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21 de julio de 2015

La Tambora, una historia de trabajo compartido

Se trata de un grupo de 11 productores mixtos de Machagai que, con el aporte del INTA, diversifican su producción a partir de la combinación de agricultura, ganadería y valor agregado.

La Tambora, una historia de trabajo compartido

“La Tambora” es un grupo de 11 productores chaqueños que, desde hace más de 20 años, participan del programa Cambio Rural y trabajan con el INTA en la búsqueda de alternativas que le permitan plantearse desafíos, resolver problemas y crecer. Con asesoramiento técnico y asociativismo, los productores decidieron pararse en el agregado de valor y reemplazaron el monocultivo de algodón por una producción mixta más rentable y cuyos ingresos facilitaron desde la compra de maquinarias hasta la construcción de una planta de biodiesel.
“Económicamente, las cosas ya no marchaban y vimos que la posibilidad de salir adelante era agrupándose”, expresó Manfredo Kramer, integrante del proyecto “La Tambora”, en una entrevista con Pampero TV para el segmento “La Matera”, el noticiero que produce el INTA junto con Canal 12 de Trenque Lauquen y se emite por la TV Pública todas las mañanas a las 6.
Oscar Marcón, especialista del INTA, conoció a los productores –que se organizaron en una cooperativa– y juntos revisaron la realidad técnica y económica de los establecimientos agropecuarios que, hoy día, emplean a más de 30 familias. En 1993, el grupo se sumó al programa Cambio Rural, cuya primera edición recién se lanzaba.
“Los suelos degradados debido al excesivo cultivo de algodón, el escaso rinde de la producción agravado por los bajos precios del mercado y los incipientes índices ganaderos eran las principales problemáticas que afectaban la zona”, apuntó Marcón.
Por su parte, Kramer destacó que uno de los primeros aprendizajes del grupo fue la posibilidad de encontrar en el asesoramiento la ventana que los acercó a la diversificación productiva. “Fue un gran desafío lograr una producción mixta, ya que los que se quedaron con agricultura solamente no prosperaron”, señaló Kramer.
Actualmente estos productores familiares trabajan alrededor de 12.000 hectáreas y tienen 8.000 cabezas de ganado, cuya carne venden en ferias y frigoríficos cercanos. “Se planificaron rotaciones y la implantación de leguminosas forrajeras para recuperar la fertilidad de los suelos, aumentar el área sembrada y asegurar la provisión de alimento para el ganado”, indicó Marcón.

Kramer: “Hace unos años, la escasez de gasoil comenzó a ser un problema y decidimos hacer el esfuerzo y montar nuestra propia producción de biodiesel”.
Soñar, hacer y equiparse
En 1992, estos agricultores de la Colonia La Tambora se acercaron al INTA Machagai con una multiplicidad de dificultades que los llevarían a irse del campo si continuaban con las mismas prácticas. No obstante, desde el INTA se les advirtió que no iba a ser posible contener cada una de las demandas por separado, sino que era mejor hacerlo de manera colectiva.
“Al ser pequeños productores, la escala es un problema y sólo puede resolverse si se trabaja de manera asociada”, explicó Marcón, al tiempo que destacó el asociativismo como una estrategia para capitalizarse con tecnología.
“Nos metimos en cuentas y compramos una máquina moderna”, recordó Kramer, en referencia a la posibilidad de haber accedido a un crédito que utilizaron para adquirir una cosechadora de algodón y otra que recoge trigo, girasol, soja y sorgo. Además de estas unidades, el grupo posee una monotolva, dos tractores, una casilla rodante y algunos equipos de conservación de forrajes.
Así, los productores pudieron transformar ese espíritu de emprendimiento en una filosofía que utilizan cada vez que aparece un obstáculo. “Hace unos años, la escasez de gasoil comenzó a ser un problema y decidimos hacer el esfuerzo y montar nuestra propia producción de biodiesel”, aseguró Kramer finalmente, sobre la reciente construcción de una planta de biodiesel que procesa los cultivos –girasol, soja y algodón– que ellos mismos producen y los transforma en biocombustible. Lo que sobra, el expeller, no se desecha y se recupera como alimento para el ganado.
Entrevista realizada por el segmento “La Matera”, para Pampero TV

Fuente: INTA Informa