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7 de marzo de 2018

Causas que provocan pérdidas de kilos en el ganado enviado a faena

Autor/es: 

Parte I

Desconocer el comportamiento natural del bovino
“Muchachos, el secreto de arrear el ganado es que la manada nunca se dé cuenta de que se la está obligando. Que todo lo que el ganado haga, sea hecho voluntariamente”.
Del diario del vaquero Andy Adams, 1903.
La mayoría de los productores están convencidos de saber manejar su ganado y actúan utilizando las formas “tradicionales”, esto es perros, gritos, violencia, amontonamientos, etc. Este sería el punto de partida de los errores que tendrán consecuencias negativas en  el resultado económico de la venta para el productor y en la calidad y cantidad de la carne que será producida en la Planta Frigorífica.
A la tropa enviada se  le debe retirar, durante la faena y previo a la balanza,  las zonas de la carcasa que tienen hematomas. Eso genera un  descuento de kilos, que producirá un menor porcentaje de rinde de la res, situación que siempre genera reclamos y enojos entre las partes.
El miedo y el dolor
Los animales maltratados en origen sufrieron miedo y dolor, que también serán factores negativos para la maduración posterior de las medias reses. La carne toma un color muy oscuro, similar al que tiene el dulce de membrillo.
“Quedó paralizado por el miedo” se escucha decir con asiduidad para graficar las situaciones críticas que le ocurre a una persona, lamentablemente con alta frecuencia, en el día a día en nuestra sociedad. Este concepto se puede aplicar también al  manejo de los bovinos.
Le Doux, en 1994, afirma que el miedo es una emoción universal en el reino animal y que mueve a sus integrantes para evitar a sus depredadores. Todos los vertebrados pueden ser condicionados por el miedo.
También se puede expresar en  sentido positivo: todo vertebrado puede ser conducido por el buen trato.
El miedo se define como una experiencia emocional desagradable causada por un estímulo que el animal percibe como una amenaza.
Las bovinos emanan olores específicos llamadas feromonas para comunicarse entre ellos (el celo es un ejemplo normal de ello). En una situación violenta de manejo tradicional, basta que uno de ellos genere olores que se correspondan a una alarma por miedo extremo, para que se  extienda esa sensación a los otros animales del rebaño. Esos olores son producidos en glándulas cutáneas situadas entre las pezuñas
El miedo es el factor que impacta más negativamente en el comportamiento del  rodeo bovino cuando se utiliza el manejo tradicional, haciendo que asuman actitudes que generan un circulo vicioso. Los animales huyen asustados, el hombre de campo percibe que esta situación le genera una pérdida de tiempo, se enoja y utiliza a los perros, gritos, pechazos del caballo, etc., esto causa pánico entre los bovinos, que mas se alteran y profundizan su intención de huída.
Es imprescindible que los productores que se dedican a la cría y engorde de bovinos comprendan como es el comportamiento natural de sus animales, para que su trabajo se lleve a cabo respetando los principios del bienestar animal.
Algunas claves
En primer lugar es muy importante que sepamos que el animal es un “pensador” basado en imágenes y recuerdos vividos. Notoriamente los animales se comportarán más calmos  y con bajo nivel de miedo si pudieran asociar  recuerdos e imágenes agradables a su llegada al  complejo de toril, mangas, cepo y la presencia del hombre de campo. Por el contrario, utilizando los manejos tradicionales, hay más probabilidades de producir  asociaciones con imágenes negativas que les causarán nerviosismo y  por ende miedo a ingresar nuevamente a ese sitio en particular.
Válida es la comparación con  las vacas del tambo, que se acercan voluntariamente al galpón de ordeño, porque recuerdan que recibirán alimento y se les aliviará la presión de sus ubres, repletas de leche. Claramente un recuerdo placentero y por ende positivo.
Los bovinos nos avisan siempre de sus miedos…falta que el hombre los entienda.

Parte II
Desconocer cómo funcionan los sentidos del bovino
Cuando el personal vinculado con la ganadería recibe los primeros conocimientos en bienestar animal a través de una jornada de capacitación o por la lectura de material explicativo del tema, se plantea con toda lógica ¿por dónde se empieza para aplicar estos conceptos de manejo y recibir sus beneficios?
Esta coherente pregunta es la que me hacen con mayor frecuencia, a lo que respondo: tienen que empezar a saber en primer lugar cómo “piensan” sus animales.
Esto les genera cara de asombro, porque todos creen que eso ya lo saben desde hace años. En realidad nosotros los humanos pensamos que los animales tanto los de producción como nuestras mascotas perciben al entorno en donde viven de la misma manera que nosotros. Este concepto es totalmente equivocado. Para comenzar con la aplicación de los principios del bienestar animal en la especie bovina se parte del conocimiento de cómo piensan/reaccionan los animales ante nuestros requerimientos/deseos.
La visión
La visión es el sentido más importante del bovino, incluso más que su audición (Aimar y col. 2010).
Los bovinos poseen un tipo de visión muy diferente al humano, particularmente sensible a los movimientos bruscos y a los contrastes de luz y sombra. Aunque pueden mantener la visión del horizonte en forma continua, tienen dificultades para ver rápidamente objetos cercanos (Coulter y Schmidt, 1993), razón por la cual es frecuente observar que se rehúsan cruzar áreas de sombra o que brillan, como el reflejo del sol en un charco de agua o ante un elemento extraño tirado en el piso como un envase vacío. Esta falta de acomodamiento rápido de su visión de corto alcance, se soluciona dejando que los bovinos se muevan a su ritmo a medida que se desplazan dentro de los corrales y manteniendo el piso de éstos limpio. Esta situación no provocará ninguna demora operativa.
Las pupilas ranuradas como la de los bovinos proporcionan un campo visual más grande que la de sus predadores, percibiendo mejor los objetos verticales que  los horizontales. Los animales que pastorean se denominan “especies presas” (sujetas al ataque de los predadores) y su visión frontal está adaptada para vigilar la máxima área alrededor de él.  Sin embargo, a sus costados no tiene una visión de profundidad, lo que justifica que reaccione en forma brusca cuando alguien se le aproxima rápidamente. Además no pueden percibir los objetos situados por encima de la línea de su cabeza, a menos que esto se muevan (Aimar y col. 2010).
Por ello resulta recomendable que las paredes del toril y mangas están construidas de manera que imposibiliten la visión hacia fuera (ciegas) o mínimamente  posean una tabla ancha situada a la altura de sus ojos. Así se facilitará aún mas los movimientos de las tropas, porque evitan las distracciones que pueden provocarle miedo, incluso que salten fuera. Su construcción curva, hará que los bovinos crean y vean que su avance en esa dirección será para  “irse al campo nuevamente”. También de este modo se utiliza la tendencia natural del bovino a caminar en círculos (Grandin 1985).
En cuanto a la percepción de los colores, posee una visión dicromática (en colores, especialmente azul y verde) y una estructura celular de sus ojos que le permite tener una mejor vista nocturna. Es recomendable que las instalaciones estén pintadas de un solo color para evitar contrastes que puedan causar desconfianza y que la iluminación sea buena y homogénea. Los bovinos avanzarán siempre hacia las zonas mejor iluminadas, factor clave a tener en cuenta a la salida de la manga, más aún si estamos bajo techo. Una muy buena iluminación natural o artificial, le dará la sensación de escape al bovino.
Las instalaciones deben tener una orientación N-S o S-N para evitar que el sol quede de frente a ellos, porque esta situación los detendrá en su avance.
La recomendación para arrearlos es utilizar banderas hechas con las bolsas en desuso de las semillas colocadas en mástiles plásticos de 2 metros para trabajar en corrales. En cambio para las zonas de la manga y del cepo, la longitud apropiada es de un metro. La bandera nunca debe tocar al animal y la distancia entre él y el operador se relaciona con la zona denominada de fuga.
La zona de fuga se determina desplazándonos despacio hacia los animales. Cuando estos se dan vuelta para mirarnos, todavía no ingresamos a aquélla. Pero cuando lo hacemos efectivamente, los bovinos se darán vuelta y comenzarán a desplazarse. Para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el operario debe trabajar en el borde de la zona de fuga: para hacer que se muevan, ingresará en la zona de fuga y para hacer que se queden quietos, saldrá de ella. 
La audición
Se sabe que los animales son sensibles a los sonidos de alta frecuencia como chiflidos, alaridos y ruidos metálicos, por eso a la hora de trabajar con ellos, se pueden utilizar sonidos suaves como las vocalizaciones amigables por parte del personal y no gritos ni resoplidos que en general cansan a todos los que están trabajando en el corral y solo asustan más a los animales pudiendo iniciar una serie de vocalizaciones de comunicación que estresen a todo el grupo inclusive antes de iniciar el trabajo (Grandin; Aimar y col) afirman que su capacidad para ubicar el origen del sonido no es buena, mas si son intermitentes, razón por la cual al oír ladridos o gritos se alteran.  
El Olfato
El sentido del olfato es mucho más agudo en el ganado que en los humanos y es dificultoso para los humanos imaginar la información ambiental que el ganado recibe a través del olfato.
El ganado tiene un órgano olfatorio accesorio denominado órgano vomeronasal localizado entre la boca y la cavidad nasal. Esta estructura capacita a los animales para hacer ultra finas discriminaciones entre olores que los humanos aún no pueden detectar. Cuando un  toro  realiza el fleming (olfatear la orina de la hembra para saber si está en celo y ensortijado de los labios) él inspira moléculas de olor dentro del órgano vomeronasal para su identificación. (Ana Petryna y G. A. Bavera. 2002.)
Estudios realizados por Grandin (1984) en cerdos y bovinos indicaron que las señales olfatorias pueden transmitir información sobre la especie, el sexo y la identidad del individuo, pudiéndole informar sobre el estado emocional del individuo. Estas se generan por la producción de olores corporales provenientes de secreciones glandulares que pueden permitir la identificación individual durante interacciones directas entre individuos, y por el depósito de olores en el entorno en forma de heces, orina y secreciones de glándulas perianales. Estas señales olfatorias persisten, permitiendo que una señal pueda comunicar informaciones durante los períodos de ausencia del emisor. Cuando en los alrededores de las mangas dejamos envases de productos veterinarios, estos generan olores que son fácilmente percibidos por los animales. Si nuestras tareas se desarrollaron con violencia, la próxima vez que transiten por allí, la sola percepción del olor les generará el mismo miedo y estrés. Por ello siempre debemos mantener en perfecto grado de higiene el sector, para que el cambio positivo en el trato no se vea perjudicado por el recuerdo dañoso de las malas prácticas.

