22 de marzo de 2017

Buenas prácticas ganaderas. Bienestar Animal

   Excelente este trabajo sobre el transporte de hacienda y sus consecuencias sobre la calidad de la carne final.

   El productor, en su afán de abaratar costos quiere meter animales hasta en la cucheta del chofer... pero esa no es la forma; ya que como dice el refrán: "lo barato sale caro"

Felicitaciones a los autores de este completísimo trabajo!

Ing. Agr. Sergio La Corte.









Fuente: ENGORMIX

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Resumen

Los beneficios económicos de la cadena de ganados y carnes pueden aumentar considerablemente si se mejoran las técnicas de manejo, manipulación y transporte, provocando un impacto importante sobre el bienestar de los animales. Las buenas prácticas ganaderas deben ser observadas en cada uno de los eslabones de la cadena, con el fin de obtener un producto alimenticio en cantidad y calidad. El presente trabajo tiene como objetivo analizar los factores que causan lesiones al ganado vacuno durante el transporte hacia las plantas frigoríficas, afectando el bienestar animal y consecuentemente a la cantidad y calidad de la carne. Mediante la utilización de métodos adecuados, se podrán modificar las conductas o prácticas que causen el deterioro de las reses y la consecuente pérdida económica.
Con el fin de minimizar la variabilidad de las consecuencias durante la descarga y en la faena, el trabajo fue realizado en un único establecimiento, que aplica procedimientos de bienestar animal, Frigorífico Gorina S.A., calle 501 s/n - (1900) La Plata, Bs. As., Argentina. Se confeccionó una encuesta, con una parte destinada a la búsqueda de datos en lo referente al transporte y la otra para el registro de la presencia de lesiones en la playa de faena. Se completaron 414 viajes con un total de 15.361 animales que fueron observados en los corrales y durante la faena, registrando la ubicación y el grado de lesión. Mediante el estudio analítico-inferencial se detectaron y cuantificaron los factores de riesgo. Las estimaciones del riesgo de presentación de lesiones fueron realizadas mediante el cálculo de Odds Ratio (OR).
La procedencia directa del campo fue un factor de riesgo para las lesiones, en relación a los animales transportados que provenían del engorde a corral (feedlot).
El 59,8% de los envíos, con un total de 9.182 animales, incluían al menos un animal aspado en la tropa, y el 40,2%, con 6.179 animales, fueron transportados en camiones donde no se encontraban animales aspados. La presencia de animales caídos al momento de la llegada al frigorífico fue un factor de riesgo, aumentando las probabilidades de encontrar medias reses con contusión generalizada. El vehículo de uso no exclusivo para el transporte de animales aumenta las probabilidades de encontrar lesiones superficiales, siendo un factor de riesgo para las regiones del miembro pelviano y torácico, cuello y de las vértebras torácicas y lumbares. También fue un factor de riesgo para lesiones profundas en las vértebras torácicas y lumbares. Las encuestas realizadas señalan que algunos chóferes, que manifestaron haber tenido capacitación, fueron quienes trasladaron hacienda con mayor proporción de medias reses lesionadas. Sin embargo, no existe hasta el momento, por parte de los transportistas de la cadena de ganados y carnes, una capacitación formal efectiva o conocimiento directo sobre el problema, que permita corregir o eliminar el uso de métodos agresivos, instalaciones inadecuadas y prácticas ganaderas desfavorables para el bienestar de los bovinos de carne.. Sin embargo, las encuestas realizadas señalan que algunos choferes que manifestaron haber tenido capacitación fueron quienes trasladaron hacienda con mayor proporción de medias reses lesionadas.
La proyección de las pérdidas a la faena anual bovina, que en el año 2006 alcanzó a 13.418.824 animales, nos permite estimar, tanto sobre la base del decomiso directo como a la depreciación de las carnes (medias reses cortes) por cambios de destino de consumo, un perjuicio aproximado de $134.508.669 (U$S 42.431.757), equivalente al consumo anual de carne vacuna de aproximadamente 290.000 personas en nuestro país.
PALABRAS CLAVES
  1. Transporte de ganado.
  2. Bienestar animal.
  3. Buenas prácticas ganaderas.
  4. Calidad de la carne.
  5. Producción bovinos de carne.
  6. Producción animal.

Evaluación de las prácticas relacionadas con el transporte terrestre de hacienda que causan perjuicios económicos en la cadena de ganados y carne
INTRODUCCION
La producción de carne bovina de calidad es una actividad compleja que involucra a todos los actores de la cadena pecuaria. Así, se incorpora la idea de que el trato de los animales, en cualquier etapa de su vida, implica el manejo y la gestión de la materia prima que integra la extensa y compleja secuencia productiva de la carne.
El transporte terrestre constituye uno de los eslabones importantes en la cadena de ganados y carnes. Es el procedimiento asociado a la movilización de animales en vehículos desde el establecimiento agropecuario a la planta de faena. Las etapas del traslado incluyen el arreo de los animales, las cargas y las descargas que se realizan hasta llegar a las plantas faenadoras. Hay factores que se generan durante la carga, el transporte y la descarga del ganado vacuno, que causan perjuicios económicos y que afectan la calidad de la carne.
Las condiciones de transporte son generadoras de distintos grados de ansiedad y sufrimiento que, sin afectar directamente la salud física de los animales, comprometen su salud mental y su bienestar general. La falta de equipamiento apropiado y de mano de obra calificada, las temperaturas extremas, la duración del transporte, los movimientos, ruidos y vibraciones del camión, la mezcla y el hacinamiento de los animales, la carga y la descarga, la privación de agua y de alimento y la fatiga, son factores de riesgo que producen distintos niveles de estrés en los animales, alterando la cantidad y la calidad de la carne.
La presencia de lesiones en la res evidenciaría el maltrato durante las prácticas ganaderas en el campo, durante el encierro, la carga, el transporte y la descarga de los animales. El sistema de comercialización de pago por rinde de las carcasas, traslada las pérdidas de kilogramos al propio ganadero; sin embargo, no parecería ser suficiente incentivo para modificar las prácticas de maltrato animal. La cooperación entre todos los segmentos de la industria cárnica puede reducir las contusiones en los animales.
La falta de capacitación formal del personal involucrado en las distintas etapas de la cadena de ganados y carnes, en general, evidenciaría que el manejo de los animales se efectúa de manera “tradicional” y que se transmite de generación en generación. Las conductas o prácticas “tradicionales”, por el carácter que presentan en el proceso del conocimiento, son un obstáculo difícil de vencer. Existen distintos criterios entre los autores que tratan de investigar sobre las prácticas ganaderas y los beneficios de aplicar normas sobre el bienestar animal en el transporte de los animales (3, 5, 7, 13). Grandin (1996) señala “para poder corregir los problemas de bienestar animal hay que determinar su causa”. Giménez Zapiola (2006) menciona “quien procura indagar las causas de las pérdidas por exceso de desbaste, animales que llegan muertos o caídos, recorte por lesiones, carcasas desvalorizadas debido al estrés y el pH alto, etc., suele encontrarse con una nebulosa de excusas propias y culpas ajenas”. Esto se debe a que el trabajo no ha sido debidamente controlado y no se cuenta con información adecuada para corregir el problema. Actualmente, se han perdido muchas habilidades del antiguo personal de campo de fines del siglo XIX y principios del XX. Estas se basaban en el poder de observación de los paisanos sobre el rebaño.
El presente trabajo tiene como objetivo analizar los factores que causan lesiones al ganado vacuno durante el transporte terrestre afectando el bienestar animal y consecuentemente a la cantidad y calidad de la carne.

