Autor/es: M.V. Rodolfo Acerbi. Vicepresidente de la Asociación Argentina de Bienestar Animal. Sociedad de Medicina Veterinaria.
Parte I
Desconocer el comportamiento natural del bovino
“Muchachos, el secreto de arrear el ganado es que la manada nunca se dé cuenta de que se la está obligando. Que todo lo que el ganado haga, sea hecho voluntariamente”.
Del diario del vaquero Andy Adams, 1903.
La mayoría de los productores están convencidos de saber manejar su ganado y actúan utilizando las formas “tradicionales”, esto es perros, gritos, violencia, amontonamientos, etc. Este sería el punto de partida de los errores que tendrán consecuencias negativas en el resultado económico de la venta para el productor y en la calidad y cantidad de la carne que será producida en la Planta Frigorífica.
A la tropa enviada se le debe retirar, durante la faena y previo a la balanza, las zonas de la carcasa que tienen hematomas. Eso genera un descuento de kilos, que producirá un menor porcentaje de rinde de la res, situación que siempre genera reclamos y enojos entre las partes.
El miedo y el dolor
Los animales maltratados en origen sufrieron miedo y dolor, que también serán factores negativos para la maduración posterior de las medias reses. La carne toma un color muy oscuro, similar al que tiene el dulce de membrillo.
“Quedó paralizado por el miedo” se escucha decir con asiduidad para graficar las situaciones críticas que le ocurre a una persona, lamentablemente con alta frecuencia, en el día a día en nuestra sociedad. Este concepto se puede aplicar también al manejo de los bovinos.
Le Doux, en 1994, afirma que el miedo es una emoción universal en el reino animal y que mueve a sus integrantes para evitar a sus depredadores. Todos los vertebrados pueden ser condicionados por el miedo.
También se puede expresar en sentido positivo: todo vertebrado puede ser conducido por el buen trato.
El miedo se define como una experiencia emocional desagradable causada por un estímulo que el animal percibe como una amenaza.
Las bovinos emanan olores específicos llamadas feromonas para comunicarse entre ellos (el celo es un ejemplo normal de ello). En una situación violenta de manejo tradicional, basta que uno de ellos genere olores que se correspondan a una alarma por miedo extremo, para que se extienda esa sensación a los otros animales del rebaño. Esos olores son producidos en glándulas cutáneas situadas entre las pezuñas
El miedo es el factor que impacta más negativamente en el comportamiento del rodeo bovino cuando se utiliza el manejo tradicional, haciendo que asuman actitudes que generan un circulo vicioso. Los animales huyen asustados, el hombre de campo percibe que esta situación le genera una pérdida de tiempo, se enoja y utiliza a los perros, gritos, pechazos del caballo, etc., esto causa pánico entre los bovinos, que mas se alteran y profundizan su intención de huída.
Es imprescindible que los productores que se dedican a la cría y engorde de bovinos comprendan como es el comportamiento natural de sus animales, para que su trabajo se lleve a cabo respetando los principios del bienestar animal.
Algunas claves
En primer lugar es muy importante que sepamos que el animal es un “pensador” basado en imágenes y recuerdos vividos. Notoriamente los animales se comportarán más calmos y con bajo nivel de miedo si pudieran asociar recuerdos e imágenes agradables a su llegada al complejo de toril, mangas, cepo y la presencia del hombre de campo. Por el contrario, utilizando los manejos tradicionales, hay más probabilidades de producir asociaciones con imágenes negativas que les causarán nerviosismo y por ende miedo a ingresar nuevamente a ese sitio en particular.
Válida es la comparación con las vacas del tambo, que se acercan voluntariamente al galpón de ordeño, porque recuerdan que recibirán alimento y se les aliviará la presión de sus ubres, repletas de leche. Claramente un recuerdo placentero y por ende positivo.
Los bovinos nos avisan siempre de sus miedos…falta que el hombre los entienda.
