7 de diciembre de 2017

Los insecticidas “curasemillas” y el gusano cogollero

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Cuando a mediados de la primera década del nuevo siglo aparecen los materiales genéticos de maíz tolerantes al gusano cogollero, los técnicos y productores sintieron un gran alivio. Es que el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) los tuvo a “maltraer” durante mucho tiempo, especialmente desde el centro del país hacia el norte. Era una plaga muy difícil de controlar, ya que, en muy poco tiempo el gusanito nacido de los huevos que puso la polilla se metía dentro del cogollo y quedaba muy protegido de los tratamientos insecticidas, sea cual fuere el producto, dosis y volumen de aplicación. En los años 80 y 90 se empezó a usar una técnica que mitigaba muchísimo los daños de esta plaga. Se usaron productos insecticidas en las semillas que iban a ser sembradas, especialmente un carbamato (tiodicarb). Y se lograron dos cuestiones importantes desde el punto de vista del manejo de la plaga: reducir el número de tratamientos foliares y lograr más eficiencia en las aplicaciones.
Con la adopción de maíces genéticamente modificados (maíces Bt) que toleraban la plaga, este manejo dejó de ser necesario. Tampoco se hacían tratamientos foliares, ya que el gen incorporado hacía expresar una proteína tóxica para las larvas del cogollero y no producían ningún daño. Hasta el fatídico año 2013. Los maíces que antes eran “de plástico” …. El cogollero los empezó a hacer “de goma”. La naturaleza expresó su potencial de conservación de las especies y esta oruga adquirió la capacidad de tolerar la toxina de las plantas Bt. Para expresarlo en un lenguaje más popular, se hicieron resistentes. Hoy la mayoría de los materiales han perdido la capacidad de tolerar al cogollero, y en muchos de ellos hay que hacer tratamientos como si fueran maíces no modificados genéticamente. Con muchos actores responsables de que este fenómeno haya ocurrido, como productores (no se hacían los refugios), semilleros (no proveían las semillas idóneas para los refugios), Estado (no legisló ni controló estas tecnologías), hay que volver a los tratamientos con esta plaga.
El primer aspecto que merece un análisis es que, no habiéndose desarrollado sólidamente estrategias de manejo para Spodoptera en maíz en campo (solo en manuales técnicos de empresas y comunicaciones de entes estatales), hoy nos vemos ante la necesidad de, no solo manejar la plaga, sino de manejar la resistencia genética del gusano cogollero.
“El que quiera pescado…que se moje”, reza el dicho popular, y traducido al tema que nos ocupa en maíz… “el que quiera rinde… que maneje la plaga”. Y manejar es un concepto muy distinto al de controlar (producto y dosis). El manejo debe estar apoyado en el monitoreo para tomar buenas decisiones, en la elección de variedades, en la rotación de activos en caso de más de un tratamiento, en ajustar y perfeccionar las técnicas de aplicación, en la toma de decisiones para lograr efectividad a partir del mejor momento para efectuar los tratamientos, …. y todo esto  bajo la presión económica de hacer rentable al cultivo.
Y considerando las técnicas de manejo, vuelven a mi memoria los tratamientos “curasemillas” para el cogollero. Aquella práctica que daba tan buenos resultados. Hoy en día la mayoría de las semillas que se venden para la siembra vienen “curadas” con algún insecticida, normalmente neonicotinoides. Si bien pueden tener algún efecto de corto plazo, no son tan eficientes para el control de la plaga, salvo algún producto en mezcla con una Diamida no específica. Es que se necesitan ajustar las dosis para este caso en particular, así como en otras épocas el tiodicarb se dosificaba para cualquier plaga en 1 litro por cada 100 Kg de semilla, pero 2 litros cada 100 para cogollero, hoy en día deben investigarse y probarse nuevas moléculas y dosificaciones.
Dentro de las pocas nuevas moléculas que han aparecido en el mercado, las diamidas y en especial clorantraniliprole (Rynaxypyr como nombre de la empresa de origen) es la que más se destaca.
Varias son las cualidades que tienen los productos usados como insecticidas a la semilla desde el punto de vista técnico y ambiental. En primer lugar los productos solo son colocados en las semillas, por lo que no hay ningún tipo de pulverización o dispersión de producto activo sobre la superficie. Esto es beneficioso fundamentalmente para insectos que no son blanco de las aplicaciones, pero también debe resaltarse que el ingrediente activo es tomado por las raíces y se metaboliza en la planta, por lo que los residuos en suelo son mínimos. La primera virtud es entonces la localización segura del producto como ventaja ambiental. Desde el punto de vista técnico, el cogollero no es la única plaga que puede afectar al maíz en las etapas tempranas. Hay otras plagas, también orugas, que cortan a nivel del suelo las plantas y pueden retrasar su desarrollo con la consiguiente merma de rinde por sombreamiento, y en algunos casos hasta morir.
Una de las consideraciones técnicas que deben tener estos productos es la de proteger la planta por un período razonable de tiempo. Dos semanas es un buen límite. Cuando el cultivo de maíz está protegido al menos por dos semanas permite un buen despegue de las plantas, más homogeneidad en el stand, y a la vez sin alteración de los controladores biológicos, tan importantes en este cultivo. Pero tal vez una de las razones de más peso es que, perdida la capacidad de controlar a la plaga, la generación que ya puede alimentarse sin sufrir los efectos del insecticida tendrá una “edad” pareja. Al ser la mayoría de las larvas del mismo tamaño, el comportamiento es similar y, evitando que se introduzca al cogollo, la eficiencia de los tratamientos será mejor con cualquier producto.
Claro que también, como en todo manejo de plagas con criterio, hay que cuidar algunos aspectos, como son las buenas prácticas para evitar la resistencia o pérdida de susceptibilidad de la plaga con el producto. Por esta causa, cuando se usen insecticidas de este tipo (moderada persistencia) deberán respetarse las “ventanas”, o períodos posteriores, en los cuales no deberá usarse el mismo principio activo en casos de re-infestación durante un tiempo establecido. Deberán consultarse las recomendaciones de IRAC Argentina en estos casos.
Algunas críticas se han escuchado sobre la inconveniencia de usar productos en forma preventiva. Y con mucha razón cuando se trata de cultivos recién emergidos o barbechos donde se aprovecha la aplicación de herbicidas para “limpiar” el lote “por las dudas haya algún bicho”, sobre todo usando piretroides o u otros productos de bajo costo. Esto no es más ni menos que un certificado de defunción para los controladores biológicos. Pero esta consideración de preventivo, si bien le cabe a los insecticidas colocados a la semilla, no tienen ni por cerca el impacto de los tratamientos exteriores por su localización segura bajo el suelo. 
Si se deja de pensar en una guerra contra las plagas y se las toma como competidoras, habrá que diseñar estrategias de manejo para ganarles el partido cada año. Los insecticidas a la semilla pueden ser buenos defensores en esta estrategia.
 