MATERIALES Y METODOS
El trabajo fue realizado en el Frigorífico Gorina S.A., calle 501 s/n - (1900) La Plata, Buenos Aires, Argentina, durante los meses de noviembre y diciembre de 2006.
La recolección de la información fue realizada mediante una encuesta, que contenía preguntas respecto del tipo de animales transportados, detalles del transporte, características de la descarga y lesiones en la carcasa (res) encontradas en la playa de faena.
1) Presencia de lesiones:
Se registraron en la playa de faena, de acuerdo a la profundidad, a la extensión y a la región afectada de la res.
1. De acuerdo a la profundidad, las lesiones fueron consideradas como:
  • Grado 1 o superficiales: cuando involucraban sólo tejido subcutáneo (Figura 1).
  • Grado 2: cuando involucraban al tejido muscular (carne) (Figura 2).
  • Grado 3: cuando involucraban la base ósea (hueso) (Figura 3).




2. De acuerdo a la extensión, las lesiones fueron consideradas como:
  • Tipo A: son aquellas que involucran un área de hasta 100 cm2 (Figura 4).
  • Tipo B: son aquellas que involucran un área de 100 a 400 cm2 (Figura 5).
  • Tipo C: son aquellas que involucran un área de más de 400 cm2 (Figura 6).
  • Contusiones generalizadas: adquieren una identidad propia por estar asociadas con animales caídos en decúbito durante un tiempo prolongado y por pisoteo durante el transporte (Figura 7).





3. Región afectada de la res:
Las lesiones fueron localizadas en la media res según la región anatómica afectada. La media res fue dividida en cuatro regiones (Figura 8).
  • Región 1 (R1): se corresponde con la región anatómica de la cara lateral del miembro pelviano. Incluye los cortes carniceros como el cuadril, colita de cuadril, palomita, bola de lomo y cuadrada.
  • Región 2 (R2): se corresponde con las regiones anatómicas del tórax y del abdomen. Contiene el asado, el vacío y el matambre, de valor comercial intermedio.
  • Región 3 (R3): se corresponde con las regiones anatómicas de las vértebras torácicas (del dorso) y vértebras lumbares (del lomo). Los cortes comerciales son el bife ancho, el bife angosto y el lomo. Estos dos últimos constituyen cortes de alto valor comercial.
  • Región 4 (R4): se corresponde con las regiones anatómicas de las vértebras cervicales y las primeras cinco vértebras torácicas. Los cortes son de menor valor, como el cogote, el roast beef, la aguja, la paleta, el chingolo y la marucha.


2) Características del viaje y de los animales transportados:
En cuanto a las características del viaje y de los animales transportados, se registró:
  1. Duración del viaje (menos de 8 horas y más de 8 horas). Se tuvo en cuenta el Reglamento (CE) No 1/2005.
  2. Procedencia (Provincia).
  3. Origen de la hacienda: directo del campo, engorde a corral (feedlot) y remate (feria).
  4. Categoría de los animales (vacas consumo, vacas conserva, toros, novillos, novillitos y vaquillonas).
  5. Mezcla de categorías en el transporte (mezcla: cuando más de una categoría se transportaban juntas en el vehículo).
  6. Presencia de animales aspados (cuando había al menos un animal aspado en el transporte).
  7. Presencia de animales caídos (cuando había al menos un animal caído en el transporte).
  8. Estado de la tropa (Muy buena, buena, regular y mala).
3) Características de la descarga:
Se registró:
  1. Tiempo de espera (menos de 30 minutos, 30 a 120 minutos y 120 o más minutos).
  2. Modalidad de la descarga (con o sin estímulos permitidos).
4) Referencias del transporte y del transportista:
Se registró:
  1. Tipo de vehículo (semiremolque o chasis y acoplado).
  2. Transporte de uso exclusivo o no para el traslado de animales.
  3. Estado del piso (Muy bueno, bueno, regular y malo).
  4. Estado de las paredes (Muy bueno, bueno, regular y malo).
  5. Colocación y funcionalidad de los rodillos (colocación correcta o no, funcional o no).
  6. Antigüedad laboral del chofer (menos de 2 años, de 2 a 5 años y más de 5 años).
  7. Educación formal recibida (primaria, secundaria o terciaria).
  8. Capacitación sobre bienestar animal (manifiesta haber recibido capacitación o no).
  9. Interés por recibir capacitación sobre bienestar animal (manifiesta interés en recibir capacitación o no).
Análisis estadístico:
Se realizó con un enfoque epidemiológico, con una parte descriptiva y otra analítica. Mediante el estudio analítico-inferencial fueron detectados y cuantificados los factores de riesgo para la presentación de lesiones mediante el cálculo de Odds Ratio (OR), utilizando el procedimiento PROC LOGISTIC del Statistical Analysis Systems, Version 9.1.3 (SAS, Institute Inc., Cary, NC, USA). Las OR fueron consideradas estadísticamente significativas cuando P<0,05.

RESULTADOS
Se completaron 414 encuestas con un total de 15.361 animales, los cuales fueron observados en corrales y durante la faena, registrando el grado y la localización de las lesiones.
1) Presencia de lesiones:
El 58,8% de los animales presentó al menos una lesión; algunos de éstos presentaban contusión generalizada (Cuadro 1). En algunos casos, se hallaron lesiones en ambas medias reses.


Las evidencias del maltrato sufrido durante el transporte pueden ser notables externamente (Figura 9), aunque son reveladas en forma definitiva y como prueba incuestionable en las lesiones halladas en la playa de faena (Figura 10).



2) Características de los animales transportados:
Cada vehículo de transporte trasladó, en promedio, 37 animales por viaje, con un mínimo de 11 y un máximo de 76 bovinos. Este último dato fue registrado en vehículo de transporte de doble piso. El hacinamiento de los animales (Figura 11) en un vehículo de transporte resulta ser estresante, dado que no les permite adoptar el posicionamiento de contención entre ellos (posición oblicua lateral). Dicha distribución, que ellos buscan voluntariamente en la caja de carga del camión, les permite una mejor estabilización frente a la aceleración y desaceleración, irregularidades del camino y otras circunstancias que pueden ocurrir durante el traslado.