Parte II
Desconocer cómo funcionan los sentidos del bovino
Cuando el personal vinculado con la ganadería recibe los primeros conocimientos en bienestar animal a través de una jornada de capacitación o por la lectura de material explicativo del tema, se plantea con toda lógica ¿por dónde se empieza para aplicar estos conceptos de manejo y recibir sus beneficios?
Esta coherente pregunta es la que me hacen con mayor frecuencia, a lo que respondo: tienen que empezar a saber en primer lugar cómo “piensan” sus animales.
Esto les genera cara de asombro, porque todos creen que eso ya lo saben desde hace años. En realidad nosotros los humanos pensamos que los animales tanto los de producción como nuestras mascotas perciben al entorno en donde viven de la misma manera que nosotros. Este concepto es totalmente equivocado. Para comenzar con la aplicación de los principios del bienestar animal en la especie bovina se parte del conocimiento de cómo piensan/reaccionan los animales ante nuestros requerimientos/deseos.
La visión
La visión es el sentido más importante del bovino, incluso más que su audición (Aimar y col. 2010).
Los bovinos poseen un tipo de visión muy diferente al humano, particularmente sensible a los movimientos bruscos y a los contrastes de luz y sombra. Aunque pueden mantener la visión del horizonte en forma continua, tienen dificultades para ver rápidamente objetos cercanos (Coulter y Schmidt, 1993), razón por la cual es frecuente observar que se rehúsan cruzar áreas de sombra o que brillan, como el reflejo del sol en un charco de agua o ante un elemento extraño tirado en el piso como un envase vacío. Esta falta de acomodamiento rápido de su visión de corto alcance, se soluciona dejando que los bovinos se muevan a su ritmo a medida que se desplazan dentro de los corrales y manteniendo el piso de éstos limpio. Esta situación no provocará ninguna demora operativa.
Las pupilas ranuradas como la de los bovinos proporcionan un campo visual más grande que la de sus predadores, percibiendo mejor los objetos verticales que los horizontales. Los animales que pastorean se denominan “especies presas” (sujetas al ataque de los predadores) y su visión frontal está adaptada para vigilar la máxima área alrededor de él. Sin embargo, a sus costados no tiene una visión de profundidad, lo que justifica que reaccione en forma brusca cuando alguien se le aproxima rápidamente. Además no pueden percibir los objetos situados por encima de la línea de su cabeza, a menos que esto se muevan (Aimar y col. 2010).
Por ello resulta recomendable que las paredes del toril y mangas están construidas de manera que imposibiliten la visión hacia fuera (ciegas) o mínimamente posean una tabla ancha situada a la altura de sus ojos. Así se facilitará aún mas los movimientos de las tropas, porque evitan las distracciones que pueden provocarle miedo, incluso que salten fuera. Su construcción curva, hará que los bovinos crean y vean que su avance en esa dirección será para “irse al campo nuevamente”. También de este modo se utiliza la tendencia natural del bovino a caminar en círculos (Grandin 1985).
En cuanto a la percepción de los colores, posee una visión dicromática (en colores, especialmente azul y verde) y una estructura celular de sus ojos que le permite tener una mejor vista nocturna. Es recomendable que las instalaciones estén pintadas de un solo color para evitar contrastes que puedan causar desconfianza y que la iluminación sea buena y homogénea. Los bovinos avanzarán siempre hacia las zonas mejor iluminadas, factor clave a tener en cuenta a la salida de la manga, más aún si estamos bajo techo. Una muy buena iluminación natural o artificial, le dará la sensación de escape al bovino.
Las instalaciones deben tener una orientación N-S o S-N para evitar que el sol quede de frente a ellos, porque esta situación los detendrá en su avance.
La recomendación para arrearlos es utilizar banderas hechas con las bolsas en desuso de las semillas colocadas en mástiles plásticos de 2 metros para trabajar en corrales. En cambio para las zonas de la manga y del cepo, la longitud apropiada es de un metro. La bandera nunca debe tocar al animal y la distancia entre él y el operador se relaciona con la zona denominada de fuga.
