Autor/es: Fernando Ross, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Argentina
La creciente expansión del cultivo de maíz hacia los suelos someros del sur de la provincia de Buenos Aires está afianzada por el gran avance genético, la adecuación de las prácticas de manejo y la demanda del mercado. El abordaje de un cultivo poco conocido para los productores locales representa un gran desafío y demanda conocimiento sobre las prácticas de manejo apropiadas para lograr un cultivo adecuado a la oferta del ambiente.
El objetivo de esta investigación fue evaluar los efectos de la fecha y de la densidad de siembra para distintos híbridos de maíz.
Este trabajo se realizó en la Chacra Experimental Integrada Barrow, en un suelo somero (50 a 65 cm de profundidad efectiva) durante las campañas 2014-15, 2015-16 y 2016-17. Los tratamientos resultaron de la combinación factorial de tres fechas de siembra entre mediados y fin de mes (Octubre, Noviembre y Diciembre) y tres densidades (2 pl.m-2, 4pl.m-2 y 6 pl.m-2) para los híbridos Ax870, Dk670, Dk7310 y PW505. La fecha de siembra de diciembre en la última campaña no se pudo realizar por la baja humedad en superficie al momento de la siembra.
Todos los años el cultivo fue sembrado con 90 kg.ha-1 de DAP a la siembra. Para todas las fechas de siembra la fertilización se realizó a fines de octubre con 180 Kg.ha-1 de UREA. El análisis estadístico se realizó con el programa INFOSTAT
Resultados
Las precipitaciones difirieron marcadamente entre campañas, en 2014/15 se obtuvo el mayor acumulado entre los meses de septiembre-abril (tabla 1). En las dos campañas restantes los acumulados fueron inferiores al promedio histórico.
El cultivo de maíz es muy sensible a la disponibilidad de agua durante su período crítico (aproximadamente +/-30 días desde floración). Este requerimiento quedó bien plasmado ya que las diferencias en precipitaciones durante el período crítico, producto del contraste entre campañas o entre fechas de siembra, marcaron grandes diferencias de rendimiento en el cultivo.
Tabla 1: Precipitaciones mensuales para cada campaña evaluada
Las variables de manejo evaluadas tuvieron efectos significativos sobre el rendimiento del cultivo (Tabla 2). La fecha de siembra resultó la variable de mayor incidencia. En las campañas 2014 y 2016 (Fig. 1 y 3), las fechas de siembra tardías (noviembre y diciembre) mejoraron notablemente el rendimiento del cultivo producto de acumular una mayor precipitación en su período crítico. En cambio, en la campaña 2015 (Fig. 2) la abundancia de precipitaciones desde inicio de enero, condición poco probable en la región, determinaron un muy buen desempeño del cultivo en la fecha de siembra temprana.
Tabla 2: Análisis de la varianza, p valor para cada variable analizada y sus interacciones para cada campaña.
- Campaña 2014-15
Se observó un estrés hídrico muy intenso en la fecha de siembra de octubre donde se encontraron efectos erráticos por híbrido y por densidad de siembra (Fig. 1). En la fecha de siembra de noviembre el rendimiento se aproximó al valor esperable para la interacción clima/suelo de Barrow. Con siembra a mediados de noviembre, los materiales prolíficos resultaron más plásticos que los no prolíficos y no respondieron a la densidad (DK670 y DK7310) en cambio los no prolíficos respondieron y optimizaron el rendimiento entre 35000 y 40000 pl.ha-1. Dadas las buenas condiciones hídricas en la fecha de siembra de diciembre, todos los híbridos presentaron una respuesta favorable y esperada a la densidad de siembra. Para esta campaña, el cultivo de maíz presentó su mejor performance en el rango de densidades de siembra de 30.000 a 40.000 pl.ha-1.
Figura 1: Campaña 2014-15. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.
- Campaña 2015-16
En este ciclo la distribución de las lluvias estuvo centrada en enero determinando un muy buen desempeño del cultivo en la fecha de siembra de octubre (Fig. 2). Los rendimientos alcanzados con esta fecha resultaron muy superiores a los esperables para Barrow. El incremento del nivel de rendimiento fue acompañado por una respuesta a la densidad de siembra de moderada a alta. Híbridos menos plásticos por ausencia de la segunda espiga y/o por ausencia de macollos fértiles, presentaron mayor respuesta a la densidad de siembra. En cambio, en las fechas de siembra de noviembre y diciembre la plasticidad resultó mayor para todos los híbridos y más efectiva producto de un menor nivel de rendimiento. Sin embargo, el cultivo de maíz presentó su mejor performance en la densidad de siembra desde 40.000 pl.ha-1 a 60.000 pl.ha-1.
Figura 2: Campaña 2015-16. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.
- Campaña 2016-17
Una limitada cantidad de precipitaciones caracterizaron este ciclo y pusieron a prueba la adaptabilidad del maíz a condiciones de estrés intenso. La ausencia de lluvias determinó un menor rendimiento en la fecha de octubre, aunque no tan bajo como en la campaña 2014-15, lo cual coincide con menores lluvias registradas en enero del 2015. Para la siembra de octubre de 2016 no hubo respuesta a la densidad en ningún híbrido (Fig. 3). La mejoría del estado hídrico durante el período crítico para la fecha de noviembre determinó una mejora notable en el rendimiento respecto a la fecha de octubre. Esta mejora se tradujo en una respuesta a la densidad pero solo para el caso de los híbridos no prolíficos (Ax870 y PW505). Podemos considerar en este ciclo que las densidades óptimas estuvieron en el rango de 20.000 a 40.000 pl.ha-1.
Figura 3: Campaña 2016-17. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.
Finalmente en la figura 3 condensamos la información presentada en los gráficos anteriores para analizar la respuesta a la densidad de siembra según el nivel de productividad, para el promedio de los híbridos. En esa figura podemos observar que la densidad óptima es mayor a medida que aumenta el nivel de rendimiento del cultivo. Además, la tasa de respuesta a la densidad es considerablemente mayor cuando hay condiciones favorables para el cultivo. Entonces, en ambientes de bajo rendimiento tendríamos densidades óptimas bajas y poca expectativa de respuesta. A medida que se incrementó el nivel de rendimiento aumenta la densidad óptima y la tasa respuesta.
Figura 4: Rendimiento en función de la densidad de plantas para diferentes niveles de productividad (t ha-1). La línea punteada indica la densidad óptima promedio para cada nivel de productividad o ambiente, promedio de los genotipos evaluados.
Consideraciones finales
En este trabajo se presentaron los efectos de la fecha de siembra, de la densidad y del genotipo para un ambiente restrictivo del sur bonaerense. La ocurrencia de una sequía durante el período crítico presentó el mayor impacto sobre el rendimiento del cultivo de maíz. Debemos considerar que en el manejo del cultivo en secano la probabilidad de estés hídrico en la etapa crítica disminuye a medida que retrasamos la fecha de siembra hasta fines de noviembre. No obstante, hay ciclos inversos como el 2015 que se presentan con baja probabilidad de ocurrencia. Como era de esperar, la respuesta a la densidad de siembra se asoció al nivel de recursos disponibles y con la plasticidad del genotipo. A medida que aumenta el nivel de rendimiento y disminuye la plasticidad mayor será la respuesta a la densidad y viceversa. Podemos considerar que el rango de 30.000 a 40.000 pl.ha-1 es apropiado para las condiciones ambientales de la región. Sin embargo, cuando las condiciones sean muy favorables para el cultivo estas densidades resultarán insuficientes.
Fuente: ENGORMIX
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