La mayoría de los animales procedía directo del campo (Gráfico 1), mientras que el 14% provenían de engorde a corral (feedlot). La explotación extensiva de ganado de carne en nuestros campos, permite deducir que las condiciones naturales son razonablemente propicias para el cumplimiento del bienestar animal. Aunque esto es cierto, sin embargo, hay factores negativos generados en esas mismas características.
Los animales en grandes extensiones, con un contacto muy esporádico con las instalaciones de trabajo y con las personas, están sometidos a un gran esfuerzo de adaptación cuando se los reúne. Por este motivo, la procedencia de engorde a corral fue considerada como un factor de menor riesgo para el hallazgo de lesiones, ya que el contacto frecuente con personas y las características particulares de los animales permiten que se adapten a la práctica ganadera, incluso al transporte.


La procedencia directa del campo presentó mayor porcentaje de animales con lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4, mientras que para las lesiones profundas constituyó un factor de riesgo en la región R3.
Los porcentajes de medias reses con lesiones, para cada región en ambas categorías, pueden observarse en el Gráfico 2. Si bien las lesiones profundas en las regiones R2 y R4 son poco frecuentes, se observó un mayor porcentaje en los animales provenientes de engorde a corral (Gráfico 2). El engorde a corral es un factor de riesgo para que se produzcan lesiones superficiales en las regiones del tórax, del abdomen, del miembro torácico y del cuello.
Otra de las circunstancias observables en los bovinos procedentes del sistema de engorde a corral, lo constituyen las costras originadas por la acumulación de materia fecal adherida a la piel (Figura 12).



En el Cuadro 2 se muestra la frecuencia y porcentaje de animales según la categoría. Para estudiar la relación entre categorías de animales y lesiones, se tomaron en cuenta las tropas conformadas por una misma categoría. En este caso, se consideraron animales “Jóvenes” a novillitos, novillos y vaquillonas, que representan el 83,8%, mientras que los “Adultos” (vacas consumo, conserva y toros) fueron el 13,6%. En todas las regiones y grados de lesiones, los porcentajes de medias reses con lesiones fueron mayores en la categoría “Adultos” (Gráfico 3).



De los 414 envíos analizados, 53 mezclaban diferentes categorías con un total de 2.224 animales, que representan el 14,5%. Los envíos restantes estaban integrados por animales de la misma categoría, con un total de 13.137 animales, que representan el 85,5%. Los porcentajes de animales con lesiones fueron similares para todas las regiones y en los distintos grados de lesiones. La mezcla de animales de distintos lotes, tropas, categoría y tamaño corporal pueden provocar agresiones entre los animales transportados (Figura 13).


El 59,8% de los envíos, con un total de 9.182 animales, incluían al menos un animal aspado en la tropa (Figuras 14 y 15), y el 40,2%, con 6.179 animales fueron transportados en camiones donde no se encontraban animales aspados. Cuando en la tropa se encontraban animales aspados, el porcentaje de lesiones encontradas fueron mayores, para las lesiones superficiales, en las regiones R1 y R4 y, para las lesiones profundas, en R1, R3 y R4.
La presencia de al menos un animal caído fue hallada en 10 envíos, involucrando el transporte de 410 animales en total. En los 404 camiones restantes no se registraron animales caídos. La presencia de al menos un animal caído (Figura 16), al momento de la llegada al frigorífico, aumenta cerca de 5 veces la posibilidad de encontrar medias reses con contusión generalizada, con la consecuente pérdida económica (Figura 17).





3) Características del viaje:
En cuanto a la duración del viaje, fueron clasificados en dos niveles: menos de 8 horas y más de 8 horas, de acuerdo a la Normativa de la Unión Europea (Reglamento CE No 1/2005). En el Cuadro 3 se observa la cantidad de animales lesionados de acuerdo a la duración del viaje. El porcentaje de animales con lesiones fue mayor cuando la duración del viaje es de 8 horas o más, debido principalmente a las lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4, aunque esta diferencia no fue de una magnitud importante.
Para estudiar la asociación existente entre la provincia de origen y la presencia de lesiones, se agrupó la procedencia en 4 categorías: Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos-Santa Fe y otras (Córdoba, Río Negro, Chaco); en el Cuadro 4 se muestra la cantidad y el porcentaje de animales según provincia de origen.
Las medias reses procedentes de Entre Ríos y Santa Fe presentaron mayor porcentaje de lesiones superficiales en casi todas las regiones (R1, R3 y R4) y, en todas las regiones, cuando se evaluaron las lesiones profundas. Este hecho estaría relacionado con las distancias recorridas, tipo de caminos, categoría de animales y características de las explotaciones.



4) Características de la descarga:
Varios factores fueron considerados en la descarga. Uno fue el tiempo de espera antes de la descarga el cual fue clasificado en 3 niveles: menos de 30 minutos, entre 30 y 120 y más de 120 minutos (Cuadro 5).


Los animales que tuvieron un tiempo de espera para la descarga de más de 120 minutos, presentaron mayor cantidad de lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4 y más lesiones profundas en las regiones R3 y R4. Otro factor estudiado fue la modalidad de la descarga; en este caso, se registró si los animales eran ayudados y estimulados en el momento de la descarga con estí- mulos permitidos, tales como: silbidos, aplausos o golpes leves. Cuando las instalaciones no están diseñadas teniendo en cuenta el bienestar animal representan un gran inconveniente porque no se facilita el descenso natural de los animales con su consecuente amontonamiento y, en ocasiones, es necesario la utilización de estímulos más severos, poniendo en riesgo la seguridad de las personas y favoreciendo la presentación de lesiones en los animales. Estas características no pudieron ser evaluadas en el Frigorífico Gorina, ya que allí son especialmente tenidas en cuenta las normas de bienestar animal.
5) Empresas y vehículos de transporte:
Los 414 envíos fueron realizados por 305 vehículos, lo que determina que hubo 26,3% de los vehículos que transportaron animales en más de una oportunidad. Sobre un total de 305 transportistas encuestados, el 97,33% presenta el vehículo de transporte con un solo piso y el 2,67% es de dos pisos. El 84,3 % de los animales fueron transportados por camiones de uso exclusivo para el transporte de hacienda. En este tipo de camiones el hecho que fuera con semiremolque o chasis y acoplado no presentó diferencias importantes en los porcentajes de lesiones en las medias reses. Sin embargo, cuando los camiones no eran de uso exclusivo (camiones cerealeros y otros), los porcentajes de animales lesionados fueron mayores (Figura 18).


