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18 de junio de 2012

¿Cuánto vale la pérdida de Carbono Orgánico del Suelo?


Publicado el: 18/06/2012

Fuente: Engormix
Autor: Trossero, M.E.; Donnet, L. (Facultad de Ciencias Empresariales, Universidad Austral, Rosario, Santa Fe); yCordone, Graciela (AER INTA Casilda, Santa Fe). Argentina
Resumen


RESUMEN
El suelo constituye el recurso económico escaso esencial de los sistemas productivos extensivos. La sustentabilidad de estos sistemas depende de su manejo. El carbono orgánico del suelo (COS) es un indicador de su calidad. Este trabajo proyecta la evolución 2010-2020 del COS para el centro-sur de la provincia de Santa Fe (Argentina) y determina su impacto económico en el sistema productivo y social. El objetivo fue obtener un indicador que pueda incorporarse en la evaluación económica de los sistemas productivos. Para la proyección del COS y de su impacto económico en la producción primaria se utilizaron modelos de simulación locales y datos de superficie y producción de Fundación Producir Conservando. El impacto social se determinó como el valor de los productos industriales perdidos y del CO2 emitido valorado en el mercado de carbono. La pérdida acumulada a 10 años fue 3,06 Mg COS ha-1 y la pérdida económica total de la producción primaria, agroindustrial y del Estado de 248,69 U$S ha-1, resultando en 81,3 U$S Mg COS-1. La pérdida del Estado de 57.456.363 U$S equivale a la construcción de 23 km de autopista, 1753 viviendas ó 103 escuelas, considerando la superficie analizada, menor al 3% del área nacional con cultivos extensivos. El costo derivado del cambio climático es de 154,07 U$S ha-1. La pérdida total del área igual a 196.490.964 U$S induce a desarrollar herramientas de gestión para que productores, políticos y público en general perciban el efecto del manejo actual del suelo y se instrumente el uso sustentable del recurso.
PALABRAS CLAVE: balance de carbono edáfico; costo del carbono; impacto económico del monocultivo de soja
INTRODUCCIÓN
La pérdida de materia orgánica del suelo (MO) en la región pampeana no es percibida como un hecho alarmante o preocupante por el productor argentino dado que la soja, principal cultivo, registra un incremento anual de rendimiento a pesar de la incorporación de zonas marginales y de la disminución de su stock en el área núcleo. El contenido de MO tampoco constituye un parámetro que determine el valor comercial ni el de arrendamiento de un predio. Ello se atribuye a innovaciones genéticas y a ajustes en las prácticas de manejo que contribuyeron a mantener la productividad. Sin embargo, desde hace años los investigadores de la ciencia del suelo presentan resultados de trabajos en los que se evidencia que el cambio en el contenido de MO bajo el actual sistema productivo tiene una magnitud significativa (Andriulo & Cordone, 1998; Cordone et al., 2004; Álvarez & Steinbach, 2006). Esta falta en la comunicación entre investigadores y usuarios es una restricción para implementar alternativas de manejo conservacionista.
Algo similar sucedió con el tema del cambio climático. "Como ocurre con tantos cambios culturales, al principio costó alcanzar un consenso respecto al calentamiento global, pero luego la idea se expandió rápidamente. No fue fácil cambiar la opinión pública. Hoy en cambio, el hecho de que el público llegue a comprender los nuevos conocimientos forma parte del trabajo de un científico, y es motivo de aprecio y emulación por parte de sus colegas" (Smith, 2010).

