Zn. Las aplicaciones foliares de Zn han mostrado buenas respuestas en arroz, maíz, soja y otros cultivos. 

Conclusión

En términos generales, Argentina presenta una muy baja tasa de aplicación de fertilizantes, siendo una de las zonas agrícolas del mundo con mayor desbalance de fósforo y otros elementos como el potasio. Sin embargo, existen productores que aplican alta tecnología y fertilizan adecuadamente. 
Los fertilizantes foliares podrían mejorar los rendimientos en ambos casos. Sobre todo si se aplican como complemento o como aporte extra que se suma a la fertilización que se realiza actualmente.
 En los cultivos anuales de grano, la fertilización foliar puede ser beneficiosa cuando existen deficiencias claras de algún elemento como Zn o N y cuando las aplicaciones coinciden con el inicio del período de mayor demanda de nutrientes.
Fuente: Engormix