6) Características de los recursos humanos involucrados en el transporte de animales:
De acuerdo a la antigüedad laboral del chofer, se agruparon los animales transportados en tres niveles: menos de 2 años, entre 2 y 5 años y más de 5 años de antigüedad en el trabajo (Cuadro 6).


El 72,3% de los animales fueron transportados por choferes con más de 5 años de antigüedad. Los porcentajes de medias reses con lesiones superficiales para cada región en los distintos niveles de antigüedad de los choferes fueron similares. En cuanto al nivel de educación del chofer, tanto en el nivel primario como el secundario y terciario, se encontraron similares porcentajes de lesiones. El 84,9% de los choferes no recibió ningún tipo de capacitación y el 70,9% manifestaron interés en capacitarse en bienestar animal.
7) Estado del vehículo de transporte:
En el Gráfico 4 se muestra el “Estado de las paredes”, en forma porcentual, de los camiones involucrados en el transporte de los animales. Las paredes laterales y subdivisiones en mal estado (Figura 19), se constituyen en un factor de riesgo que puede afectar tanto la seguridad de los animales como la del personal interviniente.



En el Gráfico 5 se describe el “Estado de los pisos”, en forma porcentual, de los camiones involucrados en el transporte de los animales.


Los pisos no sólo deben evitar caídas y resbalones para lo cual deben estar construidos como antideslizantes, sino que es indispensable que no produzcan lesiones (Figura 20) y deben permitir que las heces y orina drenen hacia contenedores y no causen trastornos a los animales durante el viaje.


Respecto a la colocación y funcionalidad de los rodillos (Figuras 22, 23 y 24), de las 414 encuestas, sólo 344 especificaron su posición y funcionalidad.. El 13,1% (45/344) se hallaban bien ubicados y funcionaban correctamente. En el Cuadro 7 se muestran las frecuencias en cada caso.




Sobre la base del al estado de las paredes, del piso, de la colocación y funcionalidad de los rodillos, fueron identificados dos grupos de vehículos de transporte: Muy buenos y malos. El primero, incluye a aquellos que tenían las paredes “Muy buenas”, los pisos “Muy buenos” y los rodillos funcionales. En el segundo grupo se ubicaron los vehículos que tenían las paredes y pisos en “Malas” condiciones y los rodillos no funcionales. El total de animales transportados por cada grupo se muestran en el Cuadro 8. Para este agrupamiento del “Estado del vehículo de transporte” se observó que en aquellos que se encontraban en malas condiciones el 43% de los animales transportados presentaron lesiones, mientras que cuando los animales fueron trasladados por vehículos de transporte en estado “Muy bueno” el porcentaje de lesiones fue del 38,8%.


8) Estimación de las pérdidas económicas
Frecuentemente, se menciona la pérdida del valor de la carne vacuna por la aparición de problemas que podrían ser evitados. Las lesiones observadas durante la faena constituyen un ejemplo claro del maltrato y sus consecuentes pérdidas económicas. Las lesiones superficiales afectan el tejido adiposo (grasa), son muestras del maltrato recibido por el animal y afectan económicamente al frigorífico. Esto es debido a que los tejidos dañados son descartados por la inspección veterinaria antes que la carcasa sea pesada. Por lo tanto, recibieron el valor kggancho/res acordado, pero además en otros casos afectaron la calidad de cortes de alto valor comercial, como la tapa de cuadril (picanha) o los bifes angosto y ancho. El productor ganadero se encuentra afectado económicamente, obteniendo menor rinde final, ya que el frigorífico descuenta los kg aislados de la media res.
Las lesiones profundas que afectan al tejido muscular (carne) y óseo (hueso), ponen en evidencia un maltrato intenso y constituyen las mayores pérdidas económicas.
Las lesiones traumáticas halladas fueron clasificadas por la profundidad (grados 1, 2 y 3) y la extensión (tipos A, B y C). Las cantidades obtenidas se muestran en el Cuadro 9.


Las lesiones traumáticas halladas fueron extraí- das por disección, registrándose el peso de la muestra, según grado y tipo. Las evaluaciones del peso, en kilogramos, de las pérdidas ocasionadas por las diferentes lesiones, se muestran en el Cuadro 10.



Del producto entre la cantidad de lesiones y su peso surgen los kilogramos perdidos, con un total de 7.355,55 kg (Cuadro 11).
Durante el estudio, fueron registradas 253 medias reses con contusión generalizada. El peso promedio de la media res obtenido al considerar las tropas que presentaban al menos un animal con contusión generalizada fue de 136 kg. La estimación de las pérdidas ocasionadas por contusión generalizada surge de valorar que la media res afectada genera una pérdida del 40% y por lo tanto, representa un perjuicio de 13.763,2 kg.
Las pérdidas totales se expresan en pesos, considerando que el costo promedio del kg es de 2,3 dólares, fijando un valor de 3,17 $/ dólar. Para expresar las pérdidas por animal se dividió el total por los 15.361 animales que fueron faenados durante el período en estudio (Cuadro 12).


Los decomisos y las lesiones provocadas por inyecciones no fueron tenidos en cuenta para realizar las presentes estimaciones, ya que son considerados daños provocados fuera de la etapa del transporte.
Debido a las lesiones traumáticas y a la depreciación por cambio de destino por pH elevado, color, y otras características que alteran la calidad de la canal, por cada res se pierden $10 (U$S 3,15). La proyección de las pérdidas a la faena anual bovina, que en el año 2006 alcanzó a 13.418.824 animales, nos permite estimar, tanto sobre la base de decomiso directo como de la depreciación de las carnes (medias reses y cortes) por cambios de destino de consumo, un perjuicio aproximado de $134.508.669 (U$S 42.431.757), equivalente al consumo anual de carne vacuna de aproximadamente 290.000 personas en nuestro país (Figura 25).
Se debe considerar que estos valores difieren del trabajo realizado por Rebagliati y col. (2006), publicado en el Cuadernillo Técnico Nº3 del IPCVA, dado que los perjuicios económicos fueron calculados en base a los datos obtenidos en dos frigoríficos de consumo interno. En el presente, la evaluación de las pérdidas econó- micas para el transporte terrestre de hacienda alcanzó cifras importantes. Este incremento se logra al estimar las pérdidas teniendo en cuenta la eliminación o dressing del tejido afectado por las lesiones, con medición del peso del material decomisado y por el redestino de las carnes que no cumplen con las exigencias de los mercados internacionales de alto valor.

DISCUSION
El bienestar animal asociado a las buenas prácticas ganaderas o al manejo racional del ganado constituye un desafío que se ha decidido investigar. También es importante difundir los conocimientos para que puedan ser aplicados, mejorando la cantidad y calidad de los ganados y de la carne (ver bibliografía 6).
La información disponible sobre la temática relacionada al transporte de rumiantes (ver bibliografía 2, 3, 7, 8, 13, 15) contribuye a las recomendaciones que permiten individualizar los momentos del proceso donde se generan las situaciones de maltrato. De esta manera, se puede obtener una dimensión de los perjuicios económicos provocados por las prácticas ganaderas, asociados con el transporte de hacienda donde no se aplican las normas de bienestar animal. Utilizando como referencia estas recomendaciones, se han investigado los factores de riesgo relacionados con los distintos puntos críticos del transporte de ganado, que causan pérdidas en la cantidad y la calidad de la carne.