Parte III
Fallas en las instalaciones de manejo y de carga/descarga
En la generalidad de las profesiones y oficios, el lugar en donde se realizan los  trabajos económicamente más significativos, es el  que mayor mantenimiento recibe. Este se focaliza hacia  el mejoramiento de su funcionalidad y de  la seguridad, a través de la adquisición y aplicación de los últimos adelantos tecnológicos,  de manera de generar una mayor eficiencia y eficacia en las tareas que allí se desarrollarán.
Esto nos llevaría a pensar lógicamente, que las instalaciones rurales también estarían alcanzadas plenamente por estos principios. Un ejemplo acorde con este pensamiento, sería definir a una explotación dedicada al engorde de novillos como a una empresa dedicada a la producción eficiente de carnes bovinas de calidad.
Este  ganadero-empresario no descuidaría  el manejo adecuado de su capital de trabajo (los bovinos) cuando son llevados a las instalaciones  rurales de su empresa (corrales, embudo, manga, el cepo, etc.) para realizar las tareas culturales y sanitarias planificadas o para la carga de una tropa con destino de faena.
Esto parece una aseveración obvia, pero lamentablemente, se convierte en la característica diferencial entre el ganadero- empresario y el propietario de un campo con  vacas. Este último, no sabe ni valora las consecuencias del daño causado en las carnes de sus animales. Ese daño es producido principalmente por los golpes generados a causa del mal mantenimiento de las instalaciones y/o por tener un diseño  inadecuado.
Además, está convencido que la rudeza  que reciben sus bovinos en la manga, es la forma tradicional correcta de trabajo con los animales (así lo heredó).
Las inversiones realizadas en la compra o en el mejoramiento del diseño de las instalaciones rurales tienen una amortización conveniente (relación costo-beneficio positiva), debido a que los materiales  utilizados son de muy larga duración.
La inversión de mantenimiento también resulta mínima, en relación a su baja frecuencia de reparaciones.
Un cargador-descargador que hoy tiene demostrado su mejor funcionalidad, es aquel que  alarga el piso, a partir de su vértice superior, al menos unos tres metros  en forma paralela al suelo. De esta manera queda nivelada con el piso de la jaula del transporte. El animal subirá-bajará sin darse cuenta en donde comienza el piso del camión y el del cargador/descargador. También las paredes deben ser ciegas, es decir que no permitan que los animales vean hacia los laterales, situación que también favorece el movimiento.
Siempre deben tener una curvatura que  le permita ver solamente el equivalente a dos animales y medio por delante de él. Esto provoca en el animal la  sensación de que está saliendo hacia el campo nuevamente y por consiguiente avanza confiado.
La ausencia de instalaciones adecuadas o sin el debido mantenimiento no es una rareza en nuestro país.  Amparados en falsos argumentos, como el tamaño pequeño del establecimiento, lo caro de las instalaciones, etc., muchos establecimientos ganaderos  trabajan  en condiciones que, no sólo generan pérdidas de carne por los golpes recibidos o pérdidas de ganancia de peso por el sufrimiento causado, sino también se corren altos riesgos para la seguridad física de las personas que allí trabajen.
Recomendaciones para tener instalaciones adecuadas
Las rampas y los corrales deben estar en buen estado de mantenimiento y tener pisos antideslizantes. La observación de centenares de instalaciones indica que el problema número uno en ellas es el piso resbaladizo, que hace que el ganado se caiga. En las instalaciones nuevas, conviene que el piso de concreto tenga surcos cada 20 cm, con un diseño romboidal o cuadrado, y que esos surcos tengan perfil en V con 3 cm de profundidad. Las superficies resbaladizas en las instalaciones existentes pueden ser mejoradas mediante una máquina que abra surcos en el piso de concreto, o con una malla metálica hecha con barras de 2 a 3 cm de diámetro, sobre todo en las zonas de mucho tráfico animal. Las mallas deben estar soldadas de modo que no haya barras ni puntos que sobresalgan, y deben tener un diseño en damero con 30 cm de lado. Otras formas de hacer que el piso sea antideslizante son cubrirlas de arena o adosarles placas de caucho (Grandin). Cuando los establecimientos rurales son de carácter básico, las instalaciones, preferentemente, deben estar construidas en terrenos altos. El barro será un factor muy problemático para el manejo de los bovinos. Las calles deben estar bien mantenidas, limpias de objetos extraños (latas, plásticos, etc) y niveladas para un buen drenaje de las lluvias. Los alambrados serán lisos y no debe haber salientes que produzcan lesiones a su paso. Se deben eliminar en lo posible las calles en ángulo recto, porque el bovino las ve como callejones sin salida y se detendrá. Los cambios de dirección deben ser con curvas suaves para eliminar ese efecto en la mente de los animales.
Las rampas
 Hay que evitar que las rampas sean excesivamente empinadas. La pendiente recomendada es de 20 grados. Se pueden usar además escalones o listones. En las rampas de concreto, si los escalones tienen 10 cm de altura, se recomienda un largo de 30 cm. Si se usan listones, se debe dejar un espacio libre de 20 cm entre ellos, para que se adecuen a la longitud del paso de vacuno. Los pasillos o mangas usados para descargar ganado funcionan mejor si tienen un primer tramo horizontal de 3 a 6 metros de largo como ya se ha expresado. Este tramo horizontal sirve para que el ganado, si está descontrolado, salte directamente del camión a la rampa. Se recomienda que estas rampas sean anchas, para que la salida del ganado no encuentre obstáculos. Para embarcar ganado en camiones cuya puerta trasera es de 76 cm de ancho, las rampas más funcionales son las de ese mismo ancho, para que los animales vayan en fila india. El error más común es hacerlas demasiado anchas, lo que permite que los animales se amontonen en vez de mantenerse en fila. Los acoplados de remolque bajos pueden ser cargados y descargados sin necesidad de rampas. Sólo hay que usar rampas cuando los vehículos son más altos que estos acoplados.  Está más allá del alcance de este artículo proveer información detallada para el diseño de rampas de embarque y desembarque. La información que aquí se aporta sólo responde algunas de las preguntas más frecuentes sobre el tema.
Las puertas, paredes y demás instalaciones deben estar libres de bordes agudos o piezas rotas que puedan lesionar al ganado o dañar los cueros. Las lesiones suelen producirse cuando el animal choca contra un objeto pequeño, tal como el borde de una plancha metálica acanalada.
Tener instalaciones ganaderas adecuadas y en correcto estado de uso de acuerdo a los principios del bienestar animal, son características que revelan la seriedad y responsabilidad que el empresario ganadero tiene a la hora de decidir sus inversiones.