El carbono orgánico del suelo (COS) es el indicador más representativo de su calidad y dentro de un enfoque sustentable es tenido en cuenta como un producto de los sistemas agrícolas y forma parte de la rentabilidad de los mismos y del bienestar social. Sin embargo, actualmente, las pérdidas económicas debido al deterioro del suelo no son tenidas en cuenta en el sistema convencional de cálculo de resultados.
La evaluación económica del deterioro del suelo presenta algunas dificultades. Görlach (2004) sostiene que los resultados económicos pueden ocultar su pérdida de valor debido al aumento de productividad por incremento en la utilización de insumos (fertilizantes, adecuadas prácticas de manejo, etc.). Propone evaluar el deterioro de la calidad como "costos de los daños en sitio (privados)" y mide el impacto económico que tiene el descenso del contenido de MO en el rendimiento de los cultivos. También considera los "costos fuera de sitio (sociales)", los que afectan a otros participantes, e.g. impactos en la etapa de industrialización de los productos primarios y por el cambio climático derivado en la alteración del ciclo de C por disminución MO.
Sparling et al. (2006) encontraron el valor económico de la MO en la producción de leche contabilizando la modificación de la producción de pastura y como depósito de carbono y nitrógeno. El valor económico de la disminución de sólidos en leche por disminución de la producción de pastura producto de la pérdida de MO, fue 42 a 73 veces menor que el valor hipotético de MO como agente secuestrante de carbono (C) y nitrógeno (N).
Azqueta Oyarzun (1994) señala que algunos autores rechazan proponer una valoración monetaria de algo que es invaluable, sin embargo sostiene que valoración monetaria no quiere decir valoración de mercado, sino la elección de un denominador común para reflejar y comparar cambios heterogéneos en el bienestar de la sociedad. Además concluye que "lo normal será utilizar para ello un denominador común, que ayude a sopesar unas cosas y otras y que, en general, no es otro que el dinero".
El objetivo de este trabajo fue valorizar el COS a través del impacto económico atribuible al cambio en el contenido de MO sobre la productividad primaria, la industrialización de soja y a nivel del Estado, así como la alteración del ciclo de C según su cotización en el mercado internacional.

MATERIALES Y MÉTODOS
Se estimó el valor del C edáfico a través de la pérdida acumulada de productividad asociada a la variación de su stock en el período 2010-2020 para los departamentos Caseros, San Lorenzo, Constitución y Rosario, ubicados en el centro-sur de la provincia de Santa Fe, República Argentina (Figura 1). La superficie sembrada con los principales cultivos de esta área, promedio del trienio 2008-2010, es de 802.700 has. Los suelos predominantes de la región corresponden al orden Molisoles y al Gran Grupo de Argiudoles típicos, series Chabás, Pergamino y Casilda y de Argiudoles vérticos, series Peyrano y Roldán (INTA. 1974, 1979, 1983 y 1988).

Figura 1: 
Departamentos analizados de la Provincia de Santa Fe.