En el trabajo publicado por el IPCVA (ver bibliografía 16), el objetivo fue analizar los factores de pre-sacrificio y post-sacrificio que causan perjuicios económicos y que afectan la calidad de la carne. Esta investigación permitió iniciar la generación de información objetiva en la República Argentina sobre las pérdidas económicas de toda la cadena de ganados y carne. Este estudio de observación se fundamentó en muestreos objetivos, en forma directa, con las razas y categorías de bovinos, con los sistemas de producción en uso en nuestro país y con los medios de transporte automotor habitual.
En el presente trabajo se observó que los animales provenientes de engorde a corral evidenciaron un trato más frecuente con el personal, debido al manejo, la forma de alimentación y las tareas habituales que con ellos se realiza. Dicho acostumbramiento actúa como un factor de protección para la calidad de la res, a la hora de realizarse el transporte de los animales que se han engordado con este sistema (ver bibliografía 11). Las observaciones efectuadas confirman una mayor frecuencia de lesiones en la región abdominal, que no reportan pérdidas o eliminación de masa muscular de la zona afectada, aunque se hallaron otros indicadores asociados al manejo intensivo, como costras y barro (ver bibliografía 16). Los animales que han permanecido en sistemas extensivos y con un contacto menos frecuente con el personal, al momento del transporte constituyen un importante factor de riesgo para la aparición de lesiones que puede provocar pérdidas en la cantidad y calidad de la carne.
Los animales adultos tienen mayor riesgo de recibir lesiones durante el transporte, debido a la menor capacidad de reacción y mayor tamaño corporal que los animales jóvenes (ver bibliografía 2).
El transporte de animales aspados es considerado por los distintos autores (ver bibliografía 7, 8, 9, 10, 11, 13, 15) como una práctica no recomendable para el bienestar animal. En el presente trabajo se pudo constatar estadísticamente el mayor riesgo de aparición de lesiones cuando existe en la tropa al menos un animal aspado.
La presencia de animales caídos son circunstancias de alto riesgo por la posibilidad de hallar contusiones generalizadas de los animales transportados. En general, implican forzar en ellos cambios rotundos de situación, como el hacinamiento, el paso por espacios reducidos, la variación de los pisos y el movimiento (ver bibliografía 16). La contusión generalizada se evidencia en la playa de faena y constituye la manifestación más contundente de estas circunstancias.
El estado corporal de la tropa es otra de las características de los animales en la cual se hallaron diferencias entre las tropas consideradas muy buenas y buenas y aquellas regulares a malas. Los animales con condiciones anatómicas caracterizadas por salientes óseas prominentes y una delgada o inexistente capa de tejido adiposo subcutáneo (grasa), considerados regulares o malos, deberían ser embarcados en compartimientos o jaulas diferentes a los animales con estado muy bueno y bueno, si se pretende modificar las pautas de conducta durante los traslados.
La duración del viaje constituye un factor de riesgo cuando se superan las 8 horas (ver bibliografía 14, 18). Esta observación concuerda con las realizadas por Gallo y col. (2001) quienes no observaron animales caídos en el transporte de novillos por 3 a 6 horas y sí en el transporte de más de 10 horas.
La procedencia de las tropas desde provincias con diferentes sistemas de producción, tipo de hacienda y topografía de los caminos -no necesariamente la distancia entre una y otra- representó un factor de riesgo para la presencia de lesiones.
El tiempo de espera para la descarga mayor a los 120 minutos, favorece la aparición de lesiones y la manifestación de estrés, constituyendo un riesgo para los animales transportados (ver bibliografía 13).
Al considerar las características de los vehí- culos de transporte, no se pudieron constatar diferencias entre chasis-acoplado y semiremolque. Por el contrario, se observó que la utilización de camiones de uso no exclusivo para el transporte de animales (“cerealeros”), los cuales se hallan habilitados por SENASA, representan un importante factor de riesgo para el bienestar animal y la consecuente aparición de lesiones.
En el caso de los camiones de doble piso, es recomendable utilizarlos para transportar las categorías de menor porte, ya que no cuentan con la disponibilidad de espacio suficiente para las categorías mayores. Las principales razones radican en el diseño, ya que la puerta de acceso es de pequeña dimensión, y las rampas del piso superior proporcionan un muy dificultoso ascenso y descenso.
En los países desarrollados, donde se aplican las reglamentaciones sobre el bienestar animal, los habitáculos de transporte poseen rodillos que protegen las regiones laterales del cuerpo del animal y los miembros (ver bibliografía 13). En este trabajo, se observó la presencia de rodillos mal colocados y/o sin un funcionamiento correcto. Este importante elemento de seguridad para los animales se debe ubicar en los bordes de las puertas y pasadizos, con el objetivo de evitar que los animales se golpeen contra ellos al salir o entrar y, de esta manera, minimizar la aparición de lesiones en la res; no sólo tiene vital importancia el lugar y la forma donde se los ubica, sino que también se debe observar su diámetro y longitud y, fundamentalmente, su funcionalidad.
En la cadena de ganados y carne, un factor de importancia crítica para el ganadero o productor es la elección del conductor o de la empresa de transporte. Los recursos humanos capacitados y entrenados en las buenas prácticas ganaderas constituyen una herramienta valiosa para lograr el bienestar animal y, como consecuencia, obtener significativos beneficios económicos. Las lesiones y el estrés en los animales, que causan pérdidas económicas y desvalorizan la calidad de la carne, pueden ser promovidas por la utilización excesiva de métodos agresivos, como el uso de picana (ver bibliografía 1), el tratamiento no humanitario en el traslado de los animales, el excesivo ruido o movimiento de los camiones en mal estado o sin el debido mantenimiento y tantas otras prácticas asumidas como costumbres o tradiciones que se contraponen con el bienestar animal. Bordiu (1994) señala “una investigación seria conduce a reunir lo que vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde”. Por lo tanto, se visualiza como tarea prioritaria convencer y sensibilizar a todos los involucrados en la cadena de la carne (productores, intermediarios comerciales, transportistas, procesadores e industriales, organismos o instituciones estatales y no gubernamentales) sobre la importancia que tiene reducir las pérdidas, mediante la utilización de buenas prácticas ganaderas que favorezcan el bienestar animal.