Fuente: ENGORMIX
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20 de octubre de 2017

La probabilidad de La Niña se estima en 55-65% para la primavera y verano 2017-2018


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“La probabilidad de La Niña se estima en 55-65% para la primavera y verano 2017-2018”, o sea, un fenómeno “La Niña con intensidad débil”, informó la Oficina de Riesgo Agropecuario del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Agroverdad ya emitió en semanas anteriores pronósticos que venían anticipando esta probabilidad, que ahora cobra mayor grado de ocurrencia.
Del informe publicado, se desprende que las mayores probabilidades de Niña o efectos que se corresponden con ese fenómeno, se daríann entre noviembre 2017 y febrero 2018. Cuadro mes por mes.
“Los modelos dinámicos de pronóstico (North American Multi-Model Ensamble, 12/10/2017) indican un periodo de neutralidad en el Pacífico Ecuatorial para las próximas semanas, seguido del inicio de un evento La Niña débil. Las probabilidades de cada fase para los próximos 6 meses son, en promedio, del 60% para La Niña y 40% para el estado neutro. La probabilidad de El Niño es del orden del 1%”, indica el Reporte de la ORA..
El cuadro siguiente muestra la probabilidad que se le asigna a cada periodo de tres meses solapados.
Clima-Cuadro 1- 17 10 2017
Al momento el pronóstico consensuado por los principales institutos internacionales es de Niña con intensidad débil, lo cual indicaría que su impacto también sería débil y otros fenómenos más cercanos o más intensos podrían tener mayor efecto en el territorio nacional.
Clima-Cuadro 2 - 17 10 2017
FUENTE: AGROVERDAD