La zona de fuga se determina desplazándonos despacio hacia los animales. Cuando estos se dan vuelta para mirarnos, todavía no ingresamos a aquélla. Pero cuando lo hacemos efectivamente, los bovinos se darán vuelta y comenzarán a desplazarse. Para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el operario debe trabajar en el borde de la zona de fuga: para hacer que se muevan, ingresará en la zona de fuga y para hacer que se queden quietos, saldrá de ella.
La audición
Se sabe que los animales son sensibles a los sonidos de alta frecuencia como chiflidos, alaridos y ruidos metálicos, por eso a la hora de trabajar con ellos, se pueden utilizar sonidos suaves como las vocalizaciones amigables por parte del personal y no gritos ni resoplidos que en general cansan a todos los que están trabajando en el corral y solo asustan más a los animales pudiendo iniciar una serie de vocalizaciones de comunicación que estresen a todo el grupo inclusive antes de iniciar el trabajo (Grandin; Aimar y col) afirman que su capacidad para ubicar el origen del sonido no es buena, mas si son intermitentes, razón por la cual al oír ladridos o gritos se alteran.
El Olfato
El sentido del olfato es mucho más agudo en el ganado que en los humanos y es dificultoso para los humanos imaginar la información ambiental que el ganado recibe a través del olfato.
El ganado tiene un órgano olfatorio accesorio denominado órgano vomeronasal localizado entre la boca y la cavidad nasal. Esta estructura capacita a los animales para hacer ultra finas discriminaciones entre olores que los humanos aún no pueden detectar. Cuando un toro realiza el fleming (olfatear la orina de la hembra para saber si está en celo y ensortijado de los labios) él inspira moléculas de olor dentro del órgano vomeronasal para su identificación. (Ana Petryna y G. A. Bavera. 2002.)
Estudios realizados por Grandin (1984) en cerdos y bovinos indicaron que las señales olfatorias pueden transmitir información sobre la especie, el sexo y la identidad del individuo, pudiéndole informar sobre el estado emocional del individuo. Estas se generan por la producción de olores corporales provenientes de secreciones glandulares que pueden permitir la identificación individual durante interacciones directas entre individuos, y por el depósito de olores en el entorno en forma de heces, orina y secreciones de glándulas perianales. Estas señales olfatorias persisten, permitiendo que una señal pueda comunicar informaciones durante los períodos de ausencia del emisor. Cuando en los alrededores de las mangas dejamos envases de productos veterinarios, estos generan olores que son fácilmente percibidos por los animales. Si nuestras tareas se desarrollaron con violencia, la próxima vez que transiten por allí, la sola percepción del olor les generará el mismo miedo y estrés. Por ello siempre debemos mantener en perfecto grado de higiene el sector, para que el cambio positivo en el trato no se vea perjudicado por el recuerdo dañoso de las malas prácticas.
Parte III
Fallas en las instalaciones de manejo y de carga/descarga
En la generalidad de las profesiones y oficios, el lugar en donde se realizan los trabajos económicamente más significativos, es el que mayor mantenimiento recibe. Este se focaliza hacia el mejoramiento de su funcionalidad y de la seguridad, a través de la adquisición y aplicación de los últimos adelantos tecnológicos, de manera de generar una mayor eficiencia y eficacia en las tareas que allí se desarrollarán.
Esto nos llevaría a pensar lógicamente, que las instalaciones rurales también estarían alcanzadas plenamente por estos principios. Un ejemplo acorde con este pensamiento, sería definir a una explotación dedicada al engorde de novillos como a una empresa dedicada a la producción eficiente de carnes bovinas de calidad.
Este ganadero-empresario no descuidaría el manejo adecuado de su capital de trabajo (los bovinos) cuando son llevados a las instalaciones rurales de su empresa (corrales, embudo, manga, el cepo, etc.) para realizar las tareas culturales y sanitarias planificadas o para la carga de una tropa con destino de faena.