RECOMENDACIONES FINALES
Las estrategias para corregir los perjuicios dentro de la industria del ganado y de la carne deben incluir las recomendaciones para promover prácticas que contemplen el bienestar animal, para mejorar los sistemas de transportes actuales, y así minimizar el stress excesivo, las lesiones, la mortalidad de animales y/o defectos de la calidad de la carne.
Nuestro interés es promover que estas recomendaciones sean difundidas a los productores, empresarios del transporte y transportistas de hacienda, autoridades, instituciones y organismos involucrados en la cadena de ganados y carne.
Consideraciones especiales
I. No existe hasta el momento, por parte de los distintos actores de la cadena de ganados y carne, una capacitación formal efectiva o conocimiento directo sobre el problema, que permita corregir o eliminar el uso de métodos agresivos, instalaciones inadecuadas y prácticas ganaderas desfavorables para el bienestar de los bovinos de carne.
II. La ausencia de información en la aplicación de prácticas de bienestar animal nos permitió observar que existe gran interés por parte de los transportistas de recibir capacitación para lograr un estándar elevado de bienestar durante el manejo de los bovinos.
III. En aquellos casos que los integrantes de la cadena consideran que tienen algún tipo de capacitación, se ha demostrado que no ha sido efectiva. Los objetivos de la capacitación, basados en evaluaciones sobre el comportamiento y la fisiología del bovino, deben orientarse hacia la resolución de problemas puntuales y brindar los instrumentos que permitan ejecutar acciones correctivas ante la presentación de contingencias.
IV. La utilización de malas prácticas en la cadena de ganados y carnes no podrá cambiar por si sola; es necesario tomar la decisión de erradicar el mal manejo mediante la transferencia de conocimientos. Se deberá poner énfasis en la selección y capacitación del personal para que los hábitos indeseables desaparezcan.
V. Se debe considerar la formación en Bienestar Animal, buscando la armonización de la capacitación específica y efectiva de los distintos actores.
Pérdidas económicas
Las pérdidas económicas provocadas por el transporte de hacienda pueden ser reducidas mediante la utilización de diferentes estrategias, tales como:
I. El control de los factores de riesgo, como son la mezcla de distintas categorías, la presencia de animales aspados entre los animales transportados, la duración excesiva del viaje, el tiempo de descarga muy prolongado.
II. La capacitación de los distintos actores de la cadena de ganados y carnes sobre bases sólidas y reales.
III. La inspección periódica de la infraestructura y de los medios de transportes destinados al traslado de ganado bovino.


BIBLIOGRAFIA
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  4. BORDIU Pierre (1994). “El oficio de sociólogo “La ruptura” Ed. Siglo XXI, Madrid, España.
  5. CASTRO L.E.; ROBAINA R.M. (2005). Manejo antemortem y su relación con la calidad de la carne. INAC. 23 p. Montevideo. Uruguay. http://www.mgop. gub.uy/DGSG/capacitaci%C3%B3/Bienestar/Manejo%20Antemortem%20Dr.%20L.Castro.pdf
  6. CURTIS S. E.; GUITHER H. D. (1983). Animal Welfare: an International Perspective. Beef Cattle Science Handbook, ed. F. W. Baker 19:1187-1191.
  7. GALLO C., ESPINOZA M. A., GASIC M., (2001). Efectos del transporte por camión durante 36 horas con o sin período de descanso sobre el peso vivo y algunos aspectos de calidad de carne en bovinos. Arch. Med. Vet. V. 33 Nº 1 Valdivia. Chile. Obtenido de Internet en www.scielo.cl/scielo.
  8. GALLO STEGMAIER, C., N. TADICH. (2004). Bienestar animal y calidad de carne durante los manejos previos al faenamiento en bovinos. Seminario “Producción animal de calidad contemplando bienestar animal”. Universidad Austral de Chile y Fundación para la Innovación Agraria, 2 y 3 de noviembre 2004, Valdivia, Chile. Editado por Carmen Gallo Stegmaier.
  9. GALLO STEGMAIER, C. (2005). Guía técnica de buenas prácticas en Bienestar Animal para el manejo de bovinos en predios, ferias, medios de transporte y plantas faenadoras. Comisión Nacional de Buenas Prácticas Agrícolas Instituto de Ciencia Animal y Tecnología de Carnes, Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Austral de Chile.
  10. GIMENEZ ZAPIOLA, M. (2006). El embarque del ganado para faena. Publicado en Informe Ganadero.
  11. GRANDIN, T. (1981). Bruises on southwestern feedlot cattle. Journal of Animal Science (Supl.1) 53:213 (Resumen). IPCVA 2006. Búsqueda en Internet http://www.ipcva.com.ar/vertext.php?id=14912. GRANDIN, T. (1996). Traducción del Dr. Giménez Zapiola M. El bienestar animal en las plantas de faena. Obtenido de Internet en www.grandin.com
  12. GRANDIN, T. (1996). Traducción del Dr. Giménez Zapiola M. El bienestar animal en las plantas de faena. Obtenido de Internet en www.grandin.com
  13. GRANDIN, T. (2000). El transporte de ganado: guía para las plantas de faena. Obtenido de Internet en: http://www.grandin.com/spanish/transporte. ganado.html
  14. KNOWLES, T.G., WARRISS, P.D., BROWN, S.D., EDWARDS, J.E., (1999). Effects cattle of transportation by road up to 31 hours. Vet. Rec. 145:575-582.
  15. LACELLI, G. (2000). “La cadena de carne bovina santafesina” SAGPyA. INTA. Pág. 116.
  16. REBAGLIATI, J. E., BALLERIO, M., ACERBI, R., DIAZ, M. D. ALVAREZ, M M., BIGATTI, F., CRUZ J.A., MASCITELLI, L., BERGONZELLI, P., GONZALEZ, C., CIVIT, D., GHEZZI, M. D. (2006). “Evaluación de las prácticas ganaderas en bovinos que causan perjuicios económicos en plantas frigoríficas de la República Argentina (Año 2005). IPCVA Cuadernillo Técnico Nº 3. Búsqueda en Internet: http://www.ipcva.com.ar
  17. REGLAMENTO (CE) No 1/2005 del Consejo, 22 de diciembre de 2004, relativo a la protección de los animales durante el transporte y las operaciones conexas y por el que se modifican las Directivas 64/432/CEE y 93/119/CE y el Reglamento (CE) nº 1255/97. Búsqueda en Internet: http://www.invac.org/informacion/legislacion.asp http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/f83007.htm
  18. WARRIS, P.D. (1990). The handling of cattle pre-slaughter and its effects on carcass and meat quality. Applied Animal Behaviour Science, 28:171- 186.