6 de octubre de 2017

Maíz: fecha de siembra, genotipo y densidad en suelos someros

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La creciente expansión del cultivo de maíz hacia los suelos someros del sur de la provincia de Buenos Aires está afianzada por el gran avance genético, la adecuación de las prácticas de  manejo y la demanda del mercado. El abordaje de un cultivo poco conocido para los productores locales representa un gran desafío y demanda conocimiento sobre las prácticas de manejo apropiadas para lograr un cultivo adecuado a la oferta del ambiente.
El objetivo de esta investigación fue evaluar los efectos de la fecha y de la densidad de siembra para distintos híbridos de maíz.
Este trabajo se realizó en la Chacra Experimental Integrada Barrow, en un suelo somero (50 a 65 cm de profundidad efectiva) durante las campañas 2014-15, 2015-16 y 2016-17. Los tratamientos resultaron de la combinación factorial de tres fechas de siembra entre mediados y fin de mes (Octubre, Noviembre y Diciembre) y tres densidades (2 pl.m-2, 4pl.m-2 y 6 pl.m-2) para los híbridos Ax870, Dk670, Dk7310 y PW505. La fecha de siembra de diciembre en la última campaña no se pudo realizar por la baja humedad en superficie al momento de la siembra.
Todos los años el cultivo fue sembrado con 90 kg.ha-1 de DAP a la siembra. Para todas las fechas de siembra la fertilización se realizó a fines de octubre con 180 Kg.ha-1 de UREA. El análisis estadístico se realizó con el programa INFOSTAT

Resultados
Las precipitaciones difirieron marcadamente entre campañas, en 2014/15 se obtuvo el mayor acumulado entre los meses de septiembre-abril (tabla 1). En las dos campañas restantes los acumulados fueron inferiores al promedio histórico.
El cultivo de maíz es muy sensible a la disponibilidad de agua durante su período crítico (aproximadamente +/-30 días desde floración). Este requerimiento quedó bien plasmado ya que las diferencias en precipitaciones durante el período crítico, producto del contraste entre campañas o entre fechas de siembra, marcaron grandes diferencias de rendimiento en el cultivo.
Tabla 1: Precipitaciones mensuales para cada campaña evaluada

Las variables de manejo evaluadas tuvieron efectos significativos sobre el rendimiento del cultivo (Tabla 2). La fecha de siembra resultó la variable de mayor incidencia. En las campañas 2014 y 2016 (Fig. 1 y 3), las fechas de siembra tardías (noviembre y diciembre) mejoraron notablemente el rendimiento del cultivo producto de acumular una mayor precipitación en su período crítico. En cambio, en la campaña 2015 (Fig. 2) la abundancia de precipitaciones desde inicio de enero, condición poco probable en la región, determinaron un muy buen desempeño del cultivo en la fecha de siembra temprana.
Tabla 2: Análisis de la varianza, p valor para cada variable analizada y sus interacciones para cada campaña.

  • Campaña 2014-15
Se observó un estrés hídrico muy intenso en la fecha de siembra de octubre donde se encontraron efectos erráticos por híbrido y por densidad de siembra (Fig. 1). En la fecha de siembra de noviembre el rendimiento se aproximó al valor esperable para la interacción clima/suelo de Barrow. Con siembra a mediados de noviembre, los materiales prolíficos resultaron más plásticos que los no prolíficos y no respondieron a la densidad (DK670 y DK7310) en cambio los no prolíficos respondieron y optimizaron el rendimiento entre 35000 y 40000 pl.ha-1. Dadas las buenas condiciones hídricas en la fecha de siembra de diciembre, todos los híbridos presentaron una respuesta favorable y esperada a la densidad de siembra. Para esta campaña, el cultivo de maíz presentó su mejor performance en el rango de densidades de siembra de 30.000 a 40.000 pl.ha-1.
Figura 1: Campaña 2014-15. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.