Esto parece una aseveración obvia, pero lamentablemente, se convierte en la característica diferencial entre el ganadero- empresario y el propietario de un campo con vacas. Este último, no sabe ni valora las consecuencias del daño causado en las carnes de sus animales. Ese daño es producido principalmente por los golpes generados a causa del mal mantenimiento de las instalaciones y/o por tener un diseño inadecuado.
Además, está convencido que la rudeza que reciben sus bovinos en la manga, es la forma tradicional correcta de trabajo con los animales (así lo heredó).
Las inversiones realizadas en la compra o en el mejoramiento del diseño de las instalaciones rurales tienen una amortización conveniente (relación costo-beneficio positiva), debido a que los materiales utilizados son de muy larga duración.
La inversión de mantenimiento también resulta mínima, en relación a su baja frecuencia de reparaciones.
Un cargador-descargador que hoy tiene demostrado su mejor funcionalidad, es aquel que alarga el piso, a partir de su vértice superior, al menos unos tres metros en forma paralela al suelo. De esta manera queda nivelada con el piso de la jaula del transporte. El animal subirá-bajará sin darse cuenta en donde comienza el piso del camión y el del cargador/descargador. También las paredes deben ser ciegas, es decir que no permitan que los animales vean hacia los laterales, situación que también favorece el movimiento.
Siempre deben tener una curvatura que le permita ver solamente el equivalente a dos animales y medio por delante de él. Esto provoca en el animal la sensación de que está saliendo hacia el campo nuevamente y por consiguiente avanza confiado.
La ausencia de instalaciones adecuadas o sin el debido mantenimiento no es una rareza en nuestro país. Amparados en falsos argumentos, como el tamaño pequeño del establecimiento, lo caro de las instalaciones, etc., muchos establecimientos ganaderos trabajan en condiciones que, no sólo generan pérdidas de carne por los golpes recibidos o pérdidas de ganancia de peso por el sufrimiento causado, sino también se corren altos riesgos para la seguridad física de las personas que allí trabajen.
Recomendaciones para tener instalaciones adecuadas
Las rampas y los corrales deben estar en buen estado de mantenimiento y tener pisos antideslizantes. La observación de centenares de instalaciones indica que el problema número uno en ellas es el piso resbaladizo, que hace que el ganado se caiga. En las instalaciones nuevas, conviene que el piso de concreto tenga surcos cada 20 cm, con un diseño romboidal o cuadrado, y que esos surcos tengan perfil en V con 3 cm de profundidad. Las superficies resbaladizas en las instalaciones existentes pueden ser mejoradas mediante una máquina que abra surcos en el piso de concreto, o con una malla metálica hecha con barras de 2 a 3 cm de diámetro, sobre todo en las zonas de mucho tráfico animal. Las mallas deben estar soldadas de modo que no haya barras ni puntos que sobresalgan, y deben tener un diseño en damero con 30 cm de lado. Otras formas de hacer que el piso sea antideslizante son cubrirlas de arena o adosarles placas de caucho (Grandin). Cuando los establecimientos rurales son de carácter básico, las instalaciones, preferentemente, deben estar construidas en terrenos altos. El barro será un factor muy problemático para el manejo de los bovinos. Las calles deben estar bien mantenidas, limpias de objetos extraños (latas, plásticos, etc) y niveladas para un buen drenaje de las lluvias. Los alambrados serán lisos y no debe haber salientes que produzcan lesiones a su paso. Se deben eliminar en lo posible las calles en ángulo recto, porque el bovino las ve como callejones sin salida y se detendrá. Los cambios de dirección deben ser con curvas suaves para eliminar ese efecto en la mente de los animales.