Parte IV
Ausencia de criterios de bienestar animal  en el Establecimiento.
Implementar el bienestar animal traerá beneficios laborales, porque facilitará nuestro trabajo adosándole seguridad y eficiencia. Desde el punto de vista económico mejorará la calidad de la carne producida, ya que está claramente demostrada su relación. Y desde la ética, porque nuestros actos no deben generar dolor y sufrimiento en los animales.
1-La buena alimentación
 La  prolongada  ausencia de alimentos/agua generará en los bovinos un cuadro de estrés que tendrá un efecto negativo en su estado de bienestar. En situaciones climáticas severas esta situación se presenta, razón por la cual saberlo nos ayudará a tomar acciones que suavizarán sus efectos.
También cuestiones tan básicas como la abundante presencia de barro en las cercanías de las aguadas les generará dificultad  en el acceso  y también le provocará estrés, aunque de menor grado.
2- Buen alojamiento para su confort.
Pensar que los animales en producciones extensivas como en nuestro país no lo necesitan, resultan erróneos. La temperatura ambiental es un factor a tener en cuenta. Los bovinos soportan mejor el frío intenso que el calor. Por encima de los 22 grados, el vacuno  necesita compensar el exceso de calor. En el campo resulta clave la presencia de sombra y reparos mediante árboles para ambos efectos climáticos. También mejorarán los momentos de rumia y de descanso tan necesarios.
La sombra natural de los árboles es muy superior a la proporcionada por materiales del tipo empleado para techar edificios o por media sombra, pero esta es siempre preferible a la falta de sombra. Se debe recurrir a ella cuando resulte práctica y no exista sombra natural. Al construir sombra artificial, los techos se deben colocar a una distancia de 3 a 3,7 m del suelo para que los animales reciban menos radiación calórica, circule aire y puedan tener un ambiente fresco. Si la altura es superior a los 3,7 m, los animales permanecerán sobre un suelo caliente a medida que cambia la posición del sol. Deben proveer una superficie sombreada de 5,6 mpor animal adulto. Si el techo se hace con heno, debe tener una construcción sólida, ya que el heno, cuando está húmedo, se hace muy pesado. Una lluvia de 50 mm incorpora 50 Kg. por mde techo.
Forestaciones en cortinas próximas a los corrales proveen reducción de la incidencia del viento en climas fríos y lluviosos o muy ventosos o incluso como oferentes de sombra.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta la ubicación y las características de la masa arbórea. Los árboles de hoja perenne deben evitarse en las barreras al este y al norte, los de hoja caduca serían los indicados para esos sectores ya que voltean las hojas en invierno y no limitan en ingreso de energía solar en esa época. Los lados sur y suroeste y oeste pueden protegerse con árboles siempre verdes que representan una barrera permanente a los vientos del sur, fríos y frecuentes en invierno (Bavera, 2005).
El barro es muy perjudicial también para el confort del descanso., De existir potreros con lomas, serán una solución para estas situaciones.

Parte V
Manejo inadecuado del ganado al momento de la carga
Tener el personal capacitado y entrenado para respetar los procedimientos basados en el  bienestar animal durante la carga, generará un clima de calma, altamente beneficioso. De esta manera los animales tranquilos son más fáciles de cargar  y trasladar. Si por cuestiones impredecibles, los animales entran en un estado de excitación, es recomendable aguardar aproximadamente 30 minutos para que se vuelvan a tranquilizar.
El mugido o balido intenso (vocalización) dentro de la manga o del cepo es frecuentemente una señal clara de malestar causado por un manejo rudo por parte del personal y/o profesional que están realizando su tarea. Cuando se reducen los mugidos es un indicador positivo que tendrá impacto en la calidad de la carne del ganado (Warris-1994).
Aunque las instalaciones de carga y descarga estuvieran en  condiciones ideales, si el personal asignado a esta parte del proceso, no está claramente capacitado en el correcto manejo de los bovinos, el resultado será igualmente malo en relación a la calidad futura de las carnes. Parecerá imposible que se rompa con una tradición ancestral de gritar y silbar para el arreo de los animales, pero es necesario que ello no ocurra porque, como dijimos al comienzo, el vacuno tiene un oído muy sensible y se alterará si se lo acosa de esta manera.
La milenaria relación entre el hombre y el perro es impresionante, quizás la más intensa y profunda entre humanos y animales.Todos los ejemplos que podemos presentar en este sentido, quedan sintetizados en la histórica frase“el perro es el mejor amigo del hombre”, asignándole a la palabra amistad todas sus cualidades. Pero cuando tratamos el tema de bienestar animal en los bovinos, la frase antes mencionada cambia radicalmente, al punto de poder afirmar: el perro no adiestrado es  principal enemigo de los bovinos”.
Recordemos que el bovino es un animal de manada, por lo tanto se sentirá  presa ante el accionar del perro no adiestrado en el rol de  un depredador (cazador). Por esta razón, tratará  primero de huir, moviéndose en forma anárquica y luego si la situación es “sin salida” tomará una actitud de defensa-ataque, especialmente si tiene cría al pie. El hábito de trabajar con perros no adiestrados debe ser eliminado por completo, debido a que no distinguen por sí solos entre agredir y la situación de dominar sin maltratar a los bovinos. Esto genera nerviosismo en los animales que desatienden a nuestra intención de trasladarlos por un determinado camino, dando lugar a indeseables prácticas adicionales como golpearlos con el caballo y al uso de los arreadores con consecuencias nefastas en la carne (hematomas).
La picana eléctrica es un elemento infaltable en los transportes de hacienda y en las mangas de los establecimientos agropecuarios y  plantas frigoríficas. Su presencia resulta natural  y su ausencia llamativa, porque como dirían sus usuarios “sin ella es imposible mover a la hacienda”. Este paradigma es absolutamente falso. Para la movilización adecuada de los animales se recomiendan elementos con una finalidad equivalente, como lo son los plumeros,  banderas  y  sonajeros. Los primeros se elaboran con palos en cuyo extremo se colocan flecos plásticos a modo de un plumero o directamente un trozo plástico como una bandera. Los  sonajeros pueden construirse a partir de una botella plástica de gaseosa, colocándole en su interior algunas piedras. La picana eléctrica debe usarse solo en casos muy esporádicos y con personal entrenado. Esta indicada su eventual aplicación en  la base de la cola,  dos segundos,  y sólo cuando el animal pudiendo avanzar y por razones que se desconocen, no lo hace. 
La zona de fuga y el punto de balance
La Dra. Grandin desarrolló los conceptos de zona de fuga y punto de balance para el movimiento correcto de los animales. Se puede determinar la zona de fuga desplazándonos despacio hacia los animales.  Cuando estos se dan vuelta para mirarnos (“nos miran de frente”), todavía no ingresamos a la zona de fuga. Pero cuando lo hacemos efectivamente, los bovinos se darán vuelta y comenzarán a desplazarse.
La zona de fuga: para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el operario debe trabajar en el borde de la zona de fuga: para hacer que se muevan, ingresará en la zona de fuga, y para hacer que se queden quietos, saldrá de ella.