  • Campaña 2015-16
En este ciclo la distribución de las lluvias estuvo centrada en enero determinando un muy buen desempeño del cultivo en la fecha de siembra de octubre (Fig. 2). Los rendimientos alcanzados con esta fecha resultaron muy superiores a los esperables para Barrow. El incremento del nivel de rendimiento fue acompañado por una respuesta a la densidad de siembra de moderada a alta. Híbridos menos plásticos por ausencia de la segunda espiga y/o por ausencia de macollos fértiles, presentaron mayor respuesta a la densidad de siembra. En cambio, en las fechas de siembra de noviembre y diciembre la plasticidad resultó mayor para todos los híbridos y más efectiva producto de un menor nivel de rendimiento. Sin embargo, el cultivo de maíz presentó su mejor performance en la densidad de siembra desde 40.000 pl.ha-1 a 60.000 pl.ha-1.
Figura 2: Campaña 2015-16. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.

  • Campaña 2016-17
Una limitada cantidad de precipitaciones caracterizaron este ciclo y pusieron a prueba la adaptabilidad del maíz a condiciones de estrés intenso. La ausencia de lluvias determinó un menor rendimiento en la fecha de octubre, aunque no tan bajo como en la campaña 2014-15, lo cual coincide con menores lluvias registradas en enero del 2015.  Para la siembra de octubre de 2016 no hubo respuesta a la densidad en ningún híbrido (Fig. 3). La mejoría del estado hídrico durante el período crítico para la fecha de noviembre determinó una mejora notable en el rendimiento respecto a la fecha de octubre. Esta mejora se tradujo en una respuesta a la densidad pero solo para el caso de los híbridos no prolíficos (Ax870 y PW505). Podemos considerar en este ciclo que las densidades óptimas estuvieron en el rango de 20.000 a 40.000 pl.ha-1.
Figura 3: Campaña 2016-17. Rendimiento en función de la fecha de siembra y densidad para cada híbrido.
 
Finalmente en la figura 3 condensamos la información presentada en los gráficos anteriores para analizar la respuesta a la densidad de siembra según el nivel de productividad, para el promedio de los híbridos. En esa figura podemos observar que la densidad óptima es mayor a medida que aumenta el nivel de rendimiento del cultivo. Además, la tasa de respuesta a la densidad es considerablemente mayor cuando hay condiciones favorables para el cultivo. Entonces, en ambientes de bajo rendimiento tendríamos densidades óptimas bajas y poca expectativa de respuesta. A medida que se incrementó el nivel de rendimiento aumenta la densidad óptima y la tasa respuesta.
Figura 4: Rendimiento en función de la densidad de plantas para diferentes niveles de productividad (t ha-1). La línea punteada indica la densidad óptima promedio para cada nivel de productividad o ambiente, promedio de los genotipos evaluados.

Consideraciones finales
En este trabajo se presentaron los efectos de la fecha de siembra, de la densidad y del genotipo para un ambiente restrictivo del sur bonaerense. La ocurrencia de una sequía durante el período crítico presentó el mayor impacto sobre el rendimiento del cultivo de maíz. Debemos considerar que en el manejo del cultivo en secano la probabilidad de estés hídrico en la etapa crítica disminuye a medida que retrasamos la fecha de siembra hasta fines de noviembre. No obstante, hay ciclos inversos como el 2015 que se presentan con baja probabilidad de ocurrencia. Como era de esperar, la respuesta a la densidad de siembra se asoció al nivel de recursos disponibles y con la plasticidad del genotipo. A medida que aumenta el nivel de rendimiento y disminuye la plasticidad mayor será la respuesta a la densidad y viceversa. Podemos considerar que el rango de 30.000 a 40.000 pl.ha-1 es apropiado para las condiciones ambientales de la región. Sin embargo, cuando las condiciones sean muy favorables para el cultivo estas densidades resultarán insuficientes.
 Fuente: ENGORMIX