Las rampas
Hay que evitar que las rampas sean excesivamente empinadas. La pendiente recomendada es de 20 grados. Se pueden usar además escalones o listones. En las rampas de concreto, si los escalones tienen 10 cm de altura, se recomienda un largo de 30 cm. Si se usan listones, se debe dejar un espacio libre de 20 cm entre ellos, para que se adecuen a la longitud del paso de vacuno. Los pasillos o mangas usados para descargar ganado funcionan mejor si tienen un primer tramo horizontal de 3 a 6 metros de largo como ya se ha expresado. Este tramo horizontal sirve para que el ganado, si está descontrolado, salte directamente del camión a la rampa. Se recomienda que estas rampas sean anchas, para que la salida del ganado no encuentre obstáculos. Para embarcar ganado en camiones cuya puerta trasera es de 76 cm de ancho, las rampas más funcionales son las de ese mismo ancho, para que los animales vayan en fila india. El error más común es hacerlas demasiado anchas, lo que permite que los animales se amontonen en vez de mantenerse en fila. Los acoplados de remolque bajos pueden ser cargados y descargados sin necesidad de rampas. Sólo hay que usar rampas cuando los vehículos son más altos que estos acoplados. Está más allá del alcance de este artículo proveer información detallada para el diseño de rampas de embarque y desembarque. La información que aquí se aporta sólo responde algunas de las preguntas más frecuentes sobre el tema.
Las puertas, paredes y demás instalaciones deben estar libres de bordes agudos o piezas rotas que puedan lesionar al ganado o dañar los cueros. Las lesiones suelen producirse cuando el animal choca contra un objeto pequeño, tal como el borde de una plancha metálica acanalada.
Tener instalaciones ganaderas adecuadas y en correcto estado de uso de acuerdo a los principios del bienestar animal, son características que revelan la seriedad y responsabilidad que el empresario ganadero tiene a la hora de decidir sus inversiones.
Parte IV
Ausencia de criterios de bienestar animal en el Establecimiento.
Implementar el bienestar animal traerá beneficios laborales, porque facilitará nuestro trabajo adosándole seguridad y eficiencia. Desde el punto de vista económico mejorará la calidad de la carne producida, ya que está claramente demostrada su relación. Y desde la ética, porque nuestros actos no deben generar dolor y sufrimiento en los animales.
La prolongada ausencia de alimentos/agua generará en los bovinos un cuadro de estrés que tendrá un efecto negativo en su estado de bienestar. En situaciones climáticas severas esta situación se presenta, razón por la cual saberlo nos ayudará a tomar acciones que suavizarán sus efectos.
También cuestiones tan básicas como la abundante presencia de barro en las cercanías de las aguadas les generará dificultad en el acceso y también le provocará estrés, aunque de menor grado.
2- Buen alojamiento para su confort.
Pensar que los animales en producciones extensivas como en nuestro país no lo necesitan, resultan erróneos. La temperatura ambiental es un factor a tener en cuenta. Los bovinos soportan mejor el frío intenso que el calor. Por encima de los 22 grados, el vacuno necesita compensar el exceso de calor. En el campo resulta clave la presencia de sombra y reparos mediante árboles para ambos efectos climáticos. También mejorarán los momentos de rumia y de descanso tan necesarios.
La sombra natural de los árboles es muy superior a la proporcionada por materiales del tipo empleado para techar edificios o por media sombra, pero esta es siempre preferible a la falta de sombra. Se debe recurrir a ella cuando resulte práctica y no exista sombra natural. Al construir sombra artificial, los techos se deben colocar a una distancia de 3 a 3,7 m del suelo para que los animales reciban menos radiación calórica, circule aire y puedan tener un ambiente fresco. Si la altura es superior a los 3,7 m, los animales permanecerán sobre un suelo caliente a medida que cambia la posición del sol. Deben proveer una superficie sombreada de 5,6 m2 por animal adulto. Si el techo se hace con heno, debe tener una construcción sólida, ya que el heno, cuando está húmedo, se hace muy pesado. Una lluvia de 50 mm incorpora 50 Kg. por m2 de techo.
