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23 de abril de 2018

Restricción nutricional de bovinos para carne durante el otoño-invierno: una práctica habitual que no siempre se hace bien.

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Introducción
Es común escuchar que una vaca durante el período de restricción nutricional de otoño-invierno (2° tercio de la gestación) puede perder entre el 15 al 20% de su peso vivo (PV), sin  que se vea afectado ningún parámetro, ni en la vaca ni en el futuro ternero. Sin embargo, esa pérdida de peso provoca varios problemas reproductivos (partos distócicos, atraso en volver a quedar preñada, menor producción de leche, etc.) y productivos (terneros de menor peso al nacer y al destete, menor desarrollo de los huesos –terneros de menor tamaño-, bajas ganancias de peso, etc.). 
Efectos de la alimentación de la vaca gestante sobre el comportamiento productivo del ternero
1. El número de “fibras musculares” y de “células o adipocitos grasos” (veteado o grasa intermuscular) se determinan durante el desarrollo del feto. Posterior al  nacimiento NO  se  incrementan ni las fibras ni los adipocitos.
2. Entre el 2° y el 8° mes de gestación se forman  la mayoría de las fibras musculares.
3. Las células grasas o adipocitos se forman a la mitad de la gestación.
4. Un adecuado aporte de proteína (forrajes frescos o concentrados) durante  toda  la  gestación, en especial en último tercio, mejora el desarrollo muscular y graso. 
En varios trabajos realizados durante las décadas del 70 al 90 se comprobó que la restricción proteica y energética, durante el 2° tercio de la gestación, reduce el estado corporal al parto y un menor peso del ternero al nacer (5 al 15%) respecto a una vaca que no sufrió ninguna restricción alimentaria o que la misma fue adecuada.  
Incluso, si un ternero de menos de 3 meses de edad (al pie de la vaca) no recibe la cantidad y calidad de leche necesaria de la madre, porqué ella está sufriendo una inadecuada restricción, nunca compensará su peso perdido aunque posteriormente mejore su alimentación. 
Por todo ello, es muy importante hacer una adecuada restricción nutricional a las vacas en el 2° tercio de la gestación, que generalmente coincide con el otoño-invierno, para garantizar un desarrollo apropiado del feto. Y en la medida que ese ternero reciba una adecuada alimentación energética-proteica durante su crecimiento y terminación, se logrará una mejor respuesta productiva (mayor ganancia de peso y engrasamiento) y, también, mayor calidad de carne.                 .                        
Requerimientos nutricionales de una vaca antes y después del destete
Es sabido que cuando a una vaca se le saca el ternero (destete) sus requerimientos se reducen significativamente. En la tabla 1 se presentan los requerimientos de una vaca seca en la mitad de la gestación (sin ternero) respecto a una vaca con un ternero al pie de 3 a 4 meses de edad. 
Tabla 1: Requerimientos de una vaca de 400-450 kg de peso vivo en el 2° tercio de la    gestación (sin ternero) respecto a una vaca con un ternero al pie de 3 a 4 meses de edad.
Categoría
Consumo de materia seca
(kg/día)
Consumo de proteína bruta (kg/día)
Consumo de Energía Metabolizable
(Mcal EM/día)
Consumo de Calcio
(g/día)
Consumo de Fósforo
(g/día)
Consumo de Magnesio
(g/día)
Vaca seca sin ternero a mitad de gestación