Para determinar la evolución 2010-2020 de superficie y rendimiento de los cultivos anuales se utilizaron los datos de Oliverio & López (2010). La superficie de soja de segunda se consideró igual a la de trigo. La discriminación de rendimientos de soja de primera y segunda se calculó utilizando datos históricos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Fonda C, SAGPyA, com. pers.). Para el cálculo de la evolución de producción y superficie de cada cultivo se fijó un incremento/decremento lineal de los valores. En función de la proporción relativa de superficie ocupada por cada cultivo en la superficie total de los departamentos analizados se definió la rotación promedio como la frecuencia de siembra de cada cultivo en los 10 años de la proyección.
Se utilizó el modelo AMG (Andriulo et al., 1999) para simular la evolución del C orgánico del suelo (COS) y se determinó su proyección 2010-2020 ingresando la secuencia de cultivos y rendimientos previamente definidos. De una muestra de 331 datos de MO de los primeros 20 cm del perfil, proporcionados por laboratorios referentes de la zona, se obtuvo un valor promedio inicial igual a 2,69%, equivalente a un stock de 39 Mg C ha-1 considerando una densidad aparente de 1,25 Mg m-3. Se asumió que los cultivos de la secuencia fueron manejados bajo siembra directa y en suelos serie pura en fase sin erosión.
Se calcularon las pérdidas asociadas a la etapa de producción primaria, industrial y del Estado, derivadas de la disminución de MO. El valor de la tonelada de COS se obtuvo relacionando estas pérdidas con la pérdida simulada de COS. Los resultados económicos anuales fueron actualizados considerando tasas de descuento del 3,5 (libre de riesgo) y 10 % de acuerdo a metodología seguida por Sparling et al. (2006).
Para el cálculo del impacto económico sólo se consideró al cultivo de soja, ya que entre el de primera y segunda fecha de siembra, ocupa aproximadamente el 90% del área bajo análisis. La pérdida de rendimiento del cultivo se calculó utilizando el modelo de simulación de Bacigaluppo. et al. (2006). Se hizo variar el contenido de MO de acuerdo a los datos simulados por el modelo AMG dejando constante las otras variables.
La pérdida económica de la producción primaria se calculó multiplicando la pérdida simulada de rendimiento del cultivo por su precio. Se utilizó el precio proyectado al 2020 por USDA igual a 385 U$S tn-1 (citado por Oliverio & López, 2010).
Se consideró la implicancia que la pérdida de producción tendría en la etapa de industrialización. Se tomaron los valores nacionales de industrialización y precios promedio de los productos del trienio 2008-2010. La molienda representa el 74,06% de la producción total, el rendimiento de aceite y de harina del grano de soja es del 20% y 80%, respectivamente. El aceite de soja empleado para la producción de biodiesel es el 21,88% de la producción total de aceite, la relación de transformación aceite:biodiesel es 1:1 y por cada tonelada de biodiesel se producen 112 kg de glicerina cruda. El precio neto (descontada la retención) del aceite, harina, biodiesel y glicerina cruda es 634,86, 243,15, 779,57 y 190 U$S tn-1, respectivamente (CIARA, 2011; Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, 2011; Cotización Dólar, 2011).
También se calculó la pérdida económica que sufriría el Estado por menor recaudación en concepto de derechos de exportación. La exportación promedio del trienio 2008-2010 es 22,81, 74,20, 86,65 y 78,72% de la producción de poroto, aceite, harina y biodiesel de soja, respectivamente. (CIARA, 2011 & CARBIO, 2011). Se comparó esta pérdida con el costo de obras públicas llevadas a cabo por el Estado.
El valor de la tonelada de COS se obtuvo relacionando la suma de las pérdidas de producción, industrialización y del Estado con la pérdida simulada de COS.
Para la valoración del COS en el mercado internacional se convirtieron los valores anualmente perdidos en equivalentes CO2 y se multiplicó por la cotización de los Certificados de Emisiones
Reducidas (CERs). Se consideró un precio de los CERs de 10,80 Euros tn-1 (Carbon Point, 2011) y un tipo de cambio de 1,44 U$S Euro-1 (Euroresidentes, 2011) al día 1 de julio de 2011.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El cultivo de soja de primera, trigo/soja de segunda y maíz ocupan, en promedio, el 79,6, 12,2 y 7,2% del área analizada, respectivamente. Por lo tanto, la rotación promedio se definió como: 8 años de soja de primera, 1 año de trigo/soja de segunda y 1 año de maíz. Si bien el cultivo de sorgo aumenta su participación en la superficie, sólo representa el 1%, por ello no formó parte de la rotación.
Se obtuvo una disminución del COS del 7,84% del valor inicial (Figura 2). En la Figura 3 se representa la pérdida de productividad del cultivo de soja. La pérdida acumulada resultó igual a 3,06 Mg COS ha-1 y 705,4 kg ha-1 de soja.

Figura 2: 
Evolución del COS según modelo AMG.