15 de marzo de 2017

Cría bovina intensiva en campos maiceros pastoreo de rastrojos de maíz y soja

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El desarrollo de la Cría Bovina Intensiva sobre campos de aptitud netamente agrícola, requiere pasturas de óptima calidad nutricional para poder cubrir los requerimientos nutritivos del rodeo en sus diferentes etapas del ciclo productivo, como también de muy elevada producción forrajera para poder trabajar con altas cargas por unidad de superficie. Esto es especialmente necesario durante los meses primavero-estivales, cuando las vacas se hallan en plena lactancia y servicio.
En el sur santafecino se han realizado mediciones de producción forrajera, a través de experimentos en campos de productores, donde fue evaluado el comportamiento de alfalfas puras, de mezclas de alfalfas con gramíneas templadas (cebadilla, festuca y pasto ovillo), y también por mediciones de pasturas comerciales en plena producción (datos no publicados 1997-2005, INTA Venado Tuerto). Promediando todos los valores de producción medidos -expresados en kilogramos de materia seca por hectárea- se obtiene la distribución mensual descripta en el cuadro Nº 1.

Cuadro Nº 1: producción forrajera mensual

Por lo tanto, si se aplican las cargas animales que admite esa gran cantidad de pasto -entre 15 y 20 toneladas de MS/ha/año- sobre todo durante los meses con mayor temperatura ambiente, es posible llegar a 5 o más vacas por hectárea de pastura. La demanda de energía metabólica por vaca es en promedio diario de 18,5 mcal a lo largo del año, en el cuadro Nº 2 se observa como se distribuyen estas necesidades en forma mensual, por vaca y para una elevada carga o 5 vacas por hectárea.

Cuadro Nº 2: demanda de energía de vacas de cría (en EV y en mcal)

Como se puede ver, con el servicio estacionado durante tres meses, desde el fin de la primavera hasta el inicio del verano, por ejemplo: octubre-noviembre-diciembre, y aplicando un pastoreo intensivo con altas cargas instantáneas es posible lograr una elevada eficacia de cosecha. De esta forma, aprovechando la gran oferta de energía de las pasturas descriptas, se cubriría adecuadamente la demanda de nutrientes de las vacas de cría, durante un período de lactancia de 6-7 meses con una carga de 5 vacas/ha solo con pasturas base alfalfa (Cuadro Nº 3 y Gráfico Nº 1).

Cuadro Nº 3: oferta y demanda de energía (en pasturas y en vacas)

Gráfico Nro. 1: Oferta y Demanda de Energía (Mcal/ha)

El período de vaca seca se caracteriza porque caen al mínimo las necesidades de alimentos de los vientres, obviamente esto es debido a que las vacas solo tienen necesidades de mantenimiento, si bien están preñadas, es baja la adicional demanda de nutrientes. Pero como se observa en el gráfico, es mayor aún la caída de la oferta forrajera y energética de las pasturas durante las estaciones más frías. Por lo tanto, si solo se dispone de pasturas, se produce un déficit forrajero que hace necesaria la adición de otros recursos, que pueden ser de inferior calidad al estar las vacas secas.
Una forma de solucionar este bache forrajero es pastoreando los rastrojos de invierno. De esta manera, se aprovecha la coincidencia estacional de la menor producción de las pasturas (otoñoinvierno), con las menores necesidades de las vacas secas y con el momento que están disponibles los rastrojos de cosecha gruesa (maíz y soja). Finalizado este período, comienza la parición con las vacas en aceptable condición corporal, próximas a ingresar a pasturas base alfalfa en pleno crecimiento primaveral.
Durante la primavera las vacas inician el pastoreo de alfalfas con gramíneas templadas, la concentración de energía en el forraje se halla en aumento como también el volumen total de pasto producido, esto determina que pueden iniciar su actividad reproductiva o a ciclar activamente, estando próximas al inicio del período de servicio. A su vez la gran calidad de este recurso forrajero, permite aumentar rápidamente la condición corporal de los vientres cubriendo todas sus necesidades nutritivas incluida la lactancia. Así, logran criar terneros pesados y sanos, además de acumular reservas como depósitos de grasa, que estarían disponibles para después del destete cuando disminuya la producción de las pasturas.
Al inicio del otoño, habiéndose realizado el destete convencional (6-7 meses de lactancia), las vacas se secan disminuyendo notablemente sus necesidades de alimento. En este momento es muy alto el costo de producir leche para la vaca y es relativamente bajo el aporte para el ternero que ya es rumiante y tiene un desarrollo más que suficiente para no depender de la leche, por lo que no se justifica prolongar su lactancia.
Como se mencionó antes, durante el otoño, las pasturas disminuyen su producción forrajera, no siendo suficiente este aporte para cubrir las menores necesidades nutritivas de las vacas secas ante estas altas cargas (5 vacas/ha). De acuerdo al año climático, puede adelantarse o demorarse esta caída de producción, según sea un año más o menos frío. Esto determinará el momento de salida de las pasturas, variable según los años.
La gran ventaja de la cría en campos agrícolas es la disponibilidad de rastrojos de maíz y soja. Si la agricultura se realiza en siembra directa, los volúmenes de residuos agrícolas son más voluminosos, a los que se le suma la vegetación que crece en forma espontánea durante ese período. En conjunto aportan un excelente recurso forrajero para el rodeo de cría. Cuando más se demore el ingreso de la hacienda al pastoreo de los rastrojos, mayor será el desarrollo de la vegetación espontánea o recursos naturales forrajeros de invierno RNFI, y por lo tanto mayor será su potencial de producción estacional.
El pastoreo de rastrojos se extiende durante todo el período de bajas temperaturas, momento que crecen, como ya se dijo, los RNFI. Esto permite un descanso estacional de las pasturas base alfalfa, lo que favorece al potencial productivo de estas pasturas, aumentando así su productividad y su persistencia en el tiempo.
Como se mencionó antes, los rastrojos presentan dos componentes que constituyen los recursos forrajeros de interés para la actividad de cría, por un lado los residuos agrícolas o RA y por el otro los RNFI. En el caso del RA del cultivo de maíz está compuesto por espigas con y sin granos, chalas, hojas y tallos; en el caso del RA del cultivo de soja, por vainas con y sin granos, tallos y algunas hojas. Los RNFI los conforman especies vegetales que crecen en forma natural durante los meses fríos, tales como capiqui, bowlesia, lamnium, y otros.
Existen pocas evidencias sobre el valor nutricional o composición química de los componentes de los rastrojos de invierno, las escasas estimaciones de la carga que soportan son de aproximadamente 1 vaca/ha de rastrojo. Por lo tanto en este trabajo el objetivo fue medir la calidad y la disponibilidad de estos recursos para ajustar más los valores de carga animal.
Por todo lo mencionado, los rastrojos constituyen un recurso considerado de suma importancia debido a su abundancia en los campos de aptitud agrícola que las vacas aprovechan en forma óptima. Como ventaja adicional, con el pastoreo de rastrojos se ahorran los gastos en herbicidas, evitando los “barbechos químicos”, al mismo tiempo que se produce carne sin costo alguno.
El concepto de cobertura de rastrojos en este sistema, no se refiere tanto a los RA sino a la cobertura verde dada por los RNFI, que permiten disponer de raíces vivas en el suelo durante casi todo el año determinando un mejor balance y eficiencia del uso del agua en el sistema, disminuyéndose las pérdidas de agua por evaporación ya que al haber vegetales vivos hay transpiración, o sea que el agua disponible con la fotosíntesis se transforma en biomasa vegetal lo que significa mayores aportes de carbono orgánico, incidiendo estos sobre la estructura del suelo, manteniendo la actividad biológica y calidad del suelo. En este suelo la presencia de macro, meso y microporos logradas en este sistema inciden en la mejor aireación, infiltración, retención y disponibilidad del agua por los vegetales.
De esta manera se logra un mejor aprovechamiento del agua de lluvia con vegetales vivos que solo con los residuos agrícolas muertos en superficie. Estos son elementos de suma importancia en la sustentabilidad del sistema en su conjunto. Además, el pastoreo de los rastrojos controla más adecuadamente los excedentes de material muerto que en muchos casos ocasionan efectos adversos en los cultivos agrícolas, como la presencia de gusano blanco, insectos, caracoles, hongos y otros.
Durante el ciclo agrícola 2003/4, el Grupo Técnico CBI del INTA Venado Tuerto, seleccionó seis establecimientos del Grupo de Productores CBI, donde fueron considerados lotes de rastrojos de maíz y de soja, bajo pastoreo. En los mismos fueron realizados muestreos que consistieron en cortes con tijeras y aros (20% de metro cuadrado). Cada muestra, estuvo conformada por RA y RNFI, los que fueron pesados en forma separada y posteriormente secados en estufa hasta peso constante, obteniendo así los porcentajes de materia seca. De esta forma fue posible calcular la disponibilidad forrajera expresada en kg de MS/ha, de los recursos forrajeros del rastrojo.
Para medir la calidad nutricional de los rastrojos, fueron remitidos materiales de cada muestreo al Laboratorio de Forrajes de la Facultad de Ciencias Agrarias-UCA. Así fueron determinados por análisis convencionales (química húmeda) los valores de materia orgánica digestible (MOD) y de proteína bruta (PB) de los RA según su origen (maíz o soja) y de la especie dominante de los RNFI. También fue estimada la dieta seleccionada por las vacas, mediante muestreos simultáneos de materia fecal de las vacas que pastoreaban esos rastrojos, los que fueron analizados por el método NIRS-NUTBAL, en el mismo laboratorio. El resultado fue poder comparar la composición química del rastrojo y la calidad nutricional seleccionada por las vacas, que, según la condición corporal (CC) de las vacas, el software proyecta la ganancia diaria de peso de los animales si continuaran sobre los recursos analizados.
Los resultados obtenidos luego de sucesivos muestreos en los seis sitios experimentales se detallan a continuación para cada caso y cada muestreo, en los siguientes cuadros:


Para una mejor comprensión de todos los datos obtenidos, se han promediado en forma aislada todos los valores que surgen del rastrojo de maíz por un lado, y por otro los de rastrojo de soja. Finalmente se promedian ambos para obtener un único valor promedio del sistema, y se presentan a continuación en el siguiente cuadro.

Composición química de Rastrojos:

En los residuos agrícolas (RA) los valores analizados de proteína (PB), se corresponden con lo esperado, o sea valores muy bajos en ambos rastrojos, y mayores en los RNFI donde la expectativa era algo mayor, pero si se observa el valor promedio de PB para ambos rastrojos seleccionados por las vacas (NIRS) es cercano al 10%, considerándose bastante adecuado para esta categoría de hacienda. Del mismo modo ocurre con la digestibilidad de la dieta ingerida, que es cercana a 60%.
En los rastrojos de soja la calidad siempre es mayor en PB y en MOD, tanto en los RA como en los RNFI; por lo tanto, si bien la disponibilidad forrajera (MS kg/ha) es mayor en el rastrojo de maíz, los rastrojos de soja compensan algo su menor disponibilidad, con una mayor calidad forrajera.
En lo referente a los valores en EV obtenidos para ambos rastrojos, son analizados los aportes por cada recurso, ya sea de los RA como de RNFI. Aplicando una eficacia de cosecha del pastoreo del 30% (EV cos.) se llega al valor final que la vaca ingiere para cada caso, resultando un promedio de 169 EV entre ambos rastrojos (maíz y soja) y entre ambos recursos (RA y RNFI).
Como conclusiones preliminares, es posible afirmar que si el período de rastrojos tiene una duración de 150 a 180 días, los 169 EV o “raciones” obtenidas en este trabajo, estarían representando los valores promedio de carga referidos anteriormente de aproximadamente una vaca por hectárea de rastrojo en el período mencionado. De esta forma estaría validada la mencionada carga con este manejo.
Por otro lado es necesaria mayor información sobre la tasa de crecimiento de los RNFI, para conocer mejor la producción acumulada de forraje durante este período y con estos recursos, pudiendo así mejorar o ajustar más la carga potencial en rastrojos de invierno.
La productividad de la Cría Bovina Intensiva con estas cargas es muy alta al poder lograrse altos índices reproductivos -preñeces superiores al 90%- y con bajas mermas preñez-destete, lográndose valores de destete sobre vaca entorada mayores al 85%. Con terneros de buen peso al destete y las vacas rechazo siempre en buena condición corporal, se logran producciones superiores a los 800 kg de carne/ha/año. Además bajo estas condiciones de producción se obtienen excelentes precios en el mercado, y, al ser relativamente bajos los costos de producción, la rentabilidad es excelente.
Para campos de aptitud agrícola de la zona núcleo (maicera-sojera) del sur santafecino, el planteo de cargas de 5 vacas por hectárea de pastura y 4 a 5 hectáreas de rastrojo por hectárea de pastura, requiere de un manejo intensificado en la actividad de cría en todos sus componentes (sanidad, alimentación y genética) y del suelo en su manejo agronómico. De esta forma, con los modernos conceptos de manejos conservacionistas del suelo (labranzas mínimas o cero labranza), se destinaría un 80% de la superficie a una agricultura de altos rindes en rotación con pasturas base alfalfa de alta producción en el 20% restante del suelo. Esto permite lograr la mejor complementación entre actividades, beneficiándose ambas y determinando la sustentabilidad del sistema.
Finalmente desde el punto de vista social, se sabe que un sistema que desarrolla varias actividades productivas, a diferencia de los monocultivos, necesita más mano de obra calificada. Así el campo argentino o la producción agropecuaria atiende nuevamente a la economía nacional, en este caso además de generar mayores divisas de exportación, puede dar respuestas a la sociedad como crear más fuentes de trabajo.