Forestaciones en cortinas próximas a los corrales proveen reducción de la incidencia del viento en climas fríos y lluviosos o muy ventosos o incluso como oferentes de sombra.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta la ubicación y las características de la masa arbórea. Los árboles de hoja perenne deben evitarse en las barreras al este y al norte, los de hoja caduca serían los indicados para esos sectores ya que voltean las hojas en invierno y no limitan en ingreso de energía solar en esa época. Los lados sur y suroeste y oeste pueden protegerse con árboles siempre verdes que representan una barrera permanente a los vientos del sur, fríos y frecuentes en invierno (Bavera, 2005).
El barro es muy perjudicial también para el confort del descanso., De existir potreros con lomas, serán una solución para estas situaciones.
Parte V
Manejo inadecuado del ganado al momento de la carga
Tener el personal capacitado y entrenado para respetar los procedimientos basados en el bienestar animal durante la carga, generará un clima de calma, altamente beneficioso. De esta manera los animales tranquilos son más fáciles de cargar y trasladar. Si por cuestiones impredecibles, los animales entran en un estado de excitación, es recomendable aguardar aproximadamente 30 minutos para que se vuelvan a tranquilizar.
El mugido o balido intenso (vocalización) dentro de la manga o del cepo es frecuentemente una señal clara de malestar causado por un manejo rudo por parte del personal y/o profesional que están realizando su tarea. Cuando se reducen los mugidos es un indicador positivo que tendrá impacto en la calidad de la carne del ganado (Warris-1994).
Aunque las instalaciones de carga y descarga estuvieran en condiciones ideales, si el personal asignado a esta parte del proceso, no está claramente capacitado en el correcto manejo de los bovinos, el resultado será igualmente malo en relación a la calidad futura de las carnes. Parecerá imposible que se rompa con una tradición ancestral de gritar y silbar para el arreo de los animales, pero es necesario que ello no ocurra porque, como dijimos al comienzo, el vacuno tiene un oído muy sensible y se alterará si se lo acosa de esta manera.
La milenaria relación entre el hombre y el perro es impresionante, quizás la más intensa y profunda entre humanos y animales.Todos los ejemplos que podemos presentar en este sentido, quedan sintetizados en la histórica frase: “el perro es el mejor amigo del hombre”, asignándole a la palabra amistad todas sus cualidades. Pero cuando tratamos el tema de bienestar animal en los bovinos, la frase antes mencionada cambia radicalmente, al punto de poder afirmar: “el perro no adiestrado es principal enemigo de los bovinos”.
Recordemos que el bovino es un animal de manada, por lo tanto se sentirá presa ante el accionar del perro no adiestrado en el rol de un depredador (cazador). Por esta razón, tratará primero de huir, moviéndose en forma anárquica y luego si la situación es “sin salida” tomará una actitud de defensa-ataque, especialmente si tiene cría al pie. El hábito de trabajar con perros no adiestrados debe ser eliminado por completo, debido a que no distinguen por sí solos entre agredir y la situación de dominar sin maltratar a los bovinos. Esto genera nerviosismo en los animales que desatienden a nuestra intención de trasladarlos por un determinado camino, dando lugar a indeseables prácticas adicionales como golpearlos con el caballo y al uso de los arreadores con consecuencias nefastas en la carne (hematomas).
La picana eléctrica es un elemento infaltable en los transportes de hacienda y en las mangas de los establecimientos agropecuarios y plantas frigoríficas. Su presencia resulta natural y su ausencia llamativa, porque como dirían sus usuarios “sin ella es imposible mover a la hacienda”. Este paradigma es absolutamente falso. Para la movilización adecuada de los animales se recomiendan elementos con una finalidad equivalente, como lo son los plumeros, banderas y sonajeros. Los primeros se elaboran con palos en cuyo extremo se colocan flecos plásticos a modo de un plumero o directamente un trozo plástico como una bandera. Los sonajeros pueden construirse a partir de una botella plástica de gaseosa, colocándole en su interior algunas piedras. La picana eléctrica debe usarse solo en casos muy esporádicos y con personal entrenado. Esta indicada su eventual aplicación en la base de la cola, dos segundos, y sólo cuando el animal pudiendo avanzar y por razones que se desconocen, no lo hace.
