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17 de mayo de 2014

Bio-Regeneración de Suelos. El Nuevo Paradigma

En este informe el ingeniero Carlos Abecasis expone nuevos conceptos agronómicos enfocados a lograr una fertilidad natural suficiente como para auto-generar las sustancias nutritivas para el cultivo.
En las últimas décadas el incremento de la productividad agrícola se ha conseguido, en gran parte, a expensas de la reducción gradual de la materia orgánica y con ello la disminución de la fertilidad natural y el deterioro de la estructura del suelo volviéndolo más propenso a la compactación y a la erosión. Consecuentemente se han aumentado el uso de fertilizantes de síntesis y plaguicidas provocando mayor daño que los beneficios que se obtienen.
Para intentar revertir esta situación se vienen desarrollando en el país y en el mundo muchas tecnologías más amigables con el medio ambiente y con el bolsillo del productor. A continuación se describe una nueva forma de hacer agricultura extensiva e intensiva de alta performance y sostenible al mismo tiempo.
Sinergia microbiana
Cerca del 90 % de la superficie agrícola dedicada a cultivos en todo el mundo tiene pobres propiedades físicas y químicas generadas por la imposibilidad que tienen los cultivos de aprovechar los nutrientes, debido más a las alteraciones del pH que a su pérdida por lixiviación o erosión.
El verdadero problema de la disminución de esa fertilidad natural se da como consecuencia directa e indirecta de la reducción de la microbiota edáfica, o sea los micro, meso y macro organismos que conviven en el suelo. Mejor dicho, que son parte de él, ya que hoy se los considera, al suelo y a la microbiota, como dos piezas de un mismo rompecabezas; no es posible estudiarlos por separado al igual que los músculos y huesos de un animal. Incluso tampoco es posible comprender la función de las distintas especies microbianas si se las analiza por separado, debido a la estrecha relación existente entre ellas. Un ejemplo es la cantidad y sincronicidad que se necesita para llevarse a cabo cada proceso químico. Veamos el caso de una “simple” nitrificación:
Como es bien sabido por los técnicos, la planta toma el nitrógeno de dos lugares: del aire y del suelo; de este último lo hace en forma de nitrato (NO3). Pero para pasar de una molécula amoniacal (típica forma en la que se presentan los fertilizantes) a una de nitrato, ella debe oxidarse a través de una serie de transformaciones que hacen, al menos, cuatro grupos de bacterias diferentes trabajando mancomunadamente de la siguiente forma:
NH3 -> hidroxilamina -> hiponitrito -> nitrito -> nitrato
Cada flecha indica la acción de un tipo de microorganismo diferente, lo que significa que si alguno no está presente, el proceso se corta y se hace imposible la formación del nitrato. Esto se denomina comensalismo, que es una de las varias formas en la que conviven los seres vivos, sobre todo en el mundo microscópico.
Análisis de la actividad biológica edáfica
A partir de reconocer el impacto que tiene la microbiota sobre las plantas, debemos hacer nuestros mayores esfuerzos en alcanzar y mantener la cantidad y diversidad apropiada, para lo cual, el primer paso debería ser analizar el estado biológico del suelo. Para ello existen hoy unas pocas técnicas de laboratorio, pero que todavía no están ajustadas para el uso masivo. O bien se lo puede inferir a partir de ciertos análisis físico-químicos, como pueden ser: el nitrógeno potencialmente mineralizable, la capacidad de intercambio catiónico, la conductibilidad eléctrica, la densidad aparente, la materia orgánica, la relación C/N, etcétera.
Actualmente se ha desarrollado un tercer método más cualitativo, la colorimetría en papel, pero mucho más completo, rápido y directo que mide la actividad biológica del suelo, el grado de humificación y mineralización de la MO, la aireación y el grado de degradación edáfica, entre otros parámetros.
Para completar el estudio se deben analizar otros Indicadores, tales como:
  1. Indicador de conservación de vida edáfica, relacionado con el porcentaje de incorporación de rastrojos, con el tipo y frecuencia de rotaciones, con la diversidad de cultivos y con el uso de sustancias de síntesis, entre otros.
  2. Indicador de riesgo de erosión, relacionado con la pendiente, la cobertura vegetal, la textura, las lluvias y el estado de humificación, entre otros.
Diagnóstico: Una vez conocidos estos datos se puede hacer un diagnóstico para poder elaborar una propuesta de tratamiento cuyo principal objetivo es recuperar la microbiota perdida por prácticas no conservacionistas y así aumentar la fertilidad natural del suelo. Es importante recalcar que, actualmente, una de las mayores fuentes de alteración de esa microbiota son los productos de síntesis, sobre todo cuando se sobredosifican, por eso es que el mayor desafío está en saber cómo reemplazar correctamente cada uno de ellos por insumos naturales combinados con distintas técnicas de manejo conservacionista (BPA), ya que de nada serviría mejorar la vida del suelo si continuamos aplicando los mismos agroquímicos o seguimos roturando excesivamente el suelo o seguimos haciendo monocultivos...
Algunas de las técnicas conservacionistas propuestas, además de las BPA conocidas popularmente, son:
  • Cultivos de cobertura
