Vivo en una región donde me preocupa sobremanera, el avance de la agricultura sobre la ganadería (ya lo habrán notado en mis publicaciones).
Las razones son muchas; pero citemos las 2 más importantes:
a) Baja estabilidad estructural de los suelos, con más de 50% de arena y menos de 1% de Materia Orgánica en muchos casos.
b) Mayor riesgo productivo. Ya que se suprime una de las actividades que más estabilidad y predecibilidad le da al productor de esta región: la ganadería.
La Cría Bovina Intensiva (CBI) nos trae un soplo de aire fresco a tanto monocultivo, rotaciones ineficientes y riesgos innecesarios.
Aquí les dejo un artículo muy claro y preciso de Correa Luna... eso sí... les advierto... CBI no es una fórmula mágica, ni sencilla, ni standard... en este sistema, lamentablemente, les advierto que hay que DECIDIR Y TRABAJAR TODOS LOS DIAS.Sergio La Corte
CRÍA BOVINA INTENSIVA (CBI)
¿Qué se entiende por CBI?
Es un sistema de producción agropecuario mixto implementado en campos de buena aptitud agrícola, en el cual la cría bovina se realiza con un manejo intensificado en todos sus aspectos (salud animal, nutrición, genética, etc.). La alimentación es básicamente pastoril sobre pasturas consociadas base alfalfa. El manejo del pastoreo (asignación forrajera y descansos de la pastura) pasa a ser de fundamental importancia, asegurando así el forraje necesario para poder mantener muchas cabezas por hectárea (5 vacas/ha) durante la vida útil de la pastura. Esta carga se mantiene en lactancia-servicio (primavera-verano), y, durante el período de vaca seca (otoño-invierno) la vaca pastorea los rastrojos.
Para poder soportar altas cargas en este sistema, las pasturas deben ser implantadas en suelos fértiles posibilitando así buena productividad forrajera. Si se consideran las dos actividades (agrícola y ganadera) ambas se ven más beneficiadas con estas alfalfas consociadas con gramíneas templadas, debido a que proporcionan un forraje más equilibrado en su composición química para las vacas, reduciendo los riesgos de empaste y de producción forrajera (por excesiva humedad o por sequía). Por otro lado, en la rotación del campo, este ciclo pastoril aporta materia orgánica y fertilidad química al suelo para el siguiente período agrícola. La gran complementación que se logra en este sistema, es que durante el momento de menores requerimientos nutritivos de las vacas (vaca seca), están disponibles los residuos de cosecha o rastrojos que son un excelente recurso para esta categoría.
El sistema CBI propone de esta manera la alternativa de realizar cría bovina en suelos agrícolas, complementándose ambas actividades. Del mismo modo que la aplicación de nuevas tecnologías permiten maximizar en estos suelos la producción de cultivos de cosecha, esta propuesta técnica tiene como objetivo permitir expresar el potencial productivo de rodeos de cría en campos de la zona núcleo. A diferencia de los planteos clásicos, se ubica a la vaca de cría en óptimas condiciones de producción, maximizando así la carga animal y la producción de terneros por hectárea, a bajo costo. Lográndose como objetivo central una producción mixta sustentable económicamente y sostenible en el tiempo.
Los campos tradicionalmente llamados ganaderos, cañadas, bajos o con alguna limitante a la producción de granos, deben continuar con ganadería de cría, al ser la alternativa de producción más viable y sustentable para esas situaciones. No obstante, en los campos de mayor aptitud agrícola, dentro la rotación de los cultivos -en agricultura continua- en la actualidad se replantean los beneficios de incluir ciclos de pasturas no solo para mejorar las condiciones del suelo, sino también para ejercer un mejor control sobre ciertas plagas, sobre todo en aquellos casos con labranzas más conservacionistas.
La propuesta técnica es que, dentro de las opciones ganaderas que hagan un buen uso de estas pasturas perennes, sea considerada la cría pero con un manejo más intensivo (aún sin disponer de campos bajos o cañadas). De esta forma se le da una oportunidad a la vaca de cría, en los mejores campos, de obtener muy buenos resultados productivos y económicos. Al ser incluído todo el sistema en este manejo, la ganadería con las deyecciones de los animales y las raíces de las pasturas, permiten una mejoría de las condiciones físicas y químicas del suelo (estructura y nitrógeno). A su vez los cultivos agrícolas aportan gratuitamente los residuos de cosecha (rastrojos) a las vacas, quienes aprovechan eficazmente este recurso produciendo carne, reemplazando el uso de herbicidas para el control de malezas invernales o el “barbecho químico” por el “barbecho a diente”.
El planteo básico es que durante el período de lactancia y servicio, cuando la vaca tiene los mayores requerimientos nutritivos, dispone de pasturas de gran productividad (15 a 20 toneladas/año de materia seca) y óptima calidad forrajera, cubriendo dichas necesidades aún con una carga animal de 5 vacas/ha. Posteriormente, al finalizar su lactancia, durante el período de vaca seca cuando bajan en forma importante las necesidades nutricionales, pastorean en forma racional los rastrojos de maíz y soja (con cargas aproximadas de 1 vaca/ha).
Para lograr un óptimo manejo de rodeos de cría con altas cargas por hectárea, es fundamental un adecuado manejo del pastoreo, asegurando el forraje necesario para vacas en plena lactancia con la necesidad adicional de energía para activar su actividad reproductiva durante el servicio. Por ello es importante el tiempo de descanso que requiere la pastura para su recuperación, que, para poder lograrlo es de mucha importancia el conocimiento y la aplicación práctica del buen uso y manejo de alambres o hilos electrificados. El correcto uso de esta tecnología permite la asignación de forraje necesario y el descanso de la pastura (pastoreo rotativo racional), al poder modificar el tamaño de las parcelas según la oferta forrajera para cada momento y situación de la pastura durante el año, y del ciclo productivo de la pastura y de la vaca.
Este sistema de producción agrícola ganadero, para tener éxito en sus resultados debe producir más, y como ocurre en otras actividades es preciso innovar, bajar costos y hacer un mejor uso de los recursos disponibles, fundamentalmente mediante un mejor manejo de tecnologías de procesos. En definitiva, mantener y si es posible mejorar la rentabilidad del sistema.
Por lo tanto, el objetivo central del trabajo es impulsar la actividad de cría bovina, mejorando su productividad y competitividad, a través de la intensificación de su manejo tratando de obtener mayores producciones por hectárea que eleven la rentabilidad, sustentabilidad y sostenibilidad del sistema agrícola-ganadero en su conjunto.
Fuente: Correa Luna, Martín
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