9,5 kg/d

1,05 kg/d

21,8 Mcal/d

31 g/d

56 g/d

20g/d
Vaca con ternero al pie de 3 a 4 meses de edad

14,7 kg/d

1,6 kg/d

38,6 Mcal/d

73 g/d

106 g/d

40g/d
Diferencia
+ 55%
+52%
+77%
+135%
+89%
+100%
Para cubrir los requerimientos citados en la Tabla 1, una vaca de cría en el 2° tercio de gestación (sin ternero al pie) debe consumir un forraje que tenga entre 10 a 11% de proteína y 64 a 65% de digestibilidad (sobre base seca). Mientras que esa misma vaca con ternero al pie de 3 a 4 meses de edad, debe consumir un forraje de mayor calidad (11 a 12% de proteína y 70 a 72% de digestibilidad). 
Una práctica habitual, durante el período de restricción alimentaria, es llevar a las vacas con gestación media y sin ternero al pie a potreros con forraje de muy baja calidad, como pueden ser los rastrojos de cosecha fina (trigo, avena o cebada) o de gruesa (maíz o sorgo granífero), incluso a sorgos forrajeros o maíces diferidos. Con cualquiera de estos forrajes (rastrojos o diferidos) la calidad es muy mala, 2 a 6% de proteína bruta y 45 a 55% de digestibilidad. Con ninguno de estos forrajes secos se cubren ni el 50% de los requerimientos proteicos y menos energéticos de una vaca con gestación media y sin ternero (Foto 1).
Foto 1: Vacas con ternero al pie en restricción nutricional sobre rastrojo de maíz
Bajo condiciones de mala alimentación, el animal busca movilizar proteína (nitrógeno) de su cuerpo, degradando tejidos interno (que sostienen al hígado, riñón, vísceras, etc.), y la piel para cubrir sus requerimientos proteicos pero esta movilización tiene un límite, posterior a ello la vaca resiente su estado corporal, aunque mejore la alimentación.                  
En otras palabras, cuando el período de restricción alimenticia, especialmente proteica, es por un período corto (45-60 días) el animal utiliza el nitrógeno (proteína) que degrada de los tejidos para ser utilizado en todo el metabolismo. Si posterior a esta restricción el animal recibe una adecuada alimentación recupera el 100% del peso perdido. Este comportamiento fisiológico ocurre en todas las categorías. 
Mientras que, si la restricción es por un período mayor (+ 60 días) aunque posterior a ella el animal coma muy bien recupera entre el 70 al 80% del peso perdido, o menos, dependiendo de la categoría y la intensidad de la restricción. Esto se debe porque el animal debió degradar “músculo” para generar proteína que no ingresó por la boca. 
Efectos sobre el feto y el ternero 
La restricción nutricional durante la gestación provoca una caída en la condición corporal de los vientres bovinos. Este fenómeno se ha estudiado muy bien en relación al impacto sobre la preñez subsiguiente, pero en mucha menor medida en relación a posibles efectos sobre la productividad del ternero recién nacido o en estado fetal.  
La restricción fetal podría afectar el potencial productivo, incrementar la aparición de enfermedades y la mortalidad perinatal. Además, causar la disfunción de órganos esenciales, disminuir el crecimiento postnatal, e incrementar la deposición de grasa y el diámetro de las fibras musculares alterando la “calidad de la carne”.  
En un ensayo realizado en la Chacra Experimental Integrada Manantiales MAA-INTA (Chascomús, Buenos Aires), se utilizaron 110 vacas multíparas de raza Angus preñadas por inseminación en noviembre de 6,8±2,2 años de edad, 445±43 kg de peso vivo  y 3,1±0,45 de estado corporal (al inicio del ensayo), divididas en 2 grupos homogéneos. 
A cada grupo le asignó un nivel nutricional diferente hasta el parto: 
• Alto: 7,49 kg de MS/vaca/día
• Bajo: 4,75 kg de MS/vaca/día. 
Después del parto ambos grupos recibieron el mismo nivel nutricional. La dieta estuvo compuesta en un 78% por verdeo de avena en pastoreo directo y un 22% por silaje de maíz suministrado en bateas una vez al día. La calidad nutricional de la dieta fue: 
• Materia seca (MS): 24,2%, 
• Digestibilidad in vitro de la MS: 68,6%, 
• Proteína bruta: 10%, 
• Fibra detergente neutro: 51,4%, 
• Fibra detergente ácida: 25,8 %
• Energía Metabolizable: 2,5 Mcal EM/kg MS. 
En las vacas se determinó el peso vivo y el estado corporal (escala 1 a 5) al inicio del ensayo, al parto y al destete. En los terneros se determinó el peso al nacimiento (agosto), a los 75 días de vida de nacidos y al destete (marzo) (Cuadro 1).
Cuadro 1. Evolución del estado corporal de las vacas y peso vivo de los terneros.
Nivel nutricional                                                  Alto                 Bajo         Diferencia (%)
Estado Corporal inicial                                         3,06              3,05               -0,3
Estado Corporal al parto                                       3,30             2,67             -19,0
Estado Corporal al destete                                    2,66            2,54               -4,5
Peso vivo (PV) de las vacas al parto              445±52 kg     386±47 kg   - 13,2
Pérdida de peso (inicio restricción-parto)             0,0 kg          59 kg
Peso al nacer                                                    32,0 kg          30,3 kg           -5,3
Peso vivo (PV) 75 días e nacidos                      89,1 kg         82,9kg          -6,2