La zona de fuga y el punto de balance
La Dra. Grandin desarrolló los conceptos de zona de fuga y punto de balance para el movimiento correcto de los animales. Se puede determinar la zona de fuga desplazándonos despacio hacia los animales. Cuando estos se dan vuelta para mirarnos (“nos miran de frente”), todavía no ingresamos a la zona de fuga. Pero cuando lo hacemos efectivamente, los bovinos se darán vuelta y comenzarán a desplazarse.
La zona de fuga: para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el operario debe trabajar en el borde de la zona de fuga: para hacer que se muevan, ingresará en la zona de fuga, y para hacer que se queden quietos, saldrá de ella.
Las mejores posiciones son las indicadas en el siguiente diagrama:
El operario debe evitar el punto ciego detrás de la cola del animal. También debe abstenerse de penetrar profundamente en la zona de fuga. Los animales se perturban cuando alguien se mete en su espacio propio y no tienen la posibilidad de alejarse. Cuando se arrea al ganado en los corrales por un callejón y los animales se dan vuelta y corren hacia atrás, sobrepasando al jinete, lo más probable es que éste haya penetrado demasiado en su zona de fuga. Los animales se dan vuelta en un intento por alejarse del operario. Si el ganado comienza a darse vuelta, el jinete debe retroceder y aumentar la distancia entre él y los animales. Este retroceso debe hacerse a la primera señal de que el ganado comienza a darse vuelta. Si un grupo de animales se frena de golpe ante una sombra o un olor, hay que tener paciencia y esperar que los animales que encabezan el grupo atraviesen el obstáculo; el resto de los animales los seguirá. Si los animales retroceden en una rampa de embarque, hay que retroceder, no tocarlos o golpearlos. Ellos retroceden con la intención de alejarse de uno, y normalmente se calmarán si uno se aleja antes.
El punto de balance es la línea imaginaria vertical que pasa por la cruz del animal. El ganado avanzará si el operario se ubica detrás de ese punto, y retrocederá si se ubica delante de él. Muchos operarios cometen el error de quedarse parados delante del punto de balance mientras tratan de que el animal avance por la manga. El ganado tiende a avanzar por la manga sin necesidad de que se le aplique la picana eléctrica, si el operario camina hacia atrás, pasando los puntos de balance de los sucesivos animales. No hace falta darle un toque de picana a cada uno de los animales: si ellos se están moviendo solos por la manga, hay que dejar que lo sigan haciendo por sí mismos. Muchos científicos coinciden en afirmar que lo “novedoso” es altamente estresante para el ganado, de modo que una rutina, como tiene el ganado lechero, resulta facilitador del manejo en los bovinos productores de carne. Se recomienda hacer que el ganado se acostumbre a ser trabajado serenamente por gente a pie, a caballo y en vehículos, con el fin de impedir cualquier excitación por “novedosa”. Los animales temen a lo novedoso y se amansan y habitúan a las tareas llevadas a cabo en calma y que se realicen de rutina.
Temperatura ambiente al momento de la carga y del traslado es un factor de alta incidencia en la calidad final de las carnes. Un golpe de calor es la principal causa de carne oscura, que tiene un pH superior a 6.3. El estrés calórico es altamente negativo para los animales por transportar, por lo que, en lo posible, la carga y posterior traslado deben realizarse de noche o a la mañana bien temprano.
Cuando en verano despachamos hacienda con destino a la faena sin respetar la densidad de carga en la jaula, también generaremos mucha incomodad por calor. Esto se agrava si el camionero se detiene varias veces por las más diversas causas, siendo la más común ingerir alimentos. Si deja la jaula al rayo del sol, por no saber del problema o por no poder ofrecerles algo de sombra, las temperaturas pueden llegar a valores insoportables que pueden llevar a la muerte (mas de 45 grados de sensación térmica).