  • Abonos verdes
  • Nutrición orgánica foliar
  • Siembras escalonadas
  • Intersiembras
  • Plantas trampa
  • Nichos de plantas nativas
  • Aprovechamiento de malezas como abono verde y manejo de malezas
  • Aplicación de microorganismos benéficos foliares
  • No uso de agroquímicos preventivos
  • Aplicación de sustancias húmicas líquidas
  • Agregado de consorcios microbianos al suelo
Existen varias opciones para lograr la recuperación de la microbiota, las que dependen del estado inicial del suelo y de las posibilidades del productor. Para que se pueda comprender mejor, y sólo a los efectos didácticos, el estado edáfico lo podemos dividir en tres situaciones:
  1. Suelo degradado: Aquí podemos incluir aquellos que contienen bajos niveles de MO, los de minerales poco disponibles, los de alta conductibilidad eléctrica y los de alto grado de compactación, entre los principales indicadores.
  2. Suelo medianamente degradado: Aquí se pueden incluir suelos que, teniendo una proporción aceptable de MO, tienen una escasa mineralización y humificación (MO “momificada”). Asimismo aquellos suelos medianamente compactados o con pH algo alejados del óptimo.
  3. Suelo de aceptable calidad: Abarca aquellos suelos poco alterados por manejos inadecuados.
Obviamente que para cada caso existe una propuesta técnica y un tiempo de recuperación diferente. Pero la idea conceptual es, para suelos con algún grado de alteración, crear las condiciones edáficas para que la microbiota pueda crecer y desarrollarse y para que el agua y los nutrientes no se pierdan y estén disponibles para las plantas Y en los suelos menos perturbados, evitar que baje ese nivel de fertilidad e incrementarlo.
Propuesta técnica: Cabe aclarar que la explicación en detalle de estas nuevas tecnologías excede el objetivo de este artículo, por lo que sólo se expondrán los aspectos conceptuales principales. Todas ellas apuntan a acelerar los procesos que generan las buenas prácticas agrícolas (BPA) y a compensar en parte el estrés que genera la agricultura intensiva desde el punto de vista del uso de la tierra.
  1. Consorcios microbianos: La clave de la vida no está en los individuos sino en las comunidades, es por ello que lo que se debe buscar en un suelo es aumentar su bio-diversidad. Para ello existen hoy insumos líquidos elaborados a base de ciertos consorcios microbianos capaces de re-generar la vida del suelo.
    En ellos conviven sinérgicamente gran cantidad de especies de microorganismos que promueven el desarrollo de las plantas, que activan su sistema de defensa, que micorrizan las raíces, que solubilizan el fósforo y que hacen muchas otras funciones esenciales. Pero lo más interesante es que cumplen el rol de “equilibradores” del ecosistema disminuyendo la posibilidad de que se generen grandes poblaciones de microorganismos de una misma especie (plagas).
    Se agregan consorcios microbianos al suelo para:
    • Aumentar la fertilidad natural
    • Formar agregados
    • Equilibrar patógenos y benéficos
    • Activar el sistema de defensas de la planta
  2. Sustancias húmicas: El humus es el grado más evolucionado de la materia orgánica y es producido por varios tipos de micro, meso y macro organismos a través de diversos procesos bioquímicos secuenciales que llevan meses.
    Si bien el objetivo principal de producir humus es acumular energía en forma de carbono para utilizarla en los momentos de déficit, las sustancias húmicas cumplen, además, otras funciones indelegables en el suelo para que todo el ecosistema se mantenga en equilibrio; entre ellas:
    disponibilizar los nutrientes, evitar la salinidad, retener agua y formar agregados. Vale decir que no sirve de mucho saber qué cantidad de materia orgánica tiene un suelo si no se sabe su grado de humificación.
    Como la producción natural de sustancias húmicas en un suelo lleva mucho tiempo y se consumen en exceso cuando se hace agricultura con malas praxis, se han creado insumos a base de ácidos húmicos que ayudan a re-equilibrar los suelos degradados.
    Se recomienda su aplicación para:
    • Disponibilizar los nutrientes
    • Evitar la salinidad
    • Retener agua
    • Mejorar la estructura edáfica
  3. Aminoácidos libres: Si bien las plantas tienen la capacidad de fabricar sus propios aminoácidos para formar proteínas, ante una situación de alto estrés debe proteolizarse y enviarlos a “paliar” el problema. Vale decir que una de las funciones de los aminoácidos es la de “des-estresar” la planta.
    Se sabe que el estrés conduce a la planta a una merma en la fotosíntesis y al exceso en el consumo de energía, nutrientes y agua, bajando sensiblemente la productividad y la calidad de lo producido.
    La agricultura moderna es altamente estresante para cualquier tipo de cultivo, lo que hace esperar que tengan altos consumos de aminoácidos, normalmente mayores a los que puede soportar, generando una gran susceptibilidad a las enfermedades.
    Es por eso que se crearon insumos líquidos a base de aminoácidos libres capaces de evitar que la planta pierda sus proteínas para manejar el estrés. Por eso es que se recomienda su uso en situaciones de riesgo para el cultivo con el doble fin de:
    • Formar las proteínas consumidas
    • Bajar el nivel de estrés del cultivo



Autor: Ing. Agr. Carlos Abecasis (Asesor en PRONUAR SRL)