Las mejores posiciones son las indicadas en el siguiente diagrama: 
El operario debe evitar el punto ciego detrás de la cola del animal. También debe abstenerse de penetrar profundamente en la zona de fuga. Los animales se perturban cuando alguien se mete en su espacio propio y no tienen la posibilidad de alejarse. Cuando se arrea al ganado en los corrales por un callejón y los animales se dan vuelta y corren hacia atrás, sobrepasando al jinete, lo más probable es que éste haya penetrado demasiado en su zona de fuga. Los animales se dan vuelta en un intento por alejarse del operario. Si el ganado comienza a darse vuelta, el jinete debe retroceder y aumentar la distancia entre él y los animales. Este retroceso debe hacerse a la primera señal de que el ganado comienza a darse vuelta. Si un grupo de animales se frena de golpe ante una sombra o un olor, hay que tener paciencia y esperar que los animales que encabezan el grupo atraviesen el obstáculo; el resto de los animales los seguirá. Si los animales retroceden en una rampa de embarque, hay que retroceder, no tocarlos o golpearlos. Ellos retroceden con la intención de alejarse de uno, y normalmente se calmarán si uno se aleja antes.
El punto de balance es la línea imaginaria vertical que pasa por  la cruz del animal. El ganado avanzará si el operario se ubica detrás de ese punto, y retrocederá si se ubica delante de él. Muchos operarios cometen el error de quedarse parados delante del punto de balance mientras tratan de que el animal avance por la manga. El ganado tiende a avanzar por la manga sin necesidad de que se le aplique la picana eléctrica, si el operario camina hacia atrás, pasando los puntos de balance de los sucesivos animales. No hace falta darle un toque de picana a cada uno de los animales: si ellos se están moviendo solos por la manga, hay que dejar que lo sigan haciendo por sí mismos. Muchos científicos coinciden en afirmar que lo “novedoso” es altamente estresante para el ganado, de modo que una rutina, como tiene el ganado lechero, resulta facilitador del manejo en los bovinos productores de carne. Se recomienda hacer que el ganado se acostumbre a ser trabajado serenamente por gente a pie, a caballo y en vehículos, con el fin de impedir cualquier excitación por “novedosa”.  Los animales temen a lo novedoso y se amansan y habitúan a las tareas llevadas a cabo en calma y que se realicen de rutina.
Temperatura ambiente al momento de la carga y del traslado es un factor de alta incidencia en la calidad final de las carnes. Un golpe de calor es la principal causa de carne oscura, que tiene un pH superior a 6.3. El estrés calórico es altamente negativo para los animales por transportar, por lo que, en lo posible, la carga y posterior traslado deben realizarse de noche o a la mañana bien temprano.
Cuando en verano despachamos hacienda con destino a la faena sin respetar la densidad de carga en la jaula, también generaremos mucha incomodad por calor. Esto se agrava  si el camionero se detiene varias veces por las más diversas causas, siendo la más común ingerir alimentos. Si deja la jaula  al rayo del sol, por no saber del problema o por no  poder ofrecerles algo de sombra, las temperaturas pueden llegar a valores insoportables que pueden llevar a la muerte (mas de 45 grados de sensación térmica).
Muchos camioneros saben de esto y lo evitan muy bien, pero cuando llegan a la planta frigorífica de destino, se encuentran  al sol, con extensas colas  para descargar  . La temperatura ambiente,  al momento de la carga y del traslado es también un factor de alta incidencia en la calidad final de las carnes. Los bovinos tienen mayor resistencia al frío. No obstante, hay que considerar que cuando un camión circula a 80 Km/h con una temperatura ambiente de -5 ºC, la sensación térmica por efecto del viento es de –30 ºC. Las lluvias bloquean la capacidad de aislamiento térmico del vacuno. Ante esa eventualidad, es recomendable que el conductor de una jaula detenga su marcha y busque un lugar reparado.
El productor, en general, no controla las formas de cargar, la densidad ni por que ruta viajarán los animales. Los animales se deben preparar de acuerdo a las horas de duración del viaje y a las condiciones climáticas. Se recomienda un tiempo de descanso previo en un potrero ubicado en las cercanías del lugar de carga, para que los animales repongan  apropiadamente sus reservas energéticas y para la observación de su estado de general de salud. La cantidad de horas de descanso previas al inicio del transporte depende de si los animales llegan al lugar por arreo desde una distancia considerable o si provienen de un potrero cercano. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se recomienda un tiempo mínimo de descanso de 12 horas hasta un máximo de 72. El potrero debe dar la posibilidad de que los animales se echen a la sombra  protegidos del calor o al reparo de los vientos fríos con cortinas de árboles y/o refugios naturales o artificiales. La provisión de agua deberá ser permanente y la alimentación se debe suspender en las 6 horas previas al embarque. Para evitar peleas, prescindir de la mezcla de tropas de distinta procedencia en el corral pre embarque. Cuando los animales se cargaron, hay que esperar unos minutos para que se acomoden, tras lo cual dejan de producir ruidos dentro de la jaula. Es recomendable acordar con el conductor  la ruta elegida mas apropiada para llegar al frigorífico. Esta será la que permita un viaje más cómodo para los bovinos. También hay que evitar que se produzcan golpes con la puerta al descargar la guillotina en el lomo o en el cuadril del animal (uno de cada diez animales que va a faena tiene golpes de guillotina y eso significa una pérdida promedio de 3 kilos por cada res).
El conductor debe conocer los conceptos de transporte en condiciones de bienestar animal, asegurando que el camión tenga adecuadas paredes y pisos, divisiones funcionales, doble rodillo a la salida de la puerta y que la carga respete la densidad de carga adecuada para el número y categoría de animales.
 Debe tener los medios para estar comunicado con el propietario de la hacienda  para avisar ante un problema imprevisto.
 Animales no aptos para la carga y traslado. Se podría expresar un concepto general que diga que la condición física del animaldebe corresponderse al tiempo de duración del traslado. Pero hay otras situaciones que escaparían a este concepto, como cargar distintas categorías (vacas y terneros)o distintos estados fisiológicos (hembras en celo o en lactación y toros). A continuación se hará un listado de situaciones por los cuales los animales no estarían aptos para ser cargados por causarles efectos no deseados:
a) Hembras en su última etapa de gestación (90 días para parir)
b) Hembras con menos de 4 días de paridas
c) Animales caquécticos (débiles)
d) Animales con trastornos locomotivos graves
e) Animales de distintas categorías
f) Animales con síndrome febril manifiesto
g) Hembras en celo junto a machos
h) Terneros recién nacidos (con cordón sin cicatrizar)
i)       Animales con pesos significativamente distintos
j)       Animales con neoplasia ocular (cáncer de ojos) que haya invadido el                         tejido facial.
k)      Animales con cirugías recientes (menos de 7 días)
Fuente: ENGORMIX

22 de marzo de 2017

Buenas prácticas ganaderas. Bienestar Animal

   Excelente este trabajo sobre el transporte de hacienda y sus consecuencias sobre la calidad de la carne final.

   El productor, en su afán de abaratar costos quiere meter animales hasta en la cucheta del chofer... pero esa no es la forma; ya que como dice el refrán: "lo barato sale caro"

Felicitaciones a los autores de este completísimo trabajo!

Ing. Agr. Sergio La Corte.









Fuente: ENGORMIX

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Resumen

Los beneficios económicos de la cadena de ganados y carnes pueden aumentar considerablemente si se mejoran las técnicas de manejo, manipulación y transporte, provocando un impacto importante sobre el bienestar de los animales. Las buenas prácticas ganaderas deben ser observadas en cada uno de los eslabones de la cadena, con el fin de obtener un producto alimenticio en cantidad y calidad. El presente trabajo tiene como objetivo analizar los factores que causan lesiones al ganado vacuno durante el transporte hacia las plantas frigoríficas, afectando el bienestar animal y consecuentemente a la cantidad y calidad de la carne. Mediante la utilización de métodos adecuados, se podrán modificar las conductas o prácticas que causen el deterioro de las reses y la consecuente pérdida económica.
Con el fin de minimizar la variabilidad de las consecuencias durante la descarga y en la faena, el trabajo fue realizado en un único establecimiento, que aplica procedimientos de bienestar animal, Frigorífico Gorina S.A., calle 501 s/n - (1900) La Plata, Bs. As., Argentina. Se confeccionó una encuesta, con una parte destinada a la búsqueda de datos en lo referente al transporte y la otra para el registro de la presencia de lesiones en la playa de faena. Se completaron 414 viajes con un total de 15.361 animales que fueron observados en los corrales y durante la faena, registrando la ubicación y el grado de lesión. Mediante el estudio analítico-inferencial se detectaron y cuantificaron los factores de riesgo. Las estimaciones del riesgo de presentación de lesiones fueron realizadas mediante el cálculo de Odds Ratio (OR).
La procedencia directa del campo fue un factor de riesgo para las lesiones, en relación a los animales transportados que provenían del engorde a corral (feedlot).
El 59,8% de los envíos, con un total de 9.182 animales, incluían al menos un animal aspado en la tropa, y el 40,2%, con 6.179 animales, fueron transportados en camiones donde no se encontraban animales aspados. La presencia de animales caídos al momento de la llegada al frigorífico fue un factor de riesgo, aumentando las probabilidades de encontrar medias reses con contusión generalizada. El vehículo de uso no exclusivo para el transporte de animales aumenta las probabilidades de encontrar lesiones superficiales, siendo un factor de riesgo para las regiones del miembro pelviano y torácico, cuello y de las vértebras torácicas y lumbares. También fue un factor de riesgo para lesiones profundas en las vértebras torácicas y lumbares. Las encuestas realizadas señalan que algunos chóferes, que manifestaron haber tenido capacitación, fueron quienes trasladaron hacienda con mayor proporción de medias reses lesionadas. Sin embargo, no existe hasta el momento, por parte de los transportistas de la cadena de ganados y carnes, una capacitación formal efectiva o conocimiento directo sobre el problema, que permita corregir o eliminar el uso de métodos agresivos, instalaciones inadecuadas y prácticas ganaderas desfavorables para el bienestar de los bovinos de carne.. Sin embargo, las encuestas realizadas señalan que algunos choferes que manifestaron haber tenido capacitación fueron quienes trasladaron hacienda con mayor proporción de medias reses lesionadas.
La proyección de las pérdidas a la faena anual bovina, que en el año 2006 alcanzó a 13.418.824 animales, nos permite estimar, tanto sobre la base del decomiso directo como a la depreciación de las carnes (medias reses cortes) por cambios de destino de consumo, un perjuicio aproximado de $134.508.669 (U$S 42.431.757), equivalente al consumo anual de carne vacuna de aproximadamente 290.000 personas en nuestro país.
PALABRAS CLAVES
  1. Transporte de ganado.
  2. Bienestar animal.
  3. Buenas prácticas ganaderas.
  4. Calidad de la carne.
  5. Producción bovinos de carne.
  6. Producción animal.