Muchos camioneros saben de esto y lo evitan muy bien, pero cuando llegan a la planta frigorífica de destino, se encuentran al sol, con extensas colas para descargar . La temperatura ambiente, al momento de la carga y del traslado es también un factor de alta incidencia en la calidad final de las carnes. Los bovinos tienen mayor resistencia al frío. No obstante, hay que considerar que cuando un camión circula a 80 Km/h con una temperatura ambiente de -5 ºC, la sensación térmica por efecto del viento es de –30 ºC. Las lluvias bloquean la capacidad de aislamiento térmico del vacuno. Ante esa eventualidad, es recomendable que el conductor de una jaula detenga su marcha y busque un lugar reparado.
El productor, en general, no controla las formas de cargar, la densidad ni por que ruta viajarán los animales. Los animales se deben preparar de acuerdo a las horas de duración del viaje y a las condiciones climáticas. Se recomienda un tiempo de descanso previo en un potrero ubicado en las cercanías del lugar de carga, para que los animales repongan apropiadamente sus reservas energéticas y para la observación de su estado de general de salud. La cantidad de horas de descanso previas al inicio del transporte depende de si los animales llegan al lugar por arreo desde una distancia considerable o si provienen de un potrero cercano. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se recomienda un tiempo mínimo de descanso de 12 horas hasta un máximo de 72. El potrero debe dar la posibilidad de que los animales se echen a la sombra protegidos del calor o al reparo de los vientos fríos con cortinas de árboles y/o refugios naturales o artificiales. La provisión de agua deberá ser permanente y la alimentación se debe suspender en las 6 horas previas al embarque. Para evitar peleas, prescindir de la mezcla de tropas de distinta procedencia en el corral pre embarque. Cuando los animales se cargaron, hay que esperar unos minutos para que se acomoden, tras lo cual dejan de producir ruidos dentro de la jaula. Es recomendable acordar con el conductor la ruta elegida mas apropiada para llegar al frigorífico. Esta será la que permita un viaje más cómodo para los bovinos. También hay que evitar que se produzcan golpes con la puerta al descargar la guillotina en el lomo o en el cuadril del animal (uno de cada diez animales que va a faena tiene golpes de guillotina y eso significa una pérdida promedio de 3 kilos por cada res).
El conductor debe conocer los conceptos de transporte en condiciones de bienestar animal, asegurando que el camión tenga adecuadas paredes y pisos, divisiones funcionales, doble rodillo a la salida de la puerta y que la carga respete la densidad de carga adecuada para el número y categoría de animales.
Debe tener los medios para estar comunicado con el propietario de la hacienda para avisar ante un problema imprevisto.
Animales no aptos para la carga y traslado. Se podría expresar un concepto general que diga que la condición física del animaldebe corresponderse al tiempo de duración del traslado. Pero hay otras situaciones que escaparían a este concepto, como cargar distintas categorías (vacas y terneros)o distintos estados fisiológicos (hembras en celo o en lactación y toros). A continuación se hará un listado de situaciones por los cuales los animales no estarían aptos para ser cargados por causarles efectos no deseados:
a) Hembras en su última etapa de gestación (90 días para parir)
b) Hembras con menos de 4 días de paridas
c) Animales caquécticos (débiles)
d) Animales con trastornos locomotivos graves
e) Animales de distintas categorías
f) Animales con síndrome febril manifiesto
g) Hembras en celo junto a machos
h) Terneros recién nacidos (con cordón sin cicatrizar)
i) Animales con pesos significativamente distintos
j) Animales con neoplasia ocular (cáncer de ojos) que haya invadido el tejido facial.
k) Animales con cirugías recientes (menos de 7 días)
Fuente: ENGORMIX