Figura 3: 
Pérdida de rendimiento de soja proyectada según modelo Bacigaluppo S, 2006. 
En la Tabla 1 se resume la pérdida económica por hectárea y total del área relacionada a las etapas de producción, industrialización y del Estado por menor recaudación en concepto de derechos de exportación. La superficie media proyectada del área es de 790.104 has. Considerando la pérdida total acumulada de 248,69 U$S ha-1, (equivalente a una pérdida media de 24,87 U$S ha-1 año-1) para una tasa de actualización del 3,5%, y la pérdida acumulada de COS de 3,06 Mg ha-1, se obtuvo 81,3 U$S Mg COS-1. La pérdida acumulada del Estado debido sólo a la menor recaudación en concepto de derechos de exportación alcanza los 72,72 U$S ha-1 y totaliza 57.456.363 U$S para la superficie analizada y para una tasa de actualización del 3,5%. En la Tabla 2 se presenta un listado de obras públicas llevadas a cabo por el Estado y su costo de realización y la pérdida de proyectos equivalentes. Se tomó como tipo de cambio 4,15 $ U$S-1 (Cotización Dólar, 2011).
Tabla 1: Pérdida económica acumulada 2010-2020 por etapa de la cadena agroindustrial según tasa de actualización (1).
(1) Se calculó en base a las siguientes retenciones: soja: 35%; aceite y harina de soja: 32%; biodiesel: 14%.
Tabla 2: Pérdida del Estado relacionada a proyectos nacionales.
 
Fuente: Secretaría de Obras Públicas.

Estas pérdidas sociales derivan solo de la superficie analizada, que no llega a representar 3% de la superficie país cultivada con soja, maíz, trigo, sorgo y girasol, de aproximadamente 30 mill. has. Por lo tanto, la pérdida económica del Estado equivale a varios km de autopista, viviendas y escuelas, ya que la soja, de bajo aporte de rastrojo y rápida mineralización, representa más de la mitad de la superficie país con cultivos agrícolas.

La disminución de COS también genera un costo social relacionado al cambio climático derivado de la emisión de C equivalente a 154,07 U$S ha-1 y 50,38 U$S Mg COS.-1 para una tasa de actualización del 3,5%, mientras que es igual a 125,75 U$S ha- y 41,12 U$S Mg COS.-1 para la tasa del 10%. A diferencia de lo encontrado por Sparling et al. (2006) trabajando con C y N, en este estudio el valor económico del COS derivado de la disminución de productividad es mayor a su valor hipotético en el mercado de C.
Simultáneamente con la pérdida de productividad por disminución de MO se emite C, ambos costos deberían sumarse. Los valores ascenderían a 131,7 U$S Mg Cos-1 y a 402,8 U$S ha-1 (acumulado) a una tasa del 3,5%. Al evaluar la eficiencia y contribución económica del sistema agrícola, el enfoque tradicional no considera las interacciones entre producción, recursos medioambientales y bienestar social; presupone que el dueño del recurso elige el nivel de uso que le resulta más rentable en función de su tasa de descuento. Este nivel óptimo individual puede no coincidir con el nivel óptimo social, comportamiento que en la práctica ha deteriorado el recurso.
La alta proporción de tierra trabajada por productores que no son propietarios del recurso y la corta duración de los contratos de arrendamiento representan un obstáculo para revertir el escenario hacia una mayor proporción de cultivos que aporten mayor cantidad de rastrojos.


CONCLUSIÓN

Los sectores más afectados por la degradación del suelo bajo el actual sistema productivo son la producción primaria y el Estado, por menor recaudación en concepto de derechos de exportación, absorben el 57,1 y 29,2% de la pérdida total, respectivamente. Las pérdidas de producción primaria, agroindustrial y Estado determinaron un costo de 81,3 U$S Mg COS-1y el equivalente CO2 emitido, cotizado en el mercado de C, fue de 50,38 U$S Mg COS.-1 para una tasa de actualización del 3,5%.
La creación de consciencia del deterioro del suelo se ve dificultada en un escenario de aumento de rendimiento de los cultivos; sin embrago, en ese aumento crece un costo oculto de producción y social.
La información producida puede ser utilizada como herramienta de gestión para planificar el uso sustentable del recurso incorporando el impacto económico de la evolución de la calidad del suelo en el resultado económico de la empresa y del país en su conjunto.

AGRADECIMIENTOS
Al Dr. Adrian Andriulo (INTA Pergamino) por su colaboración en la proyección del COS y al Lic. Gustavo López (Fundación Producir Conservando) por aportar los datos de producción.

BIBLIOGRAFÍA
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Autor/esCordone, Graciela
Santa Fe
Ing. Agrónomo