Evaluación de las prácticas relacionadas con el transporte terrestre de hacienda que causan perjuicios económicos en la cadena de ganados y carne
INTRODUCCION
La producción de carne bovina de calidad es una actividad compleja que involucra a todos los actores de la cadena pecuaria. Así, se incorpora la idea de que el trato de los animales, en cualquier etapa de su vida, implica el manejo y la gestión de la materia prima que integra la extensa y compleja secuencia productiva de la carne.
El transporte terrestre constituye uno de los eslabones importantes en la cadena de ganados y carnes. Es el procedimiento asociado a la movilización de animales en vehículos desde el establecimiento agropecuario a la planta de faena. Las etapas del traslado incluyen el arreo de los animales, las cargas y las descargas que se realizan hasta llegar a las plantas faenadoras. Hay factores que se generan durante la carga, el transporte y la descarga del ganado vacuno, que causan perjuicios económicos y que afectan la calidad de la carne.
Las condiciones de transporte son generadoras de distintos grados de ansiedad y sufrimiento que, sin afectar directamente la salud física de los animales, comprometen su salud mental y su bienestar general. La falta de equipamiento apropiado y de mano de obra calificada, las temperaturas extremas, la duración del transporte, los movimientos, ruidos y vibraciones del camión, la mezcla y el hacinamiento de los animales, la carga y la descarga, la privación de agua y de alimento y la fatiga, son factores de riesgo que producen distintos niveles de estrés en los animales, alterando la cantidad y la calidad de la carne.
La presencia de lesiones en la res evidenciaría el maltrato durante las prácticas ganaderas en el campo, durante el encierro, la carga, el transporte y la descarga de los animales. El sistema de comercialización de pago por rinde de las carcasas, traslada las pérdidas de kilogramos al propio ganadero; sin embargo, no parecería ser suficiente incentivo para modificar las prácticas de maltrato animal. La cooperación entre todos los segmentos de la industria cárnica puede reducir las contusiones en los animales.
La falta de capacitación formal del personal involucrado en las distintas etapas de la cadena de ganados y carnes, en general, evidenciaría que el manejo de los animales se efectúa de manera “tradicional” y que se transmite de generación en generación. Las conductas o prácticas “tradicionales”, por el carácter que presentan en el proceso del conocimiento, son un obstáculo difícil de vencer. Existen distintos criterios entre los autores que tratan de investigar sobre las prácticas ganaderas y los beneficios de aplicar normas sobre el bienestar animal en el transporte de los animales (3, 5, 7, 13). Grandin (1996) señala “para poder corregir los problemas de bienestar animal hay que determinar su causa”. Giménez Zapiola (2006) menciona “quien procura indagar las causas de las pérdidas por exceso de desbaste, animales que llegan muertos o caídos, recorte por lesiones, carcasas desvalorizadas debido al estrés y el pH alto, etc., suele encontrarse con una nebulosa de excusas propias y culpas ajenas”. Esto se debe a que el trabajo no ha sido debidamente controlado y no se cuenta con información adecuada para corregir el problema. Actualmente, se han perdido muchas habilidades del antiguo personal de campo de fines del siglo XIX y principios del XX. Estas se basaban en el poder de observación de los paisanos sobre el rebaño.
El presente trabajo tiene como objetivo analizar los factores que causan lesiones al ganado vacuno durante el transporte terrestre afectando el bienestar animal y consecuentemente a la cantidad y calidad de la carne.

MATERIALES Y METODOS
El trabajo fue realizado en el Frigorífico Gorina S.A., calle 501 s/n - (1900) La Plata, Buenos Aires, Argentina, durante los meses de noviembre y diciembre de 2006.
La recolección de la información fue realizada mediante una encuesta, que contenía preguntas respecto del tipo de animales transportados, detalles del transporte, características de la descarga y lesiones en la carcasa (res) encontradas en la playa de faena.
1) Presencia de lesiones:
Se registraron en la playa de faena, de acuerdo a la profundidad, a la extensión y a la región afectada de la res.
1. De acuerdo a la profundidad, las lesiones fueron consideradas como:
  • Grado 1 o superficiales: cuando involucraban sólo tejido subcutáneo (Figura 1).
  • Grado 2: cuando involucraban al tejido muscular (carne) (Figura 2).
  • Grado 3: cuando involucraban la base ósea (hueso) (Figura 3).




2. De acuerdo a la extensión, las lesiones fueron consideradas como:
  • Tipo A: son aquellas que involucran un área de hasta 100 cm2 (Figura 4).
  • Tipo B: son aquellas que involucran un área de 100 a 400 cm2 (Figura 5).
  • Tipo C: son aquellas que involucran un área de más de 400 cm2 (Figura 6).
  • Contusiones generalizadas: adquieren una identidad propia por estar asociadas con animales caídos en decúbito durante un tiempo prolongado y por pisoteo durante el transporte (Figura 7).





3. Región afectada de la res:
Las lesiones fueron localizadas en la media res según la región anatómica afectada. La media res fue dividida en cuatro regiones (Figura 8).
  • Región 1 (R1): se corresponde con la región anatómica de la cara lateral del miembro pelviano. Incluye los cortes carniceros como el cuadril, colita de cuadril, palomita, bola de lomo y cuadrada.
  • Región 2 (R2): se corresponde con las regiones anatómicas del tórax y del abdomen. Contiene el asado, el vacío y el matambre, de valor comercial intermedio.
  • Región 3 (R3): se corresponde con las regiones anatómicas de las vértebras torácicas (del dorso) y vértebras lumbares (del lomo). Los cortes comerciales son el bife ancho, el bife angosto y el lomo. Estos dos últimos constituyen cortes de alto valor comercial.
  • Región 4 (R4): se corresponde con las regiones anatómicas de las vértebras cervicales y las primeras cinco vértebras torácicas. Los cortes son de menor valor, como el cogote, el roast beef, la aguja, la paleta, el chingolo y la marucha.