Ganancia Diaria de Peso                                      0,761            0,702             -7,7
Peso Vivo (PV) 180 días al destete                  158,7 kg       148,0 kg         -6,7
Ganancia Diaria de Peso                                      0,656            0,627             -4,4
En este ensayo se observó que la restricción alimentaria en las vacas al 50% de los requerimientos generó terneros que pesaron casi 2 kg menos al nacimiento, menores ganancias de peso durante la lactancia y casi 11 kg menos de peso al destete comparado con las vacas que fueron alimentadas al 100% de sus requerimientos.
En el Establecimiento “La Tachuela” de Fortín Olavarría (Buenos Aires) se realizó una experiencia a cargo de los Ings. Agrs. García Romano, E; Ravera, A, Stritzler, N y Rabotnikof, C, M, donde se evaluó el engorde “compensatorio” de vaquillonas a corral luego de un período de restricción. 
En este ensayo se utilizaron 40 vaquillonas Angus distribuidos en 2 tratamientos (T1 con y T2 sin restricción). El peso promedio inicial y final fue de 220,8 y 318.4 kg PV/vaquillona (T1) y 219,7 y 329,2 kg PV/vaquillona (T2). El ensayo duró 142 días (24/06 al 13/11/14). 
El T1 tuvo una restricción de 63 días (24/06 al 26/08/14), y recibió durante ella el 70% de la dieta, en tanto en los 79 días restantes recibió el 100% de la dieta (a voluntad). Mientras que el T2 (sin restricción) durante todo el tiempo (142 días) recibió el 100% de la dieta (a voluntad).  La dieta estaba conformada por: 65% de grano de maíz, 25% de silaje de maíz y 10% de núcleo proteínico-vitamínico-mineral.
La producción de carne y la ganancia diaria de peso promedio del T1 (durante la restricción) fue de 32,4 kg/vaq. y 0,514 kg/vaq./día, respectivamente. En tanto la producción de carne y la ganancia diaria promedio del T2 (sin restricción) para el mismo período (63 días) fue de 48,4 kg/vaq. y 0,768 kg/vaq./día, respectivamente. En otras palabras el T2, que siempre consumió a voluntad la dieta, tuvo una mayor ganancia y producción de carne que T1 (16 kg/vaq. y 0,253 kg/vaq./día, respectivamente). 
En la segunda etapa (79 días restantes) ambos tratamientos consumieron el 100% de la dieta (a voluntad). En esta etapa, se observó un “engorde compensatorio” del T1. La producción de carne y ganancia de peso promedio, al final del ensayo, fue de 97,65 kg/vaq. y 0,688 kg/vaq/día, para el T1 y 109,5 kg/vaq. y 0,77 kg/vaq./día para el T2, es decir, este último tratamiento (sin restricción) tuvo un 12% mayor producción de carne a lo largo de todo el ensayo (142 días).  
Características de una adecuada restricción nutricional de otoño-invierno
Para alcanzar una adecuada restricción alimentaria y no afectar ni aspectos reproductivos ni productivos se debe garantizar:
• Vaca de cría (2° tercio de preñez) sin ternero al pie: El peso inicial debe ser similar al final de la restricción, es decir, que si la vaca tenía un peso de ±400 kg PV al inicio de la restricción al final de la misma alcance el mismo peso o  ligeramente inferior (menor del 10%).
• Terneros/as de destete (160 a 250 kg PV): Debe ganar más de 300 gramos diarios durante el período de restricción, caso contrario se afectaría, entre otras cosas, la hormona de crecimiento y  en esa situación los terneros reducirían su ritmo de crecimiento y el desarrollo óseo (típico de los terneros cola). Si bien estos terneros se engordarán igual nunca alcanzarán el tamaño corporal de sus compañeros de parición cuyas madres tuvieron una restricción adecuada.
• Novillitos y vaquillonas (mayor de 250 kg PV): Las ganancias deberían ser superiores de los 200 gramos diarios para tener un buen comportamiento productivo (altas ganancias de peso) cuando mejore la alimentación. 
Para lograr estas ganancias de peso, durante la restricción alimenticia, la cantidad y calidad de los alimentos deberán estar acordes de las demandas de las diferentes categorías.
En todos los casos, los kilos de carne perdidos durante la restricción se recuperan el 100% (crecimiento compensatorio) si la restricción no sólo fue en los niveles recién citados sino que, además, no se extendió por más de 60 días. En cambio, cuando se extiende por más tiempo la recuperación del peso nunca llega al 100% respecto de animales que no fueron restringidos, aunque las ganancias durante la restricción estén en los valores citados.
Conclusión
Cuando no se hace una adecuada restricción alimentaria (en tiempo y ganancias de peso) se moviliza una mayor proporción de tejidos internos y músculo que lo apropiado. Esto ocasiona problemas reproductivos y productivos muy serios, afectando no sólo el próximo servicio y parición sino también, el desarrollo del feto y del futuro ternero, similar a lo que ocurre con los llamados “terneros cola”. 
De una adecuada restricción nutricional a la vaca (2° tercio de gestación) dependerá el resultado productivo y económico de sistema de cría. Del dinero que parece ahorrarse en un primer momento (etapa de restricción) después resultará muy costo para el ganadero, en término de dinero y tiempo.
BIBLIOGRAFÍAS CONSULTADAS
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