2) Características del viaje y de los animales transportados:
En cuanto a las características del viaje y de los animales transportados, se registró:
  1. Duración del viaje (menos de 8 horas y más de 8 horas). Se tuvo en cuenta el Reglamento (CE) No 1/2005.
  2. Procedencia (Provincia).
  3. Origen de la hacienda: directo del campo, engorde a corral (feedlot) y remate (feria).
  4. Categoría de los animales (vacas consumo, vacas conserva, toros, novillos, novillitos y vaquillonas).
  5. Mezcla de categorías en el transporte (mezcla: cuando más de una categoría se transportaban juntas en el vehículo).
  6. Presencia de animales aspados (cuando había al menos un animal aspado en el transporte).
  7. Presencia de animales caídos (cuando había al menos un animal caído en el transporte).
  8. Estado de la tropa (Muy buena, buena, regular y mala).
3) Características de la descarga:
Se registró:
  1. Tiempo de espera (menos de 30 minutos, 30 a 120 minutos y 120 o más minutos).
  2. Modalidad de la descarga (con o sin estímulos permitidos).
4) Referencias del transporte y del transportista:
Se registró:
  1. Tipo de vehículo (semiremolque o chasis y acoplado).
  2. Transporte de uso exclusivo o no para el traslado de animales.
  3. Estado del piso (Muy bueno, bueno, regular y malo).
  4. Estado de las paredes (Muy bueno, bueno, regular y malo).
  5. Colocación y funcionalidad de los rodillos (colocación correcta o no, funcional o no).
  6. Antigüedad laboral del chofer (menos de 2 años, de 2 a 5 años y más de 5 años).
  7. Educación formal recibida (primaria, secundaria o terciaria).
  8. Capacitación sobre bienestar animal (manifiesta haber recibido capacitación o no).
  9. Interés por recibir capacitación sobre bienestar animal (manifiesta interés en recibir capacitación o no).
Análisis estadístico:
Se realizó con un enfoque epidemiológico, con una parte descriptiva y otra analítica. Mediante el estudio analítico-inferencial fueron detectados y cuantificados los factores de riesgo para la presentación de lesiones mediante el cálculo de Odds Ratio (OR), utilizando el procedimiento PROC LOGISTIC del Statistical Analysis Systems, Version 9.1.3 (SAS, Institute Inc., Cary, NC, USA). Las OR fueron consideradas estadísticamente significativas cuando P<0,05.

RESULTADOS
Se completaron 414 encuestas con un total de 15.361 animales, los cuales fueron observados en corrales y durante la faena, registrando el grado y la localización de las lesiones.
1) Presencia de lesiones:
El 58,8% de los animales presentó al menos una lesión; algunos de éstos presentaban contusión generalizada (Cuadro 1). En algunos casos, se hallaron lesiones en ambas medias reses.


Las evidencias del maltrato sufrido durante el transporte pueden ser notables externamente (Figura 9), aunque son reveladas en forma definitiva y como prueba incuestionable en las lesiones halladas en la playa de faena (Figura 10).



2) Características de los animales transportados:
Cada vehículo de transporte trasladó, en promedio, 37 animales por viaje, con un mínimo de 11 y un máximo de 76 bovinos. Este último dato fue registrado en vehículo de transporte de doble piso. El hacinamiento de los animales (Figura 11) en un vehículo de transporte resulta ser estresante, dado que no les permite adoptar el posicionamiento de contención entre ellos (posición oblicua lateral). Dicha distribución, que ellos buscan voluntariamente en la caja de carga del camión, les permite una mejor estabilización frente a la aceleración y desaceleración, irregularidades del camino y otras circunstancias que pueden ocurrir durante el traslado.


La mayoría de los animales procedía directo del campo (Gráfico 1), mientras que el 14% provenían de engorde a corral (feedlot). La explotación extensiva de ganado de carne en nuestros campos, permite deducir que las condiciones naturales son razonablemente propicias para el cumplimiento del bienestar animal. Aunque esto es cierto, sin embargo, hay factores negativos generados en esas mismas características.
Los animales en grandes extensiones, con un contacto muy esporádico con las instalaciones de trabajo y con las personas, están sometidos a un gran esfuerzo de adaptación cuando se los reúne. Por este motivo, la procedencia de engorde a corral fue considerada como un factor de menor riesgo para el hallazgo de lesiones, ya que el contacto frecuente con personas y las características particulares de los animales permiten que se adapten a la práctica ganadera, incluso al transporte.


La procedencia directa del campo presentó mayor porcentaje de animales con lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4, mientras que para las lesiones profundas constituyó un factor de riesgo en la región R3.
Los porcentajes de medias reses con lesiones, para cada región en ambas categorías, pueden observarse en el Gráfico 2. Si bien las lesiones profundas en las regiones R2 y R4 son poco frecuentes, se observó un mayor porcentaje en los animales provenientes de engorde a corral (Gráfico 2). El engorde a corral es un factor de riesgo para que se produzcan lesiones superficiales en las regiones del tórax, del abdomen, del miembro torácico y del cuello.
Otra de las circunstancias observables en los bovinos procedentes del sistema de engorde a corral, lo constituyen las costras originadas por la acumulación de materia fecal adherida a la piel (Figura 12).



En el Cuadro 2 se muestra la frecuencia y porcentaje de animales según la categoría. Para estudiar la relación entre categorías de animales y lesiones, se tomaron en cuenta las tropas conformadas por una misma categoría. En este caso, se consideraron animales “Jóvenes” a novillitos, novillos y vaquillonas, que representan el 83,8%, mientras que los “Adultos” (vacas consumo, conserva y toros) fueron el 13,6%. En todas las regiones y grados de lesiones, los porcentajes de medias reses con lesiones fueron mayores en la categoría “Adultos” (Gráfico 3).



De los 414 envíos analizados, 53 mezclaban diferentes categorías con un total de 2.224 animales, que representan el 14,5%. Los envíos restantes estaban integrados por animales de la misma categoría, con un total de 13.137 animales, que representan el 85,5%. Los porcentajes de animales con lesiones fueron similares para todas las regiones y en los distintos grados de lesiones. La mezcla de animales de distintos lotes, tropas, categoría y tamaño corporal pueden provocar agresiones entre los animales transportados (Figura 13).


El 59,8% de los envíos, con un total de 9.182 animales, incluían al menos un animal aspado en la tropa (Figuras 14 y 15), y el 40,2%, con 6.179 animales fueron transportados en camiones donde no se encontraban animales aspados. Cuando en la tropa se encontraban animales aspados, el porcentaje de lesiones encontradas fueron mayores, para las lesiones superficiales, en las regiones R1 y R4 y, para las lesiones profundas, en R1, R3 y R4.
La presencia de al menos un animal caído fue hallada en 10 envíos, involucrando el transporte de 410 animales en total. En los 404 camiones restantes no se registraron animales caídos. La presencia de al menos un animal caído (Figura 16), al momento de la llegada al frigorífico, aumenta cerca de 5 veces la posibilidad de encontrar medias reses con contusión generalizada, con la consecuente pérdida económica (Figura 17).





3) Características del viaje:
En cuanto a la duración del viaje, fueron clasificados en dos niveles: menos de 8 horas y más de 8 horas, de acuerdo a la Normativa de la Unión Europea (Reglamento CE No 1/2005). En el Cuadro 3 se observa la cantidad de animales lesionados de acuerdo a la duración del viaje. El porcentaje de animales con lesiones fue mayor cuando la duración del viaje es de 8 horas o más, debido principalmente a las lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4, aunque esta diferencia no fue de una magnitud importante.
Para estudiar la asociación existente entre la provincia de origen y la presencia de lesiones, se agrupó la procedencia en 4 categorías: Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos-Santa Fe y otras (Córdoba, Río Negro, Chaco); en el Cuadro 4 se muestra la cantidad y el porcentaje de animales según provincia de origen.
Las medias reses procedentes de Entre Ríos y Santa Fe presentaron mayor porcentaje de lesiones superficiales en casi todas las regiones (R1, R3 y R4) y, en todas las regiones, cuando se evaluaron las lesiones profundas. Este hecho estaría relacionado con las distancias recorridas, tipo de caminos, categoría de animales y características de las explotaciones.



4) Características de la descarga:
Varios factores fueron considerados en la descarga. Uno fue el tiempo de espera antes de la descarga el cual fue clasificado en 3 niveles: menos de 30 minutos, entre 30 y 120 y más de 120 minutos (Cuadro 5).


Los animales que tuvieron un tiempo de espera para la descarga de más de 120 minutos, presentaron mayor cantidad de lesiones superficiales en las regiones R1, R3 y R4 y más lesiones profundas en las regiones R3 y R4. Otro factor estudiado fue la modalidad de la descarga; en este caso, se registró si los animales eran ayudados y estimulados en el momento de la descarga con estí- mulos permitidos, tales como: silbidos, aplausos o golpes leves. Cuando las instalaciones no están diseñadas teniendo en cuenta el bienestar animal representan un gran inconveniente porque no se facilita el descenso natural de los animales con su consecuente amontonamiento y, en ocasiones, es necesario la utilización de estímulos más severos, poniendo en riesgo la seguridad de las personas y favoreciendo la presentación de lesiones en los animales. Estas características no pudieron ser evaluadas en el Frigorífico Gorina, ya que allí son especialmente tenidas en cuenta las normas de bienestar animal.
5) Empresas y vehículos de transporte:
Los 414 envíos fueron realizados por 305 vehículos, lo que determina que hubo 26,3% de los vehículos que transportaron animales en más de una oportunidad. Sobre un total de 305 transportistas encuestados, el 97,33% presenta el vehículo de transporte con un solo piso y el 2,67% es de dos pisos. El 84,3 % de los animales fueron transportados por camiones de uso exclusivo para el transporte de hacienda. En este tipo de camiones el hecho que fuera con semiremolque o chasis y acoplado no presentó diferencias importantes en los porcentajes de lesiones en las medias reses. Sin embargo, cuando los camiones no eran de uso exclusivo (camiones cerealeros y otros), los porcentajes de animales lesionados fueron mayores (Figura 18).


6) Características de los recursos humanos involucrados en el transporte de animales:
De acuerdo a la antigüedad laboral del chofer, se agruparon los animales transportados en tres niveles: menos de 2 años, entre 2 y 5 años y más de 5 años de antigüedad en el trabajo (Cuadro 6).


El 72,3% de los animales fueron transportados por choferes con más de 5 años de antigüedad. Los porcentajes de medias reses con lesiones superficiales para cada región en los distintos niveles de antigüedad de los choferes fueron similares. En cuanto al nivel de educación del chofer, tanto en el nivel primario como el secundario y terciario, se encontraron similares porcentajes de lesiones. El 84,9% de los choferes no recibió ningún tipo de capacitación y el 70,9% manifestaron interés en capacitarse en bienestar animal.
7) Estado del vehículo de transporte:
En el Gráfico 4 se muestra el “Estado de las paredes”, en forma porcentual, de los camiones involucrados en el transporte de los animales. Las paredes laterales y subdivisiones en mal estado (Figura 19), se constituyen en un factor de riesgo que puede afectar tanto la seguridad de los animales como la del personal interviniente.



En el Gráfico 5 se describe el “Estado de los pisos”, en forma porcentual, de los camiones involucrados en el transporte de los animales.


Los pisos no sólo deben evitar caídas y resbalones para lo cual deben estar construidos como antideslizantes, sino que es indispensable que no produzcan lesiones (Figura 20) y deben permitir que las heces y orina drenen hacia contenedores y no causen trastornos a los animales durante el viaje.


Respecto a la colocación y funcionalidad de los rodillos (Figuras 22, 23 y 24), de las 414 encuestas, sólo 344 especificaron su posición y funcionalidad.. El 13,1% (45/344) se hallaban bien ubicados y funcionaban correctamente. En el Cuadro 7 se muestran las frecuencias en cada caso.




Sobre la base del al estado de las paredes, del piso, de la colocación y funcionalidad de los rodillos, fueron identificados dos grupos de vehículos de transporte: Muy buenos y malos. El primero, incluye a aquellos que tenían las paredes “Muy buenas”, los pisos “Muy buenos” y los rodillos funcionales. En el segundo grupo se ubicaron los vehículos que tenían las paredes y pisos en “Malas” condiciones y los rodillos no funcionales. El total de animales transportados por cada grupo se muestran en el Cuadro 8. Para este agrupamiento del “Estado del vehículo de transporte” se observó que en aquellos que se encontraban en malas condiciones el 43% de los animales transportados presentaron lesiones, mientras que cuando los animales fueron trasladados por vehículos de transporte en estado “Muy bueno” el porcentaje de lesiones fue del 38,8%.


8) Estimación de las pérdidas económicas
Frecuentemente, se menciona la pérdida del valor de la carne vacuna por la aparición de problemas que podrían ser evitados. Las lesiones observadas durante la faena constituyen un ejemplo claro del maltrato y sus consecuentes pérdidas económicas. Las lesiones superficiales afectan el tejido adiposo (grasa), son muestras del maltrato recibido por el animal y afectan económicamente al frigorífico. Esto es debido a que los tejidos dañados son descartados por la inspección veterinaria antes que la carcasa sea pesada. Por lo tanto, recibieron el valor kggancho/res acordado, pero además en otros casos afectaron la calidad de cortes de alto valor comercial, como la tapa de cuadril (picanha) o los bifes angosto y ancho. El productor ganadero se encuentra afectado económicamente, obteniendo menor rinde final, ya que el frigorífico descuenta los kg aislados de la media res.
Las lesiones profundas que afectan al tejido muscular (carne) y óseo (hueso), ponen en evidencia un maltrato intenso y constituyen las mayores pérdidas económicas.
Las lesiones traumáticas halladas fueron clasificadas por la profundidad (grados 1, 2 y 3) y la extensión (tipos A, B y C). Las cantidades obtenidas se muestran en el Cuadro 9.


Las lesiones traumáticas halladas fueron extraí- das por disección, registrándose el peso de la muestra, según grado y tipo. Las evaluaciones del peso, en kilogramos, de las pérdidas ocasionadas por las diferentes lesiones, se muestran en el Cuadro 10.



Del producto entre la cantidad de lesiones y su peso surgen los kilogramos perdidos, con un total de 7.355,55 kg (Cuadro 11).
Durante el estudio, fueron registradas 253 medias reses con contusión generalizada. El peso promedio de la media res obtenido al considerar las tropas que presentaban al menos un animal con contusión generalizada fue de 136 kg. La estimación de las pérdidas ocasionadas por contusión generalizada surge de valorar que la media res afectada genera una pérdida del 40% y por lo tanto, representa un perjuicio de 13.763,2 kg.
Las pérdidas totales se expresan en pesos, considerando que el costo promedio del kg es de 2,3 dólares, fijando un valor de 3,17 $/ dólar. Para expresar las pérdidas por animal se dividió el total por los 15.361 animales que fueron faenados durante el período en estudio (Cuadro 12).


Los decomisos y las lesiones provocadas por inyecciones no fueron tenidos en cuenta para realizar las presentes estimaciones, ya que son considerados daños provocados fuera de la etapa del transporte.
Debido a las lesiones traumáticas y a la depreciación por cambio de destino por pH elevado, color, y otras características que alteran la calidad de la canal, por cada res se pierden $10 (U$S 3,15). La proyección de las pérdidas a la faena anual bovina, que en el año 2006 alcanzó a 13.418.824 animales, nos permite estimar, tanto sobre la base de decomiso directo como de la depreciación de las carnes (medias reses y cortes) por cambios de destino de consumo, un perjuicio aproximado de $134.508.669 (U$S 42.431.757), equivalente al consumo anual de carne vacuna de aproximadamente 290.000 personas en nuestro país (Figura 25).
Se debe considerar que estos valores difieren del trabajo realizado por Rebagliati y col. (2006), publicado en el Cuadernillo Técnico Nº3 del IPCVA, dado que los perjuicios económicos fueron calculados en base a los datos obtenidos en dos frigoríficos de consumo interno. En el presente, la evaluación de las pérdidas econó- micas para el transporte terrestre de hacienda alcanzó cifras importantes. Este incremento se logra al estimar las pérdidas teniendo en cuenta la eliminación o dressing del tejido afectado por las lesiones, con medición del peso del material decomisado y por el redestino de las carnes que no cumplen con las exigencias de los mercados internacionales de alto valor.

DISCUSION
El bienestar animal asociado a las buenas prácticas ganaderas o al manejo racional del ganado constituye un desafío que se ha decidido investigar. También es importante difundir los conocimientos para que puedan ser aplicados, mejorando la cantidad y calidad de los ganados y de la carne (ver bibliografía 6).
La información disponible sobre la temática relacionada al transporte de rumiantes (ver bibliografía 2, 3, 7, 8, 13, 15) contribuye a las recomendaciones que permiten individualizar los momentos del proceso donde se generan las situaciones de maltrato. De esta manera, se puede obtener una dimensión de los perjuicios económicos provocados por las prácticas ganaderas, asociados con el transporte de hacienda donde no se aplican las normas de bienestar animal. Utilizando como referencia estas recomendaciones, se han investigado los factores de riesgo relacionados con los distintos puntos críticos del transporte de ganado, que causan pérdidas en la cantidad y la calidad de la carne.


En el trabajo publicado por el IPCVA (ver bibliografía 16), el objetivo fue analizar los factores de pre-sacrificio y post-sacrificio que causan perjuicios económicos y que afectan la calidad de la carne. Esta investigación permitió iniciar la generación de información objetiva en la República Argentina sobre las pérdidas económicas de toda la cadena de ganados y carne. Este estudio de observación se fundamentó en muestreos objetivos, en forma directa, con las razas y categorías de bovinos, con los sistemas de producción en uso en nuestro país y con los medios de transporte automotor habitual.
En el presente trabajo se observó que los animales provenientes de engorde a corral evidenciaron un trato más frecuente con el personal, debido al manejo, la forma de alimentación y las tareas habituales que con ellos se realiza. Dicho acostumbramiento actúa como un factor de protección para la calidad de la res, a la hora de realizarse el transporte de los animales que se han engordado con este sistema (ver bibliografía 11). Las observaciones efectuadas confirman una mayor frecuencia de lesiones en la región abdominal, que no reportan pérdidas o eliminación de masa muscular de la zona afectada, aunque se hallaron otros indicadores asociados al manejo intensivo, como costras y barro (ver bibliografía 16). Los animales que han permanecido en sistemas extensivos y con un contacto menos frecuente con el personal, al momento del transporte constituyen un importante factor de riesgo para la aparición de lesiones que puede provocar pérdidas en la cantidad y calidad de la carne.
Los animales adultos tienen mayor riesgo de recibir lesiones durante el transporte, debido a la menor capacidad de reacción y mayor tamaño corporal que los animales jóvenes (ver bibliografía 2).
El transporte de animales aspados es considerado por los distintos autores (ver bibliografía 7, 8, 9, 10, 11, 13, 15) como una práctica no recomendable para el bienestar animal. En el presente trabajo se pudo constatar estadísticamente el mayor riesgo de aparición de lesiones cuando existe en la tropa al menos un animal aspado.
La presencia de animales caídos son circunstancias de alto riesgo por la posibilidad de hallar contusiones generalizadas de los animales transportados. En general, implican forzar en ellos cambios rotundos de situación, como el hacinamiento, el paso por espacios reducidos, la variación de los pisos y el movimiento (ver bibliografía 16). La contusión generalizada se evidencia en la playa de faena y constituye la manifestación más contundente de estas circunstancias.
El estado corporal de la tropa es otra de las características de los animales en la cual se hallaron diferencias entre las tropas consideradas muy buenas y buenas y aquellas regulares a malas. Los animales con condiciones anatómicas caracterizadas por salientes óseas prominentes y una delgada o inexistente capa de tejido adiposo subcutáneo (grasa), considerados regulares o malos, deberían ser embarcados en compartimientos o jaulas diferentes a los animales con estado muy bueno y bueno, si se pretende modificar las pautas de conducta durante los traslados.
La duración del viaje constituye un factor de riesgo cuando se superan las 8 horas (ver bibliografía 14, 18). Esta observación concuerda con las realizadas por Gallo y col. (2001) quienes no observaron animales caídos en el transporte de novillos por 3 a 6 horas y sí en el transporte de más de 10 horas.
La procedencia de las tropas desde provincias con diferentes sistemas de producción, tipo de hacienda y topografía de los caminos -no necesariamente la distancia entre una y otra- representó un factor de riesgo para la presencia de lesiones.
El tiempo de espera para la descarga mayor a los 120 minutos, favorece la aparición de lesiones y la manifestación de estrés, constituyendo un riesgo para los animales transportados (ver bibliografía 13).
Al considerar las características de los vehí- culos de transporte, no se pudieron constatar diferencias entre chasis-acoplado y semiremolque. Por el contrario, se observó que la utilización de camiones de uso no exclusivo para el transporte de animales (“cerealeros”), los cuales se hallan habilitados por SENASA, representan un importante factor de riesgo para el bienestar animal y la consecuente aparición de lesiones.
En el caso de los camiones de doble piso, es recomendable utilizarlos para transportar las categorías de menor porte, ya que no cuentan con la disponibilidad de espacio suficiente para las categorías mayores. Las principales razones radican en el diseño, ya que la puerta de acceso es de pequeña dimensión, y las rampas del piso superior proporcionan un muy dificultoso ascenso y descenso.
En los países desarrollados, donde se aplican las reglamentaciones sobre el bienestar animal, los habitáculos de transporte poseen rodillos que protegen las regiones laterales del cuerpo del animal y los miembros (ver bibliografía 13). En este trabajo, se observó la presencia de rodillos mal colocados y/o sin un funcionamiento correcto. Este importante elemento de seguridad para los animales se debe ubicar en los bordes de las puertas y pasadizos, con el objetivo de evitar que los animales se golpeen contra ellos al salir o entrar y, de esta manera, minimizar la aparición de lesiones en la res; no sólo tiene vital importancia el lugar y la forma donde se los ubica, sino que también se debe observar su diámetro y longitud y, fundamentalmente, su funcionalidad.
En la cadena de ganados y carne, un factor de importancia crítica para el ganadero o productor es la elección del conductor o de la empresa de transporte. Los recursos humanos capacitados y entrenados en las buenas prácticas ganaderas constituyen una herramienta valiosa para lograr el bienestar animal y, como consecuencia, obtener significativos beneficios económicos. Las lesiones y el estrés en los animales, que causan pérdidas económicas y desvalorizan la calidad de la carne, pueden ser promovidas por la utilización excesiva de métodos agresivos, como el uso de picana (ver bibliografía 1), el tratamiento no humanitario en el traslado de los animales, el excesivo ruido o movimiento de los camiones en mal estado o sin el debido mantenimiento y tantas otras prácticas asumidas como costumbres o tradiciones que se contraponen con el bienestar animal. Bordiu (1994) señala “una investigación seria conduce a reunir lo que vulgarmente se separa o a distinguir lo que vulgarmente se confunde”. Por lo tanto, se visualiza como tarea prioritaria convencer y sensibilizar a todos los involucrados en la cadena de la carne (productores, intermediarios comerciales, transportistas, procesadores e industriales, organismos o instituciones estatales y no gubernamentales) sobre la importancia que tiene reducir las pérdidas, mediante la utilización de buenas prácticas ganaderas que favorezcan el bienestar animal.

RECOMENDACIONES FINALES
Las estrategias para corregir los perjuicios dentro de la industria del ganado y de la carne deben incluir las recomendaciones para promover prácticas que contemplen el bienestar animal, para mejorar los sistemas de transportes actuales, y así minimizar el stress excesivo, las lesiones, la mortalidad de animales y/o defectos de la calidad de la carne.
Nuestro interés es promover que estas recomendaciones sean difundidas a los productores, empresarios del transporte y transportistas de hacienda, autoridades, instituciones y organismos involucrados en la cadena de ganados y carne.
Consideraciones especiales
I. No existe hasta el momento, por parte de los distintos actores de la cadena de ganados y carne, una capacitación formal efectiva o conocimiento directo sobre el problema, que permita corregir o eliminar el uso de métodos agresivos, instalaciones inadecuadas y prácticas ganaderas desfavorables para el bienestar de los bovinos de carne.
II. La ausencia de información en la aplicación de prácticas de bienestar animal nos permitió observar que existe gran interés por parte de los transportistas de recibir capacitación para lograr un estándar elevado de bienestar durante el manejo de los bovinos.
III. En aquellos casos que los integrantes de la cadena consideran que tienen algún tipo de capacitación, se ha demostrado que no ha sido efectiva. Los objetivos de la capacitación, basados en evaluaciones sobre el comportamiento y la fisiología del bovino, deben orientarse hacia la resolución de problemas puntuales y brindar los instrumentos que permitan ejecutar acciones correctivas ante la presentación de contingencias.
IV. La utilización de malas prácticas en la cadena de ganados y carnes no podrá cambiar por si sola; es necesario tomar la decisión de erradicar el mal manejo mediante la transferencia de conocimientos. Se deberá poner énfasis en la selección y capacitación del personal para que los hábitos indeseables desaparezcan.
V. Se debe considerar la formación en Bienestar Animal, buscando la armonización de la capacitación específica y efectiva de los distintos actores.
Pérdidas económicas
Las pérdidas económicas provocadas por el transporte de hacienda pueden ser reducidas mediante la utilización de diferentes estrategias, tales como:
I. El control de los factores de riesgo, como son la mezcla de distintas categorías, la presencia de animales aspados entre los animales transportados, la duración excesiva del viaje, el tiempo de descarga muy prolongado.
II. La capacitación de los distintos actores de la cadena de ganados y carnes sobre bases sólidas y reales.
III. La inspección periódica de la infraestructura y de los medios de transportes destinados al traslado de